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Conmovido, estremecido y comprometido por la propuesta Española de boicotear (perdón, quise decir sabotear, no debo usar palabras de origen anglosajón) los productos, servicios, tendencias culturales, medios masivos, etcétera impuestos por el oprobioso imperialismo estadounidense, me levanté esa mañana con aquel espíritu que creía muerto desde el primero de enero de 1970, cuando se acabó aquella gloriosa década que desde hoy será patrón, guía y paradigma de mi vida. Así que para entrar en onda decidí, mientras me aseaba, escuchar un disco de Los Guaraguao o de Alí Primera. Pero ¡Horror! Mi equipo de sonido es de marca “General Electric”, registrada en los Estados Unidos de América, así que ni me atreví a tocarlo. No escucharía nada. No señor, no violaría mis nuevas (o renovadas, no estoy seguro) convicciones tan temprano. Así que cuando por casualidad, mientras reposaba en el trono, leí en el empaque que el papel higiénico “scott” que tenía disponible pertenece a una compañía transnacional estadounidense, decidí posponer esa burguesa costumbre de utilizar tan innecesario elemento. Total, en los cardonales de Falcón los ilustres guerrilleros de los 60 solo disponían de arena y tunas…. Y yo no iba a ser menos que ellos.

El incidente del papel higiénico me hizo ser más cuidadoso con los productos que uso. De modo que le revisé la etiqueta al jabón y al champú (debo encontrar una palabra castiza para este elemento, aunque como el original “shampoo” proviene de alguna lengua Hindú, quizás no sea oprobioso utilizar esa palabra), encontrándome con que son de otra transnacional estadounidense… así que nada, no me bañaría sino con pura agüïta, mientras conseguía jabón de tierra artesanal en alguna bodega. Y tenía que buscar rápido la solución al dentífrico. Estaba a punto de meterme un caramelo para disimular el mal aliento, pero como solo tenía Halls Mentol-Lyptus, pues me mastique unas hojas de hierbabuena. Eso si, me quedaba pendiente la tarea de revisar en el libro de botánica para corroborar que esa especie no fuese originaria de Inglaterra ni de Estados Unidos, pero por el momento podía pasar.

Al vestirme, aproveché para botar a la basura mis zapatos nike. Lamentablemente, como calzo 45 y ni en Venezuela, ni en Colombia, ni en Malasia, ni en ninguno de los países permitidos se caracterizan por hacer zapatos grandes, pues la mayoría de mis zapatos tienen la etiqueta “made in U.S.A.”, pero ya vería la manera de averigua si en China,o en Albania, en Korea el Norte, Vietnam del Norte, o en algún otro país digno y no pisoteado por el imperialismo, fabricaban zapatos de mi número. Por lo pronto, me puso unas cholas de goma de mi hermano, que aunque me quedan pequeñas, son hechas aquí. Me consolé pensando en que Iris Varela aún usa sus “Tutti Fruti” de 1981, a pesar de que se mete 7 millones de bolívares mensuales, así que decidí que el calzado es algo accesorio en la vida.

Salí para tratar de convencer a mi novia de que se uniese conmigo al saboteo. Aunque yo tengo 55 años y ella 25, nos la llevamos muy bien, entre otras cosas porque compartimos un acendrado gusto por la música de los Beatl…. ¡Anatema! No y no y no! Me autoprohibo volver a escuchar ese subproducto imperial británico! Ya hablaría con ella de ese tema. Bajé corriendo las escaleras (no me gusta usar ascensor de bajada, y disfruto mucho descender esos 25 pisos a toda velocidad) y me apronté a tomar el autobús. La cara de los choferes cuando les preguntaba si el autobús era de fabricación estadounidense o británica para entonces no montarme en el, fue bastante particular. Como ninguno supo darme respuesta, y para no vulnerar mis convicciones, que son lo único que no tiene precio en esta sociedad inhumana y capitalista que ya pronto será derrotada por la gloriosa revolución, pues me fui caminando a casa de Evelyn, que así se llama mi novia. Un momento!!!! Ese nombre es anglosajón!!! Debo además convencerla de que se cambie el nombre por Evarista, si no Faride o Lenina. Estoy seguro que si me comunico con nuestra fracción mayoritaria en la Asamblea Nacional y les comento la relevancia de este tópico, seguro dejan de lado la promulgación de nimiedades aburguesadas como la Ley antisecuetro, y se dedican a estudiar seriamente algo fundamental para el bienestar social de nuestro pueblo, como la ley de cambio de nombres.

