¡Que nadie se rinda! – gritó furioso el rojo Dios ¡Que nadie se rinda! – Pueden pelear, pueden ser castigados por los gestos más auténticos, podrán incluso intentar prohibir amor entre seres concientes – pero que nadie se rinda. El Universo nunca se rinde. Si alguien se rinde se termina la vida y olvídense de los Dioses redentores que por asco hacia ustedes no vendrán ¡Que nadie se rinda!! ¡Ni los buenos ni los malos ni los que nadie sabe qué son! ¡Que nadie se rinda! Olvídense de la justicia, en un Universo que desea expandirse no hay justicia
“Si hay justicia pero esta nunca llega para los que se cruzan de brazos por miedo al dolor”
Olvídense del temor al dolor – Yo soy el dolor - gritó el furioso rojo Dios – malditos bastardos sin fe en la existencia – Yo soy el dolor. Otros Dioses serán los que les paguen por el dolor, de esos hay muchos en el Universo. Pero por ahora malditos perros cobardes yo soy el dolor. Maten al insecto que en sus casas les devora el cerebro. No va a haber cura sin dolor porque ustedes malditos bastardos asesinados están hipnotizados en un planeta que ya no les pertenece y ustedes mismos ni siquiera se dan cuenta.
Asesinen al insecto que les devora la existencia ¿Quién me sacó de mi torno y colocó en mi lugar un televisor? ¿Y quieren ahora que no sea yo el Dios del Dolor? Es sobre quien soy no sobre quien creo que soy y solamente por ese conocimiento pagarán con la carne