Estamos varados... nos encontramos a mitad del camino pero se nos agotaron las lágrimas, ya no podemos movernos.
De pronto una lechuza traicionera recorre el cielo anunciando la noche y sus ojos admiran nuestros cuerpos agotados... tirados e el suelo casi sin vida.
El está a un lado, acostado a penas y respira, hemos recorrido mucho buscando la promesa que aquella vez nos hicimos de recorrerlo juntos y encontrar un lugar para descanzar. Creo que no llegaremos... o ¿acaso hemos llegado?
Mis manos tiemblan, mi cuerpo no responde... lo único que funciona en mi son los recuerdos... trato de incorporarme y me siento a un lado. Todo está oscuro, no hay ruidos solo la lechuza que me observa y un inmenso paraje al cual le podemos llamar casa.
Una casa desoladora, no hay nada al rededor... solo él y yo... la primera estrella asoma su luz en su cielo inmenso, mas no me dice nada. El suspira... no se mueve, no habla, está inconsciente. Nuestro móvil se ha perdido y la promesa ha sido olvidada, y ahora quiero dormir.

Han pasado los segundos, no se cuantos pero siento su rostro cerca del mío, abro los ojos mientras el me observa... es de noche todavía pero algo ha cambiado. El alma no me pesa, me siento ligera y él sonríe, me da la mano y me levanta.
La lechuza sigue nuestra sombra con la mirada y agita sus alas como queriendo llamarnos.
Se eleva en el aire y decide acompañarnos.
Emprendemos el viaje nuevamente pero hemos dejado todo ahi, sin embargo no me pesa dejarlo... dejarme.

Se que hemos trascendido, hemos cambiado. La noche es larga, casi interminable pero vamos juntos y ella, la lechuza, nos acompaña y nos guía, parece ser que ella sabe a donde vamos.
De pronto, me detengo, lo miro y sonrio, decido voltear a mirar aquello que dejamos atrás, esa es la última casa donde dejé mis temores y mi última gota de sudor.
El solo me abraza y observamos juntos aquella escena, donde nos vemos el uno al otro recostados juntos con los ojos cerrados y las manos unidas...
Hemos dejado el cuerpo pero seguimos el viaje, ya no falta por recorrer solo hay que olvidar y seguir.
¿Estamos muertos? -NO- él responde... ahora empezamos a vivir, esto es solo una transición, y dejando los cuerpos sin esencia ahi recostados en la hierba continuamos nuestro viaje siguiendo a la lechuza, dejando mis letras sobre un cuerpo sin vida convertimos la muerte en un nuevo camino, en el seguimiento de la vida pero mas facil de andar.

Tan solo hay que olvidar y seguir...