No está demás recordar aquellos no tan lejanos tiempos de nuestra patria en que los gobernantes ejercían su mandato con un autoritarismo ciego que no permitía remisiones de ningún tipo. Y esta poco grata remembranza regresa esta vez como una brisa levantisca con motivo de algunas situaciones que acaecen y violentan el espíritu. Es imperdonable, por ejemplo, que algunos partidos se arroguen ahora el derecho de proclamarse "populares" siendo que muchos de sus miembros fueron obsecuentes servidores del dictador y aplaudieron incondicionalmente su dilatada gestión. Gestión de sobra conocida y que afectó negativamente a un vasto sector de ese mismo pueblo que ahora esos oportunistas pretenden representar.

Fueron esos personajes los que estuvieron siempre disponibles para lo que el capitán general demandara y seguramente su mejor recompensa ha de ser que el ahora decrépito anciano se haya borrado de la palestra y sólo sea un lejano referente y el penoso blanco de tardías demandas judiciales.

Recuerdo esos odiosos mandos medios que se infiltraron en todo lugar que fuese factible de ser cuestionado, reformado y estigmatizado. La Salud fue uno de esos campos propiciatorios para que los emergentes ingenieros comerciales de aquella nefasta época hicieran de las suyas en el nombre del progreso y del bien de la Nación. Yo trabajé en uno de esos consultorios que por un simple decreto pasaron a ser municipalizados. Antes de eso, todo era coloquial y se trabajaba en un ambiente fraterno en el que no había lugar para la insidia ni la manipulación. Pero aparecieron estos señores que a su vez trajeron a muchos otros para colocarlos en lugares estratégicos. Pasamos entonces a ser observados, calificados y de simples trabajadores nos transformamos en ínfimos engranajes de la monstruosa maquinaria. Fuimos instrumentalizados, se nos obligó a asistir a los desfiles del autoproclamado Presidente de la Nación y sufrimos en carne propia el carnereo y la intimidación. Finalmente, se despidió a aquellos que no soportaron esas viles condiciones, entre ellos yo, que ahora recibo los pantallazos de esos recuerdos ante la situación actual.

Una importancia gesta se aproxima y me cosquilleaban los dedos para meter baza en este tema. Se aproxima una segunda vuelta electoral que una vez más polarizará a nuestro país. Una mujer tiene esta vez la primera opción para dirigir los destinos de Chile y es indudable que esta situación provoca resquemores en un importante sector de esta sociedad machista poco acostumbrada a concederle espacios tan relevantes al género femenino.

La Oposición, puesta a buen recaudo una vez que el pueblo tuvo voz y voto, pregona que es necesaria la alternancia de poder, algo que nunca siquiera insinuó cuando la dictadura hizo y deshizo durante casi dieciocho años. Ahora se alzan como los salvadores del pueblo, critican y descalifican y hacen mandas para que la ciudadanía no recupere la memoria y los coloque en su lugar. Son seres siniestros disfrazados de blancas palomas, pregonan la paz y la justicia social pero son adictos a los contubernios y negociaciones oscuras, acuden al pueblo para que los catapulte al poder, acaso lo único que les falta para ser completamente felices…