Señor presidente de los EE.UU., me dirijo a usted porque me han dicho que es el hombre mas poderoso del mundo. Verá tengo nueve años y vivo en Bagdag, hace ya unos cuantos días que mis padres no me dejan salir a jugar a la calle, porque dicen que mi país va a entrar en guerra. Yo la verdad no lo entiendo porque nosotros no somos malos, a veces es cierto que la pandilla y yo hacemos peyas en el colegio, o alguna vez hemos tirado piedras a algún cristal, pero nunca nos metemos en líos. Mis padres trabajan mucho, ¿sabe?, trabajan en un mercado de la ciudad, vendiendo verduras.
Los mayores hablan de que van a caer misiles que destruirán todo, y que van venir muchos soldados de otro país, para sacarnos de casa.
Señor presidente, mi casa no es muy lujosa, ni muy grande, pero a mi me gusta, tengo una habitación para mi solo!, a mis amigos les gusta venir a jugar a mi casa, entre todos! hicimos un carro de madera con el que vamos a correr por las calles!.
Señor presidente, yo no entiendo de política, ni de economía, ni de muchas cosas que oigo a los mayores, pero señor, yo si sé que la guerra no es algo bueno, la verdad es que me da mucho miedo. Yo creo que todos los niños del mundo somos iguales, y no se porqué quieren tirarnos misiles a nosotros, ojalá cuando sea mayor pueda viajar por el mundo, y conocer mas gente y mas niños de otros sitios.

Por favor, usted que es el hombre mas poderoso del mundo, ayúdeme a no tener miedo, seguro que si usted es el hombre mas poderoso, todo el mundo debe respetarle, y si le respetan es porque será el hombre mas bueno también.
Yo le escribo está carta, porque a lo mejor, como estamos tan lejos, no se ha enterado de que alguien quiere llevarnos a una guerra, y que entonces me quedaré sin mi habitación, y sin mi carro, y es posible que sin alguno de mis amigos.

Un abrazo.