La larga caminata a casa de… bueno, llamémosla mi novia, me produjo un dolorón de cabeza terrible. Me paré en la farmacia y le dije al farmaceuta que me diese algo para el dolor de cabeza que no tuviese patente estadounidense ni británica. Con cara perpleja me entregó unas aspirinas “Bayer”, pero un momento... ¿Y eso no es de los alemanes, es decir, nazis? ¿Pero son buenos o malos los alemanes? Si rechazaron unirse a Bush en el ataque al demócrata y popular Saddam Hussein (bueno, creo que entre los Kurdos no es tan popular… debe ser que los Kurdos son imperialistas) es que son buenos, pero… ¿no fueron ellos los que torturaron y mataron a mi abuelo Judeo- Italiano? ¿serán buenos o malos? Diablos, tengo un antepasado Judío!!! Eso si que es terrible, porque como dijo Tarek en su poema (tan modesto él, después dijo que no lo había escrito), los Judíos son los vampiros del pueblo! Ya veré la manera de que nuestra asamblea promulgue otra ley para limpiar los antepasados oprobiosos y reaccionarios. O si no, que rescate alguna Ley antigua… Total, si hace poco nuestro poder ejecutivo tomo decisiones con base en una ley de 1949, no veo porque la Asamblea Nacional no pueda reutilizar una Ley de cuando Fernando VII o algo así, como lo que usaron las Bejarano para que las declarasen blancas peninsulares. Así barro de mis ancestros a mi abuelo Judeo-Italiano, que seguro era contrarrevolucionario y nunca leyó “El Capital”.

Cuando Evelyn-Evarista me abrió la puerta, su belleza me hizo olvidar mi dolor de cabeza… hasta que me di cuenta que llevaba puestos unos Jeans Levi’s a la cadera. ¡Quìtate esa prenda imperialista de inmediato!, le espeté ¡Saboteemosa los yankis! ¡Ponte de inmediato una burca, o al menos una batola guajira!
-Pero bueno, ¿Qué te pasa? ¿el monte estaba verde, o que?
¡Me había olvidado del monte! Se supone que fumar marihuana es un hábito imperialista, pero los camaradas la fumaban en los 60 mientras leían el libro rojo de Mao, y nadie los criticaba… otro aspecto más que tendría que consultar, y rápido….
-Préstame el teléfono, Evarista, le dije.
-¿Cómo me llamaste? ¿Quién es esa tal Evarista? ¿Tu como que me estás montando cachos con una campesina? Porque ese nombre es de campesina, no me lo vas a negar.
- Y apaga ese equipo ¿Es japonés? Si es estadounidense o inglés, deséchalo inmediatamente. ¿Qué estás oyendo? ¿Queen? No! Esos son Británicos, hazme el favor de poner ya a Atahualpa Yupanqui, Victor Jara o alguna cosa decente, no ligada con la globalización ni con la violencia norteamericana!

Evarista me trajo su celular para que llamase, pero no lo pude usar. Tenía línea Telcel, compañía que está ligada al imperialismo yanki a través de Bellsouth, y que además usa la tecnología CDMA, ideada y patentada por los imperialistas yankis.

-Tráeme algo de tomar, amorcito (esto para evitar llamarla Evarista, ya después le explicaría). Hace mucho calor, y no puedo prender el aire acondicionado porque es LG! Eso si, que no sea Coca Cola ni Pepsi Cola ni ninguna bebida ligada al oprobio capitalista, que solo le hace daño al pueblo!

