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Inicio / Cuenteros Locales / lithium / La marcha de las rosas fúnebres.

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cambiando el medicamento de la señora envuelta en telarañas, la máscara de fuerza retenía las venas asesinas.
ladrando en el árbol de las pesadillas..., chocando con los relámpagos de la ciudad de orO.

la ventana que abrió el conductor, encimó las estrellas con las margaritas... a toda velocidad por el desierto de los condenados. las pisadas en el piano, secaban la noche con la melodía de las lágrimas. una sonrisa proclamada desde lo bajo, desde el ataque cardiaco.
zodiacos y perdidos en la travesía de la mirada perturbada. el pasto y su aliento cautivaban el aire del vehículo funeral. polarizado con lentejuelas afiladas. un poco de grito con la dosis espiral.., jadeos de dos, con la luna de altavoz.

la marea de sal y arena, escondía los cuerpos con la música de sus recuerdos. células que podrían haberse quedado dormidas. fáciles, circulares.., tomadas por la cantina y sus luces. el fondo comenzó a escuchar su efecto, oscuro con medio sol sudoroso, espolvoreando de neblina la autopista.
las manos que chillaron con la curva peligrosa abrieron su boca y dejaron salir el suspiro de sus muertes.
en la oscuridad
en la oscuridad
en la oscuridad

toda su vida, silenciando la habitación escarlata, las heridas en su mente sanaban la locura con su espejo incompleto. el vestido que alumbró sus ticks, tiró la copa de vino en su corazón.., tatuando la final memoria en el viento de las neumáticos.
la botella que acariciaba los días del vagabundo, orgasmeaba con la venganza su invalidez. disfrazado de cicatrices con pupilas lentes demasiado negras. los cuatro dedos de su mano derecha, quemaban su seducción con los mortales del coche.
una vuelta, dos vueltas, tres vueltas... y media...
una.... dos... tres... shhh
shhh.

las manecillas ensangrentadas detuvieron el tiempo en la vestimenta nupcial del copiloto. justo arriba de sus pies.. justo arriba de sus pies. los alacranes devoraban los residuos de anillos de metal.
ella pudo volar
el pudo volar.
navegando hacia las estrellas..., con el empujón de las señales al final del camino. fusionados con el calOr de las constelaciones, su fotografía quedó impregnada en la noche septentrional.

la dulzura en las inscripciones de la lápida, soltaba un perfume a magnolias. bañada y accidentada. sin hojas. musculosa y cambiada de piel, escuchaba el sermón de su entierro.
la mano esquelética que raspó su cubierta de polen, escuchó con ella también.
poco pulverizados, apagaron las llaves de sus labios con el silencio de las ramas brotando en sus 7:00 mañanas.
abrazaron el recuerdo de las mil horas antes de subir en su ataúd. guardaron momento, y despidieron el vaho que unió sus vidas en la barra de contención.

Acepto.

Acepto.

Texto agregado el 06-11-2006, y leído por 69 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
06-11-2006 Un monologo que tiene muchas vertientes, pareciera que el texto pertenece a un texto más grande, o pareciera que se le podría dar un poquito más de caos, esto sólo para reforzar la idea del matrimonio-muerte. madrobyo
 
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