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El otro día te comenté que tuve un sueño que me reveló muchas cosas, pero no lo conté, en realidad los sucesos del sueño eran intrascendentes, era yo ayudando en algo a algunas personas en situaciones agradables. Estaba Chávez en el sueño (no es mi culpa) y un periodista del canal 4 (Napoleón Bravo, persona para mí non grata, pero no importa eso en un sueño, tampoco es mi culpa pero en un sueño no es eso lo que importa, se puede tener un buen sueño hasta con Hitler). En diferentes momentos y escenas aparecieron, son figuras solamente. En una escena estaba yo en un carro e íbamos (el periodista y yo y alguien más) conduciendo por un camino estrecho lleno de flores a los lados, en una colina. Luego cayó un granizo fuerte y ese granizo era conmigo, como un mensaje lleno de amor para mí, como una lluvia caída de mi casa estrella para recordarme. Luego el carro se dañó y fuimos a buscar un repuesto, como una bujía que yo iba a sacar de una moto que en el sueño era mía. Entramos a un pequeño garaje que a la vez era como un granero en donde estaba la moto. En un momento vimos algo en una pared de piedra y hallamos dos fajos de billetes; uno era un fajo de billetes de cien bolívares de los marrones, viejos, parecían tener siglos allí; el otro era un fajo de moneda extranjera en menos mal estado que el fajo anterior. En el sueño, al tocar ese dinero que sabía que me había pertenecido antes, tuve un recuerdo de una vida pasada, de mi vida hace tiempo como lo que soy yo ahora aquí, Martín. En el sueño lo que soy ahora era un recuerdo de una vieja vida anterior. En el sueño, el yo que estaba soñando estaba lleno de fuerza y vitalidad, lleno de energía, pleno; el paisaje era hermoso, la relación entre las personas era solidaria, interesada, íntima… un mundo completamente distinto a este, un mundo vivo. Desperté lleno de vigor, por horas, con la energía del ser que yo había sido en sueños (las situaciones no son lo que importa sino la energía que hay en esas situaciones, de ahí que se puede tener un buen sueño hasta con Hitler, si con él te relacionas más completamente que con cualquier otra persona de la vigila), con una capacidad fácil de entender, de comprender las cosas directamente. El mundo actual es tan horrible, J., que no nos atrevemos a comprenderlo directamente sin el filtro de los libros. Estamos sedientos de eufemismos y creemos en ellos, nos sirven de algo: cubren lo que no queremos ver. Eso es lo que vi cuando vi en el sueño hacia el pasado (ahora) al tocar el fajo de billetes centenarios.

Ahora el mundo nos parece una cosa y creo que la filosofía responde a este mundo (la filosofía es como una paleta que sólo puede contener los colores que todos conocemos y todos los colores que conocemos provienen siempre del estado actual del mundo…, pero es limitado, la limitante es lo que podemos conocer porque sólo conocemos lo que está), pero el lenguaje que usamos de lo que las cosas son sólo sirve para sostener esta patética mampara, esta patética escenografía que incluso nos enseña cómo debemos movernos en ella y en ello se nos va toda la energía, por no decir toda la vida, que es lo mismo.

Es la tercera o cuarta vez que tengo este tipo de sueños, repito: los personajes son intrascendentes, sabes que los personajes no importan, pero sí la relación para con los personajes. Es la tercera o cuarta vez que tengo este tipo de sueños, en donde mi vida actual es un triste recuerdo remoto que desde otro tiempo veo. Mi estado de bienestar en esos sueños es pleno y el mundo lo permite energéticamente, “cabo” para decirlo así, es normal en ese mundo, pero es este mundo en futuro – después de haber pasado por todos los peos por los que tiene que pasar. Lo cierto, lo que me asombra, es que al despertar la sensación de reducción es obvia, sentida, casi mecánica como el gigante que debe encogerse para caber bajo un techo; es como si el mundo actual fuese una caja de zapatos vacía, y yo hubiese estado fuera por unos momentos. La sensación que cargo por horas después de esos sueños es que todo lo que ahora me parece un misterio no es ningún misterio, es como haber respirado de un oxígeno aclaratorio, y, que el lenguaje interno sensorial (mi manera de relacionarme directamente con mi entorno a través de un entendimiento directo de lo que las cosas y yo mismo soy) que traigo de esos sueños no es aplicable a este mundo ni procede de este estado del mundo que conocemos ahora. ¿De dónde me proviene esa energía (porque indudablemente lo es)? No hay oxígenos en este mundo ahora de ese tipo. Sin embargo esas sensaciones están llenas de lógica, de un entendimiento claro y directo de todas las cosas… entendimiento tal que nos volveríamos completamente locos si ahora lo tuviésemos, por el sufrimiento tan atroz que hay en este momento en el mundo (ese entendimiento es hipersensibilidad, ahora, sencillamente, no podemos sin volvernos como lo que somos ahora: unos bichos raros…). Sencillamente no podemos ser de esa manera ahora, y eso lo sé yo cuando en esos sueños miro hacia el pasado (entiendo que no podemos ser así ahora… me repito la frase “el que tenga que ir preso preso irá”, en esa cárcel estoy ahora). Y, en esos sueños, SOY YO MISMO, feliz en otra circunstancia, pero soy yo mismo, como la planta que es vigorosa cuando tiene agua y débil cuando no, la planta es la misma el estado de cosas no, El agua es oxígeno…, quizás emocional.
Mi yo de ahora vive desvaneciéndose en ese otro, y no puedo hacer ninguna otra cosas. Estoy huyendo hacia otro tiempo que muy de vez en cuando recibo el placer de vivir. Y soy yo mismo.

El mundo actual no me interesa para nada, es feo, se parece al mundo miniatura de los insectos vuelto gigantesco. Sencillamente me interesa sólo como recordatorio, como un curioso dato histórico-antropológico, como algo enterrado en un pasado extinto o hallado en una vieja y mugrienta pared de piedra.


Texto agregado el 08-03-2006, y leído por 136 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-03-2006 No creo que con monstruos como el que citas (Hitler) se pueda tener nada más que pesadillas. maravillas
08-03-2006 La paleta de colores no está en el mundo, sino en la Vida, como los sueños, los ideales y los valores. El mundo es otra cosa, no sabe soñar con colores, no da valor a la vida, sino a ese fajo de billetes, que en tu sueño se vuelve anticuado, y para actualizar su valor destruyen todos los colores y los sueños de la Vida. maravillas
 
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