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Inicio / Cuenteros Locales / La_columna / Educación: Niveles - Niveles - Niveles (Escribe GRAJU para La Columna de los días lunes)

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EDUCACIÓN:
NIVELES – NIVELES – NIVELES


La utopía de una educación óptima pasa necesariamente por el trabajo de los niveles.

Hay niveles en las materias. No tiene el mismo nivel de explicación y de aprendizaje MATEMÁTICAS que GEOGRAFÍA, HISTORIA, que LENGUA, etc.

Cada curso es un nivel de aprendizaje.

Hay profesores de educación primaria, secundaria y universitaria y dentro de cada grupo hay niveles de capacitación.

Los alumnos tienen distintos niveles de capacidades de adaptación a las distintas materias.


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Las naciones invierten más en el desarrollo de programas industriales, comerciales y tecnológicos que en el cultivo de la materia prima que puede generar mayor bienestar a sus sociedades: las mentes de las nuevas generaciones.

Existen niveles en los distintos países respecto al interés y dedicación a la enseñanza.

Todas las naciones disponen de esa materia prima en proporción al número de habitantes, pero, ¿está suficientemente estimada o están sujetas a rémoras atávicas como la cultura, la religión, el temor a verse desbordados por jóvenes más y mejor preparados viendo peligrar sus trabajos, la economía disponible para educación, las enseñanzas que demanda la sociedad según el momento histórico…?

¿Quién es más necesario a la sociedad, el médico, el ingeniero, el político, el arquitecto o el maestro? ¿Están igualmente remunerados? ¿Son del mismo modo valorados por la sociedad? ¿Cuáles son los parámetros sociales que influyen en su estima?

La mente y el espíritu de nuestros hijos tiene más valor que el uranio o el petróleo, ¿vale la pena invertir en su enriquecimiento? La respuesta es obvia pero no se hace.

Las nuevas generaciones tienen ante sí el reto de romper con la dinámica del consumismo a ultranza cuyo eje es la economía de mercado y esa mal llamada “sociedad del bienestar”, cuyos máximos logros son los materiales: automóviles, casas, chalets o quintas, barcos veleros, yates; lujo y exceso, hijos de valores prototipo que realmente no proporcionan el bienestar prometido, creando una espiral hacia ese eje que embrutece la parte más sensible del ser humano como la emotividad y el sentimiento.

La, cada vez más debilitada, existencia de ambos en esos estratos que lideran actualmente gran parte de la sociedad de consumo, se transmite al resto, debilitando al conjunto y promoviendo la irritabilidad fácil y hasta la violencia.

En una sociedad donde el valor que se dé al reconocimiento de las cualidades ajenas y propias sea mayor que a las posesiones materiales, la utopía de una educación óptima dejaría de serlo para transformarse en un logro.

La formación de los maestros y profesores debería extremarse hasta alcanzar el nivel deseado para el mayor y mejor aprovechamiento de todo ser humano sujeto de aprendizaje, a la par que su reconocimiento social. Ambas tendencias irían de la mano por acción-reacción.

Que la edad del alumnado en cada curso no sea una condición indispensable, pudiendo estimar conveniente que alumnos con menos o más años, pero de semejantes capacidades, formen las aulas.
Los pedagogos deberían estudiar alumno por alumno sus capacidades de aprendizaje para que su educación las aproveche al máximo.

El afán competitivo, innato en el ser humano, no debería ser estímulo prioritario, sino complementario a la labor de equipo.

Actualmente, en un aula cualquiera de educación media, el conjunto de estudiantes tiene tres sectores básicos de calidades de alumnos muy bien definidas: Un pequeño grupo de mayor inteligencia, un grupo numeroso de inteligencia media, y otro, también menor, de menos capacidad intelectual.

Tengo presente a los alumnos que, teniendo capacidades, no sienten la necesidad de desarrollarlas, pero también para ellos habrían aulas especiales con profesores bien preparados para su desarrollo.

Los profesores se esmeran en hacer comprender los temas al tercer grupo, pero el resto demanda mayor fluidez, lo que tiene por consecuencia una educación lenta y unos alumnos, los menos dotados del tipo de inteligencia que requieren los estudios actuales, que sufren la infravaloración ajena y propia, restándoles una fe en sus capacidades que les marcará quizás toda la vida, despreciando cualidades de las que, en muchos casos, adolecen los del primer y segundo grupo.

Mal para quienes esperan a los rezagados y mal para los rezagados mismos, también mal para los profesores.

Estas situaciones generan problemas de adaptación que se transforman en rebeldías, diferencias sociales dentro del aula: los listos-los tontos.

Esto no optimiza los recursos propios de todo el alumnado.

Las materias que se imparten van directas a activar y desarrollar en los estudiantes sus capacidades racionales, las emocionales y sensitivas quedan relegadas, no digamos de las éticas, morales y psicológicas.

La formación debe ser completa en el conjunto de las cualidades humanas. Si así fuera, se darían casos de alumnos del primer grupo con graves falencias en esas otras materias no racionales puras.

El ser humano dedica gran parte de su vida a las relaciones personales y de familia, sin embargo, fuera de lo que pueda aprender en su propia casa y la de otros familiares, no tiene la opción del aprendizaje de materias como la psicología, la moral o la ética desde un punto de vista académico, más completo.

