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Chueco, ladeado


Salí del ascensor medio ahogado, quién me mandó a comprar oficina en el piso 28, me las di de choro, el que está más arriba es el mejor, pero que estúpido fuí, si soy claustrofóbico y además cada ves que me acerco al amplio ventanal de mi estupendo despacho personal me dan retorsijones en la guata, como que me angustio; o sea que además de sufrir en el maldito ascensor me aterra la faustuosa vista en mi ventanal, por la cresta si estoy todo arrinconado en mi tremenda oficina, es como una jaula de oro. – y se sentó en su escritorio como todos los días mi querido Felipe, tan hábil para los negocios que salió, como su abuelo y no quiero ser auto referente, solo que mi hijo salio farrero y las habilidades para los negocios le hicieron el quite y este cabro las heredó, fue como un salto generacional, por lo menos no se desperdiciaron.
- Don Felipe, lo llama don Fernando por la 2 – balbuceo el citófono
-¿Aló, Fernando?, si compadre ya tengo todo resuelto, estoy barajando las posibilidades, tu quédate tranquilo, te llamo en un par de horas con la solución, noooo hombre no te preocupes, si sé que estamos en el plazo, deja todo en mis manos. – y diciendo esto colgó el teléfono, estaba mintiendo, no tenía nada resuelto, mi nieto emite un tono muy particular cuando miente, es casi imperceptible, pero como yo estoy con el todos los días, lo noto.
En que lío me había metido, con mi socio estábamos planificando un negocio inmobiliario a orillas del mar, estaba todo bien hasta que la municipalidad prohibió construir en altura. El terreno, que estaba en pendiente, resistía en su parte más alta una construcción de hasta 20 pisos y la municipalidad quería hasta 5, pero que negocio era ese, si la vista es primordial, estábamos a punto de perder el contrato y todo por la culpa de ese rechoncho del alcalde. Con mis dos manos refregando mi cara comencé a sentir un impulso, me paré, no sabía que hacer, caminé al ventanal, quizás ahí estaba la solución, me apoyé en el vidrio sintiéndome miserable por no lograr con la solución, por haber comprado esa tremenda oficina que no disfrutaba para nada y que además me tenía acogotado económicamente y no pude más, me di vuelta para evitar el pavor que me provocaba la altura y lo vi directamnete frente a mi.
-Ignacia, venga por favor - dijo a viva voz mientras me miraba fija y seriamente.
- ¿Si don Felipe?
- Le he dicho que cuando hagan el aseo dejen las cosas ordenadas, mire ese cuadro, es el retrato de mi abuelo, es muy importante para mí, está todo chueco, ladeado – y apenas terminó esa frase enmudeció, estaba como en trance – chueco, ladeado – repitió en voz baja y lentamente sin darle importancia a Ignacia que lo miraba atónita.
-Chueco, ladeado- me dije a media voz– ¡eso es! - exclamé.
Y así fue como mi nieto construyó el primer edificio moderno en pendiente, lo que le produjo grandes ganancias y todo gracias mí, nieto de tigre el hombre.


Me interesa tu opinión, deja tu comentario. Gracias.


Texto agregado el 12-10-2006, y leído por 193 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
23-01-2007 muy bueno, muy creativo.***** lagunita
06-11-2006 Es un texto creativo donde mezclas los timepos verbales y hacer una secuencia del pensmiento en forma ràpida y nos mete en el personaje, tan bien que nos hace olvidar algunos detalles ortogràficos. Muy bien! doctora
03-11-2006 Me gusta la superposición de monólogos, es ingenioso y ágil. krasna
 
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