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Alguien golpeó la puerta, camino despreocupada hacia ella cuando vio que los muros sangraban, al abrir había una mujer vestida formal con un peinado exuberante y un micrófono que le decía con un tono como cantadito.- “Hemos cometido un grave error, le rogamos disculpar por las molestias ocasionadas, pero en la repartición de vidas le dimos una que no le correspondía......”. Despertó en su cama de seda blanca un poco aturdida del sueño, delicadamente saco su mano fuera y busco su cara entre sus rubios cabellos enmarañados, sus grandes ojos azules se incorporaban lentamente a la luz que inundaba la habitación. Una angustiante sensación la recorría al descubrir que había despertado. Ya comenzaba un nuevo día. Caminó hacia el baño en suite, apoyo sus manos sobre amplio lavamanos, Turnings cobalt blues traído directamente de USA, con una base de grueso cristal y grifería sin perforaciones al muro y se miró en el espejo que tenía enfrente, pero no se encontró, se quitó su badydoll de seda y encajes blancos y admiró sus bellos senos nuevos adquiridos hacía solo un par de semanas en una prestigiosa clínica de Buenos Aires. Luego de su refrescante y restauradora ducha en donde aplicó crema exfoliante facial con microgránulos de damasco y mentol y masaje para el cabello con crema con polipéptido de arginina y lisina para cuidar su tinturación, se puso su ajustada ropa que esta en boga por supuesto, y perfumó su cuello con esa loción que trajo de su último viaje, para sudar rico en el gimnasio. Camino por el amplio y luminoso pasillo de pisos y muros de mármol y tomó las llaves de su New Rav4 4x4 automático de lujo, para comenzar con su agitada vida social. Se sentía satisfecha, además de ser delgada y hermosa, llenaba las expectativas de quienes la rodean, repite las cosas que ellos quieren escuchar, y se comporta como ellos quieren que se comporte. Pero teme hacer las cosas, la gente la esta juzgando permanentemente, por eso toma su celular y llama a su marido para informar de lo que hará durante la tarde (debía ser cuidadosa y no levantar sospechas), haría lo rutinario, ir de compras al mall y tomar un jugo con sus amigas, con las cuales comentarán sobre modas, farándula, el evidente sobrepeso de la Coté, los malos modales de la nueva novia de Juan Andrés, lo desagradable que se ha vuelto el centro de la cuidad repleto de esos extranjeros morenitos bajitos que de seguro son todos delincuentes. Pero solo está con ellas unos minutos. A escondidas y con cierto nerviosismo cruza la cuidad en busca de algo naranja, saltar de un trampolín, elegir con libertad, pararse del suelo (hace mucho que esta de rodillas) El no pregunta nada, no hace promesas ni las espera, no hace llamadas solo las recibe, es incondicional aunque sus propósitos sean carnales y eso lo hacía cambiar de naranja a gris oscuro. Aquel encuentro la deja exhausta, se siente como si hubiese hecho una hora de máquinas en el gimnasio, lo cuál la alivia un poco, piensa equivocadamente que el tener el poder de elegir cuando, cuanto y con quién la hacía un poco más libre, pero seguía ese extraño sabor en la boca después de haber probado un fruto amargo. Llega a su parcela y antes de entrar pasea por su jardín hasta llegar a la piscina y en cuclillas observa el agua, mira sin mirar, no escucha a las aves ni siente la brisa del viento, ella solo respira como robando oxigeno. Al entrar a su dormitorio encuentra a su marido veinticinco años mayor que ella.
Llegó antes de lo esperado a casa. La espuma de sales de baño rebalsa el jacuzzi, la espera con un whisky y un cigarrillo en la mano. Lo mira con asco, recorre su grasiento cuerpo con la mirada y repara en sus defectos, aborrece sus pelos sobresalientes de sus orejas y nariz, su calvicie es pronunciada y su abdomen parece de una embarazada por parir. Lo saluda con una sonrisa en los labios y con voz dulce le avisa que ira al baño a prepararse para él. Saca su diosa blanca de la cartera, esa que le ayuda a soportar ese cuerpo asqueroso dentro de ella, de aquel que la mantiene como reina y le permite ser el prototipo ideal de su clase social. La alinea sobre el mesón de cristal y la inhala, sus pupilas se dilatan, aumenta su temperatura y frecuencia cardiaca, siente un hormigueo como si miles de arañas caminaran por debajo de su piel y su garganta se seca, se llena de un torrente de energía y bienestar, necesitaba sentir esa supremacía. Camina segura hacia él con sus narices dormidas y ya no sabe si es real o es un sueño. Camino al jacuzzi ve las murallas sangrando, avanza lentamente esperando escuchar tocar la puerta y ver a la mujer de vestimenta formal y peinado exuberante. Pero la puerta no suena. Se introduce en el agua.

Texto agregado el 27-06-2006, y leído por 255 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
20-12-2006 y perfumó su cuello con esa loción que trajo de su último viaje, para sudar rico en el gimnasio. (Agradable) ivanoski
20-12-2006 Ta bueno... ivanoski
19-10-2006 Que terrible debe ser soportar que toque tu cuerpo alguien que no amas (o dejaste de amar}, solo prque te da status/Pienso en las prostitutas de hace 50 anos o mas que por verdadera necesidad tenian que arrendar sus cuerpos . Creo que esta villanita lo mejor que podia pensar era irse para "el otro lado" sin seguir siendo esclava ni de la coca ni de ese asqueroso guaton platudo. BELLO- BELLO. pantera1
12-07-2006 El sueño es lo que más me impactó, eso de "disculpe pero...en la repartición...vida equivocada" genial. jeronima
05-07-2006 una macabra realidad. Muy triste. Realmente, has conseguido plasmar con las palabras la sensacion de estar prisionera... y me inspira pena la protagonista por su forma de escapar... MiriusMagicusPotagicus
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