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Claudio quería cortar por lo sano, su situación con Marina se había hecho insostenible, eran más las peleas que las reconciliaciones y eran menos los entendimientos que los disentimientos, por lo tanto decidió decirle que la situación no daba para más.
Honestamente, no tengo idea de si puedo escribir algo interesante a partir de este párrafo, ni tampoco sé si servirá para algo, más que para confirmar si sigo teniendo la habilidad para escribir algo interesante.
Decidió pasar por su casa donde se conocieron hace ya un par de años, cuando él se coló a una fiesta organizada por ella, sin saber quién era la anfitriona la sacó a bailar y después entre cortejos y cosas en común decidieron salir otro día. Ella le dijo que sí, salieron a pesar de que se había dado cuenta de que ese extraño había entrado sin permiso a su hogar, pero eso era un detalle mínimo considerando lo bien que encajaron, como dos piezas del mismo rompecabezas.
Después se dieron cuenta que las cosas en común se resumían a lo dicho en aquella noche, en la que habían hablado más bien poco, pero no importaba, se querían por encima de sus diferencias, nunca coordinaron en mucho más que en películas y lugares a los que les gustaba salir.
Listo, me retiro, la situación es insostenible, después de la escritura de quién sabe cuántos cuentos se me hace imposible encontrar el camino, ahora me voy a dedicar a otra cosa, de repente termino la carrera que abandoné, ilusionado por las posibilidades de este oficio, camino que no me ha llevado tan lejos de casa, con un solo libro publicado (buenas críticas, malas ventas) y tres tirados a la basura, mejor tiro la toalla...
Ella, partidaria de salir poco o más bien nada mientras que él, queriendo escapar de la soledad de toda una vida, quería salir en cada oportunidad que se le presentara, siempre convencido de que cuando encontrara a la persona indicada tendría con quien salir a todos esos lugares que se disfrutan mejor de a dos, que para Claudio eran absolutamente todos. Los que dicen saber cómo funciona la mente, o mejor dicho cómo no funciona la mente, atribuyen esto a un problema que lo hace obsesivo con el salir, como si intentara confirmar algo o escapar de una situación en particular, ya le inventarán un nombre a su forma de ser.
Nunca hubo una aceptación total de que a ella no le gustaba salir, siempre fue una actitud que sé que se puede cambiar en la mente empecinada de Claudio.
Estoy escribiendo psicología barata, así cualquiera se puede identificar con los personajes en algún grado. ¡Esto no puede ser lo mejor que me sale!, tanto premio literario y yo sigo siendo mediocre.
Nunca le aceptaron a Claudio a Marina, ni familia ni amigos, y eso no le importó, o por lo menos no al principio, pero el tiempo hizo lo suyo y cuanto más Claudio se encerraba más ella se la llevaban las ideas de los demás a lugares de los cuales nunca pudo volver, se puso del otro lado de la barricada. El encierro de Claudio, tanto espiritual como físico ya que se encerraba en una habitación a buscar ideas alejado del mundo, se debe a la búsqueda incesante cuentos mejores.
¡Y qué gracia tanta desgracia! Vamos a tener que endulzar la historia, también hubo momentos buenos, y esos hay que contarlos, se lo merecen, no solo de penurias vive el hombre.
A pesar de todo, cuando encajaban en un momento lo hacían perfectamente, estaban mejor que mandados hacer, dijera el abuelo Paco, y eso era lo lindo de la relación, pero esas sincronizaciones eran cada vez menos frecuentes, y los tiempos muertos ya le ganaban a esos momentos de unión.
Listo, ya hice la radiografía de lo que fue todo, quedó contado, de manera demasiado oscura es verdad, que alguien más lo haga mejor porque yo no creo que vuelva a tocar una lapicera. .

Querida Marina:
Acá te dejo toda la historia, la última de mis estúpidas historias, espero que la sepas apreciar, discúlpame por escribirla en un estilo tan sencillo y cargado de tanta oscuridad, pero no estoy en un buen momento, ¿se entiende verdad?
No se si me quiero ir pero me tengo que ir ya dije que me iría esto no puede ser las dudas siempre surgen yo he leído sobre el tema y parece que es común que ese instinto que salta sobre la razón es el instinto de no irse cuando la razón quiere irse y no volver a estar donde ya hace tiempo que no quiere estar y debo dejar de perder el tiempo porque solo estoy inventando excusas para quedarme acá un rato más como mi decisión de escribir todo lo nuestro como si ya no lo supieras de memoria al derecho y al revés.
A mi familia decile lo que quieras, no les des muchas explicaciones, ellos hace años que afirmaron que iba a terminar así, decile a mi padre que una vez más tenía razón, a ver si esta vez también le aparece esa media sonrisa en su cara, y a mi madre si la encuentras no le digas nada, no necesito explicarte porqué.
Bueno me despido que pases bien, sé que vas a tener una vida feliz.
Siempre tuyo,
Claudio

Texto agregado el 06-02-2006, y leído por 117 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
06-02-2006 Muy interesante. Me hizo sentir que yo era el personaje, quizás por esa sicología barata que hace que uno, lector, comprenda a veces mejor que el autor a esos seres imaginarios, que sufren, gozan y se ríen por causa del capricho o del humor de quien los creó. Un consejo: No dejes que termine Claudio. Sálvalo. Dale otra oportunidad. Aunque sean solo dos o tres capítulos más. Un abrazo. Ed. castillo
 
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