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Una por cada una

—¿Roberto dónde vas?
—Voy al club a jugar un par de briscas con el compadre Anselmo.
—¿Tu compadre? ¡Sale! mentiroso, esos son alcahuetes tuyos, Mira Huevón, que no te vaya a pillar, sé que estás saliendo con otra.
—Alicia, termina con esa cantinela, ya me tienes agotado, me enloquecerás, te juro por Dios, no hay otra mujer.
—¿Y esa quién te la cree?
—Acaba con eso mujer, tus celos me van a enfermar, vengo soportando esto más de veinte años, mejor me voy para no seguir esta tonta discusión.
—¡Oye!
—¡Sí!
—Cuando te vengas de donde la cochina, por lo menos báñate.
—No es cochina, si se baña antes y después de que tiramos.
—¡Maricón de mierda!
—Chao.
—¡Si quieres no vuelvas nunca más!
—Bueno mujer.
—¡Oye, Oye Robert!
—¿Té, cambiaste calzoncillos? Así las putas no dirán que te tengo sin ropa limpia.
—¿Cuáles putas?
—Esas, con las que te vas cada viernes.
—¡Ah. Esas! No, no Alicia, si no son putas, ninguna me cobra nada.

Roberto salió ligerito de su casa, caso contrario su mujer le lanzaría por la cabeza lo que tuviese a mano.
Seis días cada mes, era su cruz, por más que deseara que reinara algún tipo de paz en su hogar no se lograba, así qué, con alguna paciencia esperaba pasaran esos seis días.

—Hola Anselmo ¿Cómo te trata la vida?
—Bien compadre.
—¿Qué tal el fin de semana?
—Compadre, ganamos con la tercera, en la segunda empatamos y la primera ganó. El perico salió mal, le quebraron la pata izquierda con un planchazo.
—¿Compadre, que pasa, lo veo mal?
—La vieja otra vez, le he contado a usted que cada mes durante una semana anda con un genio que no se lo aguanta ni ella misma, veinte años casados, así que calcule compadre, seis días cada mes durante 20 años, hoy me hinchó todo el día.
—Usted se metió en eso ¿Para qué le fue a contar de la aventura que tuvo con la Rita?. Le dije compadrito que no lo hiciera, si la Alicia es entera de celosa y usted, dale con que era bueno decírselo, que la transparencia, que la honestidad. Puras tonteras tuyas Roberto.

—Roberto, ¡Mira! Alicia está afuera, mira para acá, me haré el gil y la llamo para que venga a acompañarnos .
—Vino a ver si estaba contigo viejo. Es costumbre en estos días seguirme, a veces iba hasta a mi trabajo, se paraba en la puerta a esperar que saliese con alguien o a juntarme con alguna mujer, ahora regresará a casa.

—¡Comadre venga!

La mujer le hizo una seña negativa al compadre Anselmo, dio vuelta la cara y regresó por el mismo camino, Roberto espera un par de juegos y comienza a despedirse para regresar a su casa.
Al entrar se va al living, toma el control remoto y hace funcionar el televisor, el mismo que ha mirado en silencio e impasible los dramas de la pareja; la que por alguna extraña razón, nunca lograron engendrar hijos.
Ella se acerca al lugar en donde está su marido y toma asiento a su lado, su rostro ahora es de total armonía.

—Roberto.
—¿Sí?
—Discúlpame una vez más, por favor.
—Está bien mujer, ahora quiero descansar.

Colocó su cabeza en el hombro de Roberto, Alicia lo miró con extravío, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola temblando.

—¿Te preparo un te? ¿Quieres comer algo antes de dormirte? Yo te lo traigo.
—No nada, solo déjame ver la película y me voy a acostar.
—¿Perdóname ya?
—Olvida eso mujer, nos conocemos hace tanto que sabemos que mañana será un nuevo día.
—Si, mañana estaremos mejor, me voy a dormir, me tomaré una aspirina y un somnífero que deseo dormir mucho, me duele terriblemente la cabeza.