No olvido las habilidades manuales.

Toda enseñanza que suponga autoestima va en beneficio directo de las nuevas generaciones, abundando en una auténtica mejora de las sociedades en general.


NIVELES

Cuentan que los primeros caminos hechos por los hombres fueron marcados por los animales de carga. Burros, caballos y mulos eran los primeros en el pequeño grupo humano que deseaba alcanzar cualquier lugar.

Los dejaban ir delante para que fueran marcando en la tierra la senda más cómoda, la menos peligrosa.

Eso dio paso a los caminos entre montañas que en la edad moderna se transformaron en carreteras. Todavía los desplazamientos eran penosos por tantas curvas y cuestas, con tantos desniveles. Las soluciones fueron las autovías.

Estas allanan montes, ponen puentes que superan valles profundos, ríos y mares: NIVELAN.

Se ha ganado en comodidad y rapidez para alcanzar un destino.

Esto no significa el no reconocimiento de las cualidades de cada ser humano que nos hace distinto a otros, sino el aprovechamiento y valoración de todos para beneficio general.
Propongo la educación por grupos semejantes en características y cualidades, y donde la edad se tomase en segundo lugar.

Que las distintas sociedades fueran exquisitas en la elección de profesores y maestros y que estos fueran élite social por su esmerado conocimiento y pedagogía adquiridos, los cuales pasarían periódicamente exámenes teórico-prácticos y de reciclaje para el mejor desarrollo de su actividad.
La preparación del alumnado teórico-práctica en el conocimiento de la psicología humana, la ética, la moral, la emocional, la sensitiva y de trabajos manuales.

Talleres de práctica real en los temas anteriores.
La solidaridad con los más desfavorecidos en cualquiera de los campos de la enseñanza aquí vertidos.

Equilibrar los niveles en la enseñanza, equilibraría los desniveles sociales en ambos aspectos, el material y el espiritual.


Juan Antonio Torrijo : GRAJU
Valencia, septiembre de 2006


Texto agregado el 11-09-2006, y leído por 425 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
24-10-2006 Excelente columna, Juan. Sólo agraguegaría una frase de Krishnamurti... él dice que "los niños y jóvenes deberían ir a las escuelas por propia iniciativa". Hasta que esto no se logre, el sistema educativo está fallando, sin duda. Una solución sería la que propones, pero la educación está atada fuertemente a intereses que habría que revisar. Enhorabuena, un abrazote. neus_de_juan
13-09-2006 La educación como llave para abrir las puertas de la vida, de una vida definida en valores de igualdad, solidaridad, felicidad... sobre todo en edades tempranas en las que debe primar más la formación y los aprendizajes básicos, que la instrucción en sí. La educación por regla general va a la zaga, y debería ser vanguardia. Por ejemplo, ahora casi todos los pedagogos coinciden que nos hemos pasado de una escuela permisiva que ha hecho a los jóvenes objetos frustrados de un consumismo que a la larga no satisface. Otro ejemplo. Hay psicológos que aconsejan que ante el sindrome postvacacional, sus pacientes se entretengan en ir de compras a los grandes almacenes. Esta sociedad, la nuestra, neoliberal, produce ansiedad, enfermedades de la mente, que podrían remediarse si en las escuelas y en las familias se educara para vivir, para ser, empatizar, y no para presumir, competir, comprar y sobresalir. Y por supuesto, que los adultos corroboráramos estas enseñanzas con nuestro ejemplo. azulada
13-09-2006 Coincido contigo, para mí, la inversión más importante que puede hacer un estado es la de la educación. Cuando se comparan los prespuestos en educación de unos y otros países se ve que van en relación directa con el nivel escolar. Enhorabuena Juan. juanrojo
13-09-2006 Es una hermosa utopía, aunque me parece cada día más lejana. Han habido tantos intentos que se han ido quedando al margen, como las Escuelas Montessori, y todas las nuevas pedagogías que se desarrollaron a partir de la década de los años 20. Un bello proyecto de todos modos. ***** loretopaz
13-09-2006 Mientras la educación, (en el primer mundo), esté en el poder adquisitivo de la sociedad, siempre estaremos en un bajo nivel de educación y cultura, porque no ofrece igualdad de oportunidades con respecto a las capacidades de cada uno, ni en el campo del alumnado, ni en el del profesorado ¿Me siguen? Donde no hay igualdad de oportunidades, hablar de niveles en la educación de un sistema educativo regido por el nivel económico de la sociedad, es lo mismo que hablar del sexo de los ángeles. Enseñemos solamente a leer (gratis), y a escribir a todos, pero a todos, y tendremos personas capaces de cambiar el mundo, y no estoy hablando de política cuando reivindico el derecho ineludible de alfabetizar a los pueblos, y Latinoamérica tiene un buen nivel de analfabetismo. En España también he conocido un mundo analfabeto, de mi misma generación, analfabeto, señoras y señores; y en Portugal, uno de los Estados más antiguos de Europa también, y por qué no, también he leído a muchos que presumen de leer y escribir, pero solamente presumen, y presumir es gratis, aunque alfabetizar todavía cuesta, y no sólo dinero, también es una cuestión de conciencia. maravillas
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