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Estaba en esos días, en que uno no espera nada de la vida en que uno se imagina que la rutina, la mañana, la tarde, la noche, van a ser los sucesos más importantes que podrían pasar.
Sin embargo, para mi suerte o desgracia el tiempo lo dirá, la encontré, nos encontramos, no sé bien cómo ni sé en qué momento pero nos hallamos.
Se notaba que los dos no esperábamos nada de ese día y es cuando más se aprecian las cosas, cuando uno no espera nada lo que viene es tomado como una gracia de alguna divinidad perdida que se acordó de nosotros.
En ese día, no podía estar con mi alma más al descubierto, ese día era yo auténticamente. Al no tener expectativas, al no prepararme para ningún suceso extracurricular no había necesidad de maquillar mi ser.
Ella aparecía así, tan ella, tan sosegada.
Mentiría si dijera que fue una mirada, una caricia.
No fue el rayo fulminante del amor ni alguna flecha de cupido, fue algo y no importa individualizarlo; Ella se me apareció en esa mujer que estaba en mi vida rutinaria desde hacia algún tiempo, la descifré en ese cuerpo ya conocido para mis sentidos.
Después de ese tiempo sin notarnos más allá de una simple simpatía, se cambiaban los tantos, el juego tomaba otro sentido. Pasaba de ser “X” a ser “ella”.
Empezamos a acortar las distancias, con un café ó algún pedido ficticio que podía llegar a rozar lo absurdo; cualquier excusa era válida para poder vernos y sentirnos por un rato.
Estaba decidido a no perder semejante hallazgo por una cuestión menor, como lo es buscar el momento para sacar a la superficie lo que los dos sabíamos que se encontraba en nuestras profundidades. Y terminó sucediendo... sucedió.-
Nuestras respectivas prehistorias fallidas, hacían que las emociones se intenten esconder lo máximo posible o camuflarlas bajo otras, y la confianza se vaya dando a cuenta gotas.
Debo confesar que después de haber sido lastimado asusta el hecho de dejarla ser una parte de mí, de regalarle un capitulo de mi historia para que con tinta indeleble escriba a discreción.
Así estamos, empezando a caminar juntos no se hacia donde, eso es lo de menos y difícil de prever en estos casos.-
Seguimos creciendo y amalgamándonos.
Aparición señores, eso es lo que fue. Como un espíritu se metió en mi vida sin golpear, y se fue transformando del éter al cuerpo. De la idea a la obra.
Con su grata capacidad de desarmar mis soledades y poblarlas de ella. Y su infatigable paciencia para apuntalar mis ilusiones.-
La mitad de mi alma señores, eso es lo que es.-

Texto agregado el 29-06-2002, y leído por 337 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
06-09-2003 Realmente precioso,me gusto cómo lo narras y cuando dices"después de haber sido lastimado asusta el hecho de dejarla ser una parte de mí".Muy sincero,gracias por compartir tan bello relato,mis saludos y estrellas para tí. airedevalencia
 
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