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Anoche dormí a tu lado




Anoche, mientras dormía, puse mi mano en tu espalda.
Tome sin que lo sintieras el calor de tu piel dormida.
Mi mano, tu piel, calor, deseo.
Cosas que desbordan mis sentidos.
Los jacarandas… radiantes, naciendo, como siempre para Noviembre, entre diagonales y frentes solidarios con anchas veredas.
La Plata vive, florece. Renace con los árboles, tiene ese encanto de ciudad y pueblo.
Aún esta fresca en mi memoria la tarde, la primera de verano, en que te traje a casa, vi en tus ojos cierto brillo de asombro ante la postal.
Me sonrío, te pienso y me sonrío.
Me pregunto, ¿Porque tu ausencia?, si aún miro tus ojos, ¿porque tu ausencia?, si aún escucho tu vos, tu saludo, tus silencios.
Aún la plaza trae tus pasos, lentos, como descuidadamente distraídos, hasta mí.
El agujero del subte de Plaza Miserere esta pronto a devorarte, no sucede.
Tus pasos cambian el recorrido, te acercan, te miro, te beso…
Todo con la tranquilidad de saber que ese conjunto de cosas siempre fue nuestro, siempre estuvo, siempre.
Aunque sabíamos que, ese era el comienzo. Todo fue como hacia siglos era. Nosotros, juntos, desordenadamente juntos, amándonos antes de conocernos.
El té me supo a una conjunción de aromas plagados de todos los sentidos.
Te sentía cerca, mi boca reclamaba un beso. Tu boca, deseaba mi beso.
Nuestras miradas fueron el sencillo contacto de lo divino, nos sentimos uno, en el primer encuentro.
Deje que mis ojos color miel te acaricien, tratando que no lo notaras, deje que mi mano te rozara descuidadamente al tomar mi taza de té, al poner el azúcar.
Sentí vergüenza. Pánico, dolor por no atreverme a más.
Paso tiempo ya de todo eso.
Hoy espero un avión que me llevara a tus brazos. Falta tan poco…
Llevo flores del jacarandá que esta en la puerta de la casa que fue tu última morada en el país.
Llevo una foto grande de los gorriones y los horneros de la terracita.
Me encargo de transportar aromas de nosotros, cuando éramos uno.
Me llevo en la mochila muchas cosas, hasta un poco de olvido.
¿Que, para que? Pues mírame, cuando lo hagas lo entenderás.
Llevo una taza verde y un saquito de mate cocido, sin azúcar, podes no quererla aún, no lo se.
Llevo un té de los que a mi me gustan.
Unos malvaviscos, pastillitas de goma, alfajores de Habana, café de Bonafide.
Llevo fotos del Chevallier, del restaurante Gran Plaza.
Y También entre esas cosas, una foto, más que importante del lugar de los encuentros, y la vos de la empleada grabada para que tu recuerdo retome momentos y rías entre mis brazos. _“Café, té, mate, pida señorita.”_
-"Hidráulico no señor, hidro, querrá, decir..."_
Cuando nos pongamos a revisar el bolso, encontraremos la primera carta, el primer desayuno y el primer beso virtual que nos dimos.
Sentiremos que los pies están placidamente tibios al mirar la foto del ”piso calentito”.
La isla, las flores, la cascada y lo más bello, el trebolar, que de puro caprichoso en este tiempo, no tapo las huellas de nuestro peso sobre su mullido follaje.
Me acorde de poner entre las cosas la vela perfumada que llevaste el día del encuentro en el hotel.
El corazón del llavero, la pulsera y el dije del delfín. _“Símbolo de la fidelidad, mi amor.”_ Fueron tus palabras.
También puse la copia del diploma, tuyo y mío, de Junín.
Y un CD con los mensajes de vos que me regalabas cada día, solo que los míos no los tengo, deberé revisar en los envíos de mi maquina, seguro en algún lugar del disco rígido se encuentran mis palabras.
Pero ya no importan amado mío, volveré a repetirlas para vos.
Aunque pensándolo mejor, llevare el disco completo en este viaje, más esas cosillas sueltas que antes mencione.
También viajara Archibaldo, y todos los cuentos que me regalaste.
Ardo de ansias de abrazarte, del beso escondido y las miradas.
De escucharte decir, _”Venga, venga, amada mía, por fin no hay distancias este día.”_
Pararemos el mundo un instante y ante quietos testigos nuestro beso, será corolario del encuentro, en una terminal o aeropuerto.
Llenaremos la casa de alegría, de risas y disfrutes estos días. Y el mar arrullara con sus embrujos de aguas ruidosas, la estadía.
No pienso en el regreso, solo vivo.
Merecemos amarnos nuevamente, no importa amado que a escondidas, merecemos amarnos, merecemos olvido, no importa amor la despedida.

Latidos®
03-11-06

Texto agregado el 03-11-2006, y leído por 166 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
18-04-2007 Hermoso raconto de recuerdos.laniado laniado
03-11-2006 Poético relato que muestra gran sensibilidad adornada con buena pluma. Felicitaciones y un saludo cordial. sorin
 
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