-Si? Y si son tan capitalistas esas bebidas y le hacen daño al pueblo, porque Acosta Carles declaró, entre eructos, que son artículos de primera necesidad y las repartió entre tus camaradas que esperaban afuera de la planta de la Coca Cola en Valencia?

No supe que contestar, así que para no poner en riesgo mis convicciones, decidí regresar a casa, no sin antes advertirle a Evarista que se retirase del curso de Inglés y que comprase los filtros para la diálisis de mi suegra asegurándose de que no estuviesen fabricados en Estados Unidos ni en Inglaterra. Mi vecina pasaba por ahí y me ofreció el aventón, pero su carro es Ford, así que decliné el ofrecimiento, y me calé las 32 cuadras hasta casa bajo el sol a pico de las 12 del mediodía, inspirado por la gran caminata Maoísta.

Llegué al edificio y cuando iba a montarme en el ascensor, recordé que es este un invento estadounidense, y de paso como es de marca “American Crescent” casi me da náusea, así que subí los 25 pisos a pié.

Llegué dispuesto a sentarme en el computador a escribir esta historia, pero me dio temor que el computador o alguno de sus componentes fuese fabricado en los Estados Unidos… ya me estaba volviendo paranoico, hasta que recordé por cual vía me llegó la información del saboteo a los Estados Unidos… nada menos que por internet, invento y patente 100% gringo! Y si al menos la dirección del mail que lo envió hubiese sido a través de cubaweb, o algo así… pero no, era de yahoo, tan yanki como los waffles con jarabe de arce. Y empecé a recordar detalles, como el viaje de Rosinés a Disneyworld, el chequeo médico de Miqui (cuando era revolucionario) en Houston, las cuentas en dólares de Juancito, Luisito, Nicolasito, Cilita e Irisita en Miami, mis deprimentes vacaciones en Cuba, donde por un tubo de dentífrico o una pantaleta usada tuve a mi disposición todas las mujeres –jineteras de ocasión- que quise (como cuando Batista, pues; pero peor)…

Me puse a sopesar cuanto debe mi calidad de vida a los descubrimientos y patentes generados en ese país llamado Estados Unidos de América, versus cuanto debe a la despótica teocracia islámica de nuevo cuño, y decidì que solo merecerìa la pena intentar creer en esos peregrinos boicoteos si la información me llegaba transmitida oralmente la, escrita en corteza de árbol o en papel artesanal, entregada por un chasqui vestido de guayuco y hablando en piaroa o en wayú. Como no fue ese el caso, pues empezaré a asumir el ejemplo de doña Maritza, amiga Española dueña de una agencia de mensajerìa en Madrid, donde contrata sudacas recién escapados de sus paises de origen (incluyendo Venezuela) y les paga ínfimos sueldos de supervivencia, preferibles en todo caso para quienes allí laboran que seguir aguantando la estructura de hambre que nos empeñamos de achacar a nuestros vecinos del norte. Ella, entre línea y línea de cocaína de la buena, me decía que bajo ningún concepto pensaba retirarse del Partido Comunista Español, porque en Europa ser de izquierdas daba caché intelectual. Para eso quedó esa ideología. Así que seguiré re-enviando el correo electrónico del sabotaje a los gringos, y así quedo bien ante mi exigente entorno, incluyendo aquellos que finjo no ver cuando me los tropiezo en Mc Donald’s.

Texto agregado el 20-01-2004, y leído por 721 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
20-07-2004 La redacción es impecable. IsisEraEterna
20-07-2004 Lo que creó es que a ti todo lo que huele a gringo te encanta. Como le pasaba a mis compatriotas comunistas, que alababan las ideas del Ché, enfundados en pantalones Levis. IsisEraEterna
03-03-2004 Trágicamente me senti identificado. Gatoazul
05-02-2004 Esta bueno, menos que que se te pasó y pudiste escribir esto. Lo peor de los americanos no son sus aportaciones a nuestra comodidad, inventaron el teletrabajo Está bueno de leer. Saludos. nomecreona
20-01-2004 que bueno! y yo que creia que ya nadie tenia ese tipo de ideales...Ja ja ja!!! marlalacuentista
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