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II
El tren viajaba entre la estación Monte verde y Róssevir, cunado Ursula recibió un llamada. Era Izzaga;- Dra. Köppen. buenas tardes... Soy el Dr. Mattew Izzaga, le llamo de los laboratorios del centro espacial de Oxville.-Dijo la voz a través del auricular-Que tal, ya esperaba su llamada desde hacia unos días. Kim Cundel me dijo que llamaría por lo de la misión en Europa.-dijo ella-Precisamente para eso le llamo, esperamos que pueda venir a visitarnos el dia 30 de este mes, ¿tendría algún problema?-le respondió la voz- no, esta bien. ¿debo llevar algo?-preguntó ella-Su ID únicamente, ese día se le avisará acerca de las pruebas que se realizarán, y de los exámenes que deberá presentar.
-El tren llegó a Róssevir, Ursula fue llevada con su asiento por un brazo mecánico hasta la puerta del tren, bajó al anden, las puertas del tren se cerraron y éste desapareció rapidamente. Ursula miraba a las personas que caminaban en el andén, todo era simple, sencillo.
No le quedaba mucho tiempo, dentro de unos meses debería de encerrarse en una lata, donde dormiría por un año aproximadamente, y luego viviría un año mas sobre la superficie glacial de un satélite a millones de kilómetros de distancia de la tierra. Luego quizá serian cinco años más ahí, experimentando, explorando, para luego volver, a un planeta que seguramente no será el mismo que habría dejado atrás.
Mientras caminaba hacia su departamento una joven de unos veinte años pasó corriendo a su lado, lloraba desesperadamente. Se detuvo al final de la calle, Ursula se volvió para mirarla, la joven se paró en la orilla de la avenida magnética, mirando hacia arriba subió la reja de seguridad y se arrojó a la via. Hubo un destello y la joven fue arrojada hacia arriba cuando saltó. Calló de nuevo en la banqueta, Ursula corrió hacia ella. Estaba viva, pero inconsciente y muy malherida. No pasó mucho tiempo antes de que un grupo de personas rodearan el cuerpo electrocutado de la joven.
Dos policías llegaron hasta la esquina, sudaban y apenas podían respirar, uno de ellos sacó un arma y apartó a la multitud, el otro pidió una ambulancia por su radio. -Señora apártese del cuerpo- le dijo el policía apuntándole con el arma eléctrica a Ursula quien mostró su ID- sé primeros auxilios, revise- le dio la tarjeta al policía, que la escaneó.- está bien, señora... Köppen- dijo el policía, mirando su aparato-ocúpese de ella mientras llega la ambulancia.
-Ursula miró el rostro de la joven, no lo podía creer, midió su pulso; era apenas perceptible.
Este era el quinto intento se suicidio que veía en tan solo un año, las cosas estaban cada vez peor.
No tardó mucho en llegar la ambulancia, se llevaron a la joven y la multitud curiosa desapareció en un parpadeo. Uno de los policías le di olas gracias y se fue corriendo tras su compañero. Ursula quedó sola, mirando un pequeño charco de sangre que había dejado la joven. Luego continuó su camino.
Su departamento era grande, y tenia una bella vista del parque, en los día de lluvia le gustaba sentarse en la orilla de la ventana y mirar a las personas corriendo de un lado a otro, y a unos más con sus paraguas multicolores, de aquí para allá. Mientras ella disfrutaba una taza de imitación de café.
Pero ese dia no llovía, hacia meses que no llovía, y hacia meses que no miraba por la ventana. Pero ese era un dia especial, había dejado su trabajo temprano, no lo soportaba más. Era su ultima semana de trabajo en los laboratorios, antes de iniciar los exámenes en los laboratorios espaciales.
Miró la ventana, había un grupo de niños jugando con pistolas de luz. Se quedó allí, mirando como daban vueltas, corrían, reían y gritaban. No sabia cuando volvería a ver niños jugando. Ella deseaba un niño, pero ahora era una idea absurda. Fácilmente pasaría diez años fuera de la tierra. Fue a la cocina, oprimió un botón y el cocinero automático le sirvió una taza de café soluble. El café natural había desaparecido con la guerra del agua hacia varios años, pero ella lo recordaba. El café falso era horrible, parecía más bien lodo, era espeso y sin olor. Extrañaba el olor del café, pero en un futuro probablemente extrañaría la taza de café soluble que tomaba ahora.

Texto agregado el 17-08-2006, y leído por 171 visitantes. (0 votos)


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