Sentado frente al televisor, es la mejor anestesia para no obligarme a afrontar los problemas. Aun así no conseguía hacer dormitar mi mente que parecía un intermitente pasando del aletargamiento, gracias al estúpido programa de televisión, al cubo de rubic que tenía en mi cabeza.
Intentaba caer en el sopor total, ayudado por un porro "cebolla" preparado para la ocasión, con mucho cariño y mucho hachis.
Unos golpes en la puerta impidieron que entrara en trance total. Asustado por el presentimiento de quien podía ser, me dirigí de mala gana hacia la puerta, abrí y efectivamente, era mi Sentido Común.
Otra vez aquí. No te he llamado. Es que no podrías ser un sentido común un poco menos pesado
He pensado en hacerte una visitita viendo el mogollón que tienes en el bolo. Además, no se de que te quejas, hace mucho que no me paso por aquí. Claro, así te va. Lo que necesitas es que te abra los ojos, que me hagas caso y que encamines tus pasos hacia la salida del hoyo.
¿Sabes lo que eres tú? Un simple resumen de las estadísticas de todos los hechos que han pasado.
No es una mala definición, pero lo importante es que pocas veces me equivoco.
Solo tienes en cuenta lo lógico, eres una media de lo sucedido, de la experiencia, de la repetición de acciones y sus consecuencias. Eres lo contrario de original, la verdad Sentido Común es que eres un verdadero coñazo.
Es posible, pero soy el método que te hace falta para superar la crisis. Déjame entrar y hablaremos de todo ésto.
Lo que me gustaría es ser como un gato. El gato lo oye todo, lo huele, con sus ojos como faros ve en la oscuridad. Incluso cuando sueña, consigue distinguir lo colores. Por eso el Sentido Común que hizo a los gatos les dotó de la indiferencia.
Menos mal que he venido. Creo que necesitabas una charla conmigo urgente.
No, hoy no. Hoy te quedas en el descansillo.
No. Tenemos que hablar ya.
Pues vuelve otro día. Cuando venga el de Círculo de Lectores que es otro pesado. Hoy voy a ver un programa estúpido que echan en la tele y a hipnotizarme en la nada. ADIOS.