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Papá apagó el televisor diciendo que eso me volvería algún día en un loco. Lo hizo cuando vio a un muchacho matar a un otro por una marca de zapatos y después de conversaciones que escuchó en un autobús, la gente se preocupaba más por la vida de desconocidos que de sus conocidos. Lo hizo al observar peinados y modas y que por olas la gente por lo general quería ser alguien más y poseer lo tocado por otro. Lo hizo cuando ya no pudo aguantar un silencio rabioso que tenía habitando años dentro de él
"¿Estás seguro papá? ¿De qué voy a hablar con los otros?" "Habla de ti o gánate enemigos o amigos habándoles de lo que ellos son". Yo no