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Inicio / Cuenteros Locales / lorenzomontserrat / El cobertizo del amor(III)

[C:1813]

En el interior de la casa sólo quedaban el comisario Salvatierra y una policía. Todos los demás habían salido al exterior, ordenes expresas del jefe.
Una butaca en la sala de estar junto a la ventana, era el aposento de la muchacha, toda llena de sangre, donde la retenía la mujer policía intentado calmarla de un estado, aparentemente de shoc, en el que se había introducido su persona.
Su mirada estaba fija, a través de la ventana, en la ambulancia que todavía seguía afuera. Las manos estaban llenas de sangre, ya seca y su cara roja del llanto. Algunos moratones empezaron a salir por encima de las cejas, en los pómulos. Los labios estaban reventados y sangraban aún. Con un pañuelo de vez en cuando se lo acercaba a ellos intentando parar la hemorragia, pero su mirada seguía fija en el vehículo blanco que en aquel momento empezó a circular en dirección a la morgue.

-Él quería y yo me negué-explicaba la muchacha a la policía que iba anotando todo lo que decía en una libreta.
-Yo dormía y me despertó quitándome la sábana de mi cuerpo de un tirón. Después se abalanzó sobre mí e intentó besarme. Me sacó el pijama y me abrió las piernas. Estaba desnudo, con su barriga encima de mi cuerpo y su cara en mi cara. Agarró mis manos y me las subió por encima de la cabeza mientras besaba y mordía mis pechos.
La muchacha empezó a llorar de nuevo, no articulaba palabra. La mujer policía intentó calmarla a la vez que recriminaba a su jefe el porqué tenía que hablar en ese estado, que ya lo haría en comisaría. Salvatierra se negó en rotundo e insinuó con un gesto a que la muchacha siguiera.

-Yo no podía hacer nada, gritaba y gritaba, pero él siguió besándome y tocándome y me folló toda, toda....¡Dios mío!...
-Después me arrojó todo el semen por la cara y me obligó a chuparle el pene y beberme lo que aún le quedaba....¡Qué asco!...Noooooo, no quiero recordar más, por favor no...

El comisario decidió que ya tenía bastante y se marchó hacia los lavabos de la casa apresuradamente. La mujer policía hizo poner en pie a la muchacha y le colocó las esposas en las manos.-Lo siento es una orden del jefe-le dijo con voz cariñosa y mirándola a la cara.

..........Continuará

®Manuel Muñoz García 2003



Texto agregado el 31-01-2003, y leído por 380 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
31-01-2003 Por favor no nos deje con esta intriga! Un abrazo. mcavalieri
31-01-2003 Guauuuuu, se está poniendo cada vez más bueno jajajja, dale apurá a escribir másssss..., saluditos, Ana Cecilia. AnaCecilia
 
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