En la calle Triana yo paseaba con mi mujer, discutíamos por no se qué cosa y tú pasaste frente a mí... parecías caminar con prisas, cargando tu cartera al hombro, con tu mirada cabizbaja, parecías embestir a la realidad... la gente quiere ignorarte cuando pasas porque pareces un loco, pero yo sí te vi... nuestras miradas se cruzaron un instante , un instante de felicidad para mí, porque atravesé tus ojos y ví tu alma... rota pero digna, muy digna...la gente te ignora pero yo te reconozco... tu andar despistado y tu silencio sonoro me llegan al alma y lloro contigo mirando al infinito. Lástima que sólo en el infinito se reconozca a la poesía. Tú eres poesía y te dejé pasar....
Ah, sí! ya recuerdo de qué discutía con mi mujer... pero no merece la pena...