LA SERPIENTE

En el momento que piense que me estoy muriendo, me pondré el salacoff, cogeré mi red caza mariposas, y mis gafas de sol, e iré de cara a la aventura.
Y aunque esta vida demoledora, ya me ha enseñado a comprender (por cadencia de la lógica), el tipo de fiera salvaje que me voy a encontrar en la selva celestial.
Será pues, la muerte, una serpiente reptante, que mordiendo la mullida carne, de mi corazón desguarecido, me inoculará un veneno, que será su paralizante y extintiva droga mortal.
Una droga en forma de locura, como una gota de LSD.
Una locura en forma de éxtasis incentivando mi entrega al abismo.
Un éxtasis convertido en sentimiento, guardando mi yo, dentro de un puño fantasmal, suspendido en el vacío, que no tiene ni sentidos, ni cuerpo, ni orientación.
Un sentimiento arrollador de deleite de amor, que como una mano, se estrecha entusiasta a otras cientos de miles de manos.
Un amor absoluto entre todos los no-seres, no-vivientes, en este no-universo del más allá (in extremis).
Allí donde el pensamiento será humanamente obsoleto, a favor del intercambio fluído e instantáneo del sentir enervante del amor, expansivo hacia el infinito, compartido desde todos los ángulos, por todos los yos emulsionados, y sensitivamente luminoso, jamás visto por los ojos, sino a efectos de las animas....en el cual todos los desamores serán finalmente correspondidos...(in eternum)…en estado de empírica fusión.