Ilusorio es todo aquello con lo cual no nos atrevemos entablar una profunda relación emocional (uso la palabra "emoción" como sustituto del "pathos" griego). Sólo y desde la profundidad de nuestro ser las cosas en nuestra vida se vuelven reales. Pero, la ilusión, el estado superficial, está en nuestros hábitos y en nuestro lenguaje: Basta con dar como ejemplo de nuestra última afirmación la patológica consideración que se tiene por los actores y las actrices... figuras ficticias que se convierten en una especie de prioridad y de referencia en nuestras vidas cotidianas y con quienes nos "figuramos" que tenemos alguna relación emocional o sentimos alguna identificación para con ellos. Pero no hay ninguna relación emocional. Sin embargo la "figuración" se incrementa debido a la repetida aparición de sus imágenes y debido también a todo el discurso que se teje alrededor de su entorno. Imaginemos la relación emocional, la simpatía, que sentimos hacia Mickey Mouse o hacia Harry Poter y nos daremos cuenta de que tenemos más relaciones emocionales con seres que no existen que con seres que existen. Pareciera que los últimos han pasado lentamente a la insignificancia o al estrato más bajo de lo importante.

Cuando el lenguaje en torno de las cosas que no existen, con las que no podemos relacionarnos realmente, es lo que impera en la boca y en las mentes de los habitantes del mundo cotidiano, se convierte todo en una locura disociada y en un lejano sueño de anhelo de realidad... el deseo de compenetrarse con algo sólido, real, sí mismo, lo que sea, que exista, que realmente exista, que sea.

Asusta despertar en un mundo de impresiones que no nos tocan y que son intocables, brumosas. Para no ser rebelde ni inconforme habría que ser alienado y vivir y aceptar la vida como lo hacen las cosas alienadas: viviendo como si tuvieran algo o ejercitándose en imitar las emociones que nos muestran las ficciones como si fuesen nuestras: habría que ser como el carajo de Pink Floyd: arrojar el televisor por la ventana y despertar solo y alienado en medio de la pesadilla.