Ella besa a su marido en los labios y sale de la sala dejándolo solo, con sus propios fantasmas. Roberto, coloca la cabeza en el respaldo del sofá y cierra los ojos por unos instantes, se para y sale, se prepara un te, vuelve a su sitio, lo toma apaciblemente, piensa en los años que lleva soportando el carácter de Alicia, poco amor queda por ella, pero, su solidaridad con la esposa es mayor que la falta de amor y si un día juró estar a su lado hasta que la muerte los separe, él cumplirá cabalmente.

Poco a poco le va ganando el sueño, piensa que ya ha sido el último día de esta crisis y que mañana va a ser un día de paz y amor. En eso está pensando cuando le pille el sueño, la tibieza del hogar le hace caer en un profundo dormir.

Luego de un tiempo de estar así siente que le hablan, comienza a despertar, al hacerlo abre los ojos, su rostro se ha transformado, del sopor pasa al terror por lo que ve. Su mujer a dos metros.

—Roberto. Todo se paga en esta vida, no después.
—¡Por Dios Alicia! ¿Qué haces con eso?
—Te daré una por cada una de las putas con las que te has acostado y esta es por la Rita.
De la boca negra sale una llama, luego un ruido seco, la bala le perfora un hombro.
—¡Por la puta de la Mabel! El fuego quema el estómago.
—¡Por la Rosa! El plomo muerde la carne, así como la broca de un taladro perfora el acero, así la bala perfora un pulmón.

Ya no siente nada, se ha desmayado, el cuarto balazo rompe su corazón. Nueve balas tenía el cargador de la pistola que Roberto guardaba para defenderse de algún posible asalto, nueve veces su cuerpo fue perforado.

Alicia, parece que despierta, mira el arma, la tira al suelo, un grito sale de su boca, es un alarido de terror por lo hecho, de sus ojos salen gruesas lágrimas, mira a su marido que no respira, le acaricia su cabello ¿Por qué? ¡Dios mío me hiciste hacer esto! Su rostro se ha demacrado, está tan blanco que parece papel, solloza, está estupefacta, no sabe que hacer, a lo único que atina es a sentarse al lado de su Robert, oye a lo lejos una sirena, se levanta, abre la puerta para que entren, se toma la cabeza y llora, sólo llora.

Curiche, sept. 2006

Estimados amigos, valga una aclaración, se trató de un ejercicio de un taller, había que incorporar al texto, el párrafo que está en cursiva, es parte de un cuento de Horacio Quiroga, "el almohadón de plumas"
Gracias





Texto agregado el 08-09-2006, y leído por 452 visitantes. (18 votos)


Lectores Opinan
22-11-2006 Ameno relato, bien logrado. Medeaazul
04-10-2006 Resulta tan veraz como la vida misma. Los celos y el exceso de amor desmedido y mal entendido, llevan a los seres humanos a cometer estos desmanes. Un texto ameno y fácil de leer como todos los tuyos. Noguera
28-09-2006 Me encanta la forma en que le das vida a los personajes. violinyalma
23-09-2006 ME ENKANTO TU KUENTO CURIXE :)++++++++ GEHENA
23-09-2006 Vaya que sin son fatales lo celos, a veces cuando se te clava la espinita, es esta tan dura y filosa que es dificil sacarla, si te la hacen una vez, pensaras que habra otra y otra y otra, no me gusta el pretexto que dan tanto hombres y mujeres respecto a la "debilidad", no me parece suficiente eso, yo no echaria a la borda algo estable por simple aventura, y si la taza se debe romper, pues que se haga antes de poner el cuernofono, la infidelidad no me gusta, me sentiria sucia ejecutandola, mas si engaño a una persona que confia y me ama plenamente, mejor me concentro en lo mio, no en fajes de ocasiòn. Cruda, pero certera situaciòn, los celos son destructivos y sacan del racionamiento a quien enredado en ellos esta, aqui sono el caso de un hombre que apuñalo al taxista que habia llevado a su mujer a la su casa, otro donde una tipa le echo acido a un muchacho en el rostro, espantosos casos, celos u obseciòn, son peligrosos. ••••• esme_ralda
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