PRIMER DIA

-¿Y se puede saber, porque llegó tarde a clases?
- Es que quise quedarme un momento mas mirando el cielo, el sol brillaba cálido y las aves parecían tranquilas, que es una buena señal, para un buen día-Respondió el joven.
-No tan bueno para ud. porque esta castigado -dijo el profesor de matemáticas. Sin nada más que decir y conforme de sacrificar su descanso por disfrutar del cielo de la mañana, y dormir un poquitito mas, Gustavo guardó silencio.

El silencio puede resultar angustioso si proviene del patio de un colegio en un horario de recreo –maldito profesor que me castigo dejándome aquí, siendo que es el primer día de clases. Eran como las 9:15 y solo Gustavillo estaba en el aula por su rebeldía de llegar tarde. –Raro que no se escuche sonido alguno: chicos peleando y niñas gritando- se dijo a sí mismo y miró por la ventana sin lograr ver a nadie. En ese momento, sintió un frío por su espalda. Le pareció que detrás de él, una sombra. Alguien entró por la ventana-pensó y tuvo miedo.

-A mi los que me dan miedo son los vivos, los vivos de este colegio de mier…coles, todos me molestan y me pegan, en el fútbol nunca me eligen a mi, me quitan las tareas pero ya van a ver cuando yo sea una persona importante que ni me llamen los infelices estos, se repetía Marco que llegaba con atraso de 2 horas, es el primer día pero ese profesor seguro que me castiga- reclamándose por llegar tarde. De repente una niña, de unos 7 años con cara risueña, flaca y de moñitos en el pelo se paró misteriosamente delante de él y no lo dejo continuar. Un viento frió corrió en ese momento, eran como las 10:00

–La cancha está vacía pero yo vine para pelear, - José se notaba decepcionado, la pelea fue acordada para esa hora pero ni el rival, ni nadie esta donde debería. Muchos años vivió solo trabajando y defendiéndose a si mismo con sus manos como para que ahora alguien quisiera hacerlo quedar como un perdedor.

-Hola ¿Cómo te llamas?- preguntó la sombra- Gustavo ¿y tu?, Mi nombre es Macario- Que nombre tan raro pensó… la sombra ya no le dio tiempo de hacer más preguntas alejándose del aula abandonada por los alumnos hace un tiempo atrás, dirigiéndose hacia los corredores amplios sostenidos por esas columnas viejas y amarillas de estilo jónico construidas hace como mil años. Gustavo por segunda vez espió por la ventana esperando ver quizás a sus compañeros reunidos en perfecta formación para algún acto cívico, mas esto no ocurrió así, y a esas alturas ya no respetaría su absurdo castigo, así que agarro su mochila color azul de sierres negros para andar por su cole que parecía abandonado -Haber que pasa-dijo

-Lo que pasa es que todos los de este colegio son unos maricones, y me tuvieron miedo por eso no están aquí- José estudiaba en el colegio sagrado corazón de María ubicado a unas diez cuadras del colegio Murillo así que quiso dar un paseo por el lugar, ni pensar en dejar las cosas así. Cuando vio a un muchacho y una niña que conversaban por una de las galerías. Se dirigió hacia ellos porque no podía recordar ningún feriado y todo le pareció muy raro. El chico era de unos 13 años, medio gordito, granitos en la cara, con el sierre del pantalón abierto. La niña le resultó familiar.




Gustavo se sentía aterrado por el panorama de su colegio-nunca falto ver una pelea o alguna pareja oculta por los corredores, chicos abusando de otros mas débiles, tal vez les dio ántrax-todo esto pensaba cuando tropezó con el profe de matemáticas
-Profesor por fin lo encuentro, donde están todos?
-Se fueron y tú debes irte también, los policías están de huelga y hay rumores de que los maleantes de por aca piensan en saquear nuestro establecimiento, por prevención mandamos a los alumnos que abandonen clases hasta que se calme todo, si me olvide de ti te pido disculpa nosé que tenia en la cabeza, lo del castigo lo dejaremos para después bueno? Puedes irte. (Es norma del colegio no dejar útiles en el aula porque se pueden perder, en un colegio fiscal se deben cuidar estas sutilezas.)
-Porque mejor no nos organizo a todos para defender el cole.
-Bien pudiera haber varios Judas entre nosotros…
-Es verdad que muchos alumnos están pandillas pero ud. No se va?
-No, los profesores se encuentran en la biblioteca mirando las noticias y esperando que todo se solucione. Así que todavía no nos vamos.

-Hola Sofía, vos sos mi vecinita, tu padre trabaja aquí- dijo José como para empezar una conversación- donde están todos?- que no hay clases?
-Me contaba Sofía que su papá le dijo que hoy no hay clases porque seria peligroso- replico el gordo de Marco molesto por ser ignorado.
-Yo vine acá para pelear.
Macario se paro frente al colegio, en su mano derecha un arma, y en sus ojos una sed de venganza contra aquel lugar donde se aplazo. Detrás de él otros 15 deseosos de aprovechar la ausencia de la ley en la zona. Al ver que la cosa estaba fea Gustavo salió corriendo hacia la salida posterior del cole, pero su profesor no se movió- hablare con estos niños para convencerlos de que este es un templo del saber y no debe ser corrompido- Uno de los saqueadores se acerco al profesor y con el garrote que colgaba en su mano y sin parpadear, ensangrentó su cabeza haciéndole caer al suelo, no conforme continuó el castigo con patadas –Toma esto!!! donde esta tu Dios ahora? Le repetía mientras el color rojo de la sangre coloreaba el suelo de la dirección. Otro se dirigió hacia donde estaban José y Sofía.
Marco para ese momento ya estaba por donde Gustavo advirtiendo que era un buen momento para irse. Los profesores en la biblioteca se atrincheraron – los libros no se deben de perder- Marco no soporto la situación y se fue.

Eran como las 14:00 el policía Mamani fue primero en ingresar, se sorprendió al ver a un hombre tendido en el suelo, a su lado un alumno de rodillas, con cortaduras en las manos y lagrimas en los ojos. Se acerco a él para hacerle las preguntas pertinentes:
– como se llama joven?
-Gustavo
-No llores mas Gus, que el tiempo borrara este mal recuerdo de tu mente, por ahora la ambulancia te llevara al hospital para que te curen.
Una niña de unos 7 años, flaca con moñitos en el pelo lloraba arriba de la copa de un árbol, y debajo un chico desmayado. Mamani con sus camaradas coincidieron que ya no volverían a dejar de cumplir con su principal misión: La de proteger al pueblo.
- Aunque no nos paguen……No nos queda de otra

Lo que quedo: fue la desolación y la tristeza de un colegio destruido, alumnos heridos y un muerto, la sala de profesores sin vidrios ni muebles en pie, con la sospecha de que probablemente muchos de los alumnos participaron en los destrozos. Los profesores no permitieron que la biblioteca fuese quemada a pesar de los heridos por balas disparadas a quemarropa por estos antisociales. –Unos minutos mas y no la contábamos- decían

Paso el tiempo pero los recuerdos permanecieron gravados en el recuerdo de todos los habitantes del lugar, dándole al colegio un nuevo nombre, el nombre de un profesor de matemáticas cuyo espíritu permanecerá vivo. Un nombre que por su entrega y amor a su profesión de educador, no se olvidara jamás.