TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / Luzazul / Endriago

[C:15778]

Te asomas a mi ventana como lo has hecho tantas otras veces, sólo que hoy no creo que existas. No sé si en otros tiempos te he negado, pequeño duende mío, mas hoy te hablo por última vez —y conste que hoy es como si estuviera platicando sola— porque, como te digo, ahora tengo pruebas fehacientes de que nunca fuíste sino un fantaseo de mi imaginación. De veras.

¿Recuerdas la primera ocasión, aquella en que te conocí? Eras otro de mis muñecos, acomodado en el muñequero, cuando de pronto escuché tu voz. ¡Ninguno de mis juguetes podría haber tenido esa voz tan cantarina, tan clara, tan profunda! Yo no sabía mucho de voces, apenas si balbuceaba, pero siempre supe que podía confiarte mi alma. A partir de entonces venías cada vez que yo pensaba en tu carita de ternura, tus ojitos de canica preciosa y tu trajecito de arcoiris... Y en esas palabras requetebonitas dando vueltas por toda mi habitación, iluminándola con esa luz de cuento multicolor y perfumándola con fragancias del paraíso. Tonta, tonta, que te puse Endriago y un día vi en la Enciclopedia quienes eran los endriagos. Y jamás dejaste de estar en ese mi sueño favorito, con mamá, con papá, con mis hermanitos y con el nombre que te puse, en aquel hermoso lugar, donde pasaban todas esas cosas felices... Jamás hasta hoy por la mañana, que quise soñarlos a todos ustedes y nadie acudió, sólo esta horrible tristeza, lástima de mi misma.

Y sé que los demás siguen aquí —el único que se ha marchado eres tú— aunque ellos, sin embargo, desde ahora será como si no estuvieran, aun cuando en esa casa anden por todos lados tus pequeñas huellas junto a las pisadas de mis piecesitos descalzos. Por eso necesitaba confirmar tu realidad, asegurarme de que aún podía tocarte a mi lado... Fingir que no crecí, que el mundo todavía está en su niñez.

No me dijeron que ésta es la vida, tampoco que mi adorado genio compañero me engañaría todos estos años, ¡no voy a perdonarte, no quiero! Por momentos pienso que tanta ilusión como trajiste fue lo que causó mis mayores desgracias, la que desfloró poco a poco mi corazón tan puro, sin que yo me percatara de que me preparabas aviesas trampas.

¿Por qué me abandonaste? ¿Por qué me mentiste? A mí, que cuando iba a la escuela jugaba a que la gente me veía pasar contigo, con mi mochila y a veces dos fantasmas o vampiros o brujas. Sólo que tú, mi mochila y yo éramos de carne y hueso, igual que mi alegría de vivir, mi esperanza en el futuro y la incapacidad de desear el mal para nadie.

Te fuiste, se fue mi inocencia y atrás quedaron los brevísimos años tan felices de la niñez y hoy no soy más que una anciana de treinta años, cansada de todo y de la que todos están cansados. Es cierto que alguna vez pude jurar que eras tangible y bondadoso, como alguna vez sentí que podía meter las manos al fuego por el amor. Pero lo que se asomaba por la ventana de mi alma era lo más perverso del ser humano, el odio, la indiferencia y la muerte lenta, como era ese duendecito la criatura más perversa del mundo fantástico... cuando se asomaba por mi ventana.

Te asomas a la ventana, pero ésta es la de un motel de mala muerte, otro hombre acaba de decirme que siempre sí se queda con su esposa y ya casi me acabo la botella. Mejor no te aparezcas, estoy borracha, son las tres de la tarde y no quiero que me mires así, toda jodida. Ni siquiera he terminado de vestirme y no encuentro mis zapatos, y el encargado ya me está urgiendo para que entregue el cuarto. —¡Ya, por favor, por favor, ya voy!, ¡dejen de golpear la puerta!

Texto agregado el 27-10-2003, y leído por 197 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
27-01-2004 Grandeeee..., qué grata lectura. Fascinado quedé con tu historia venicio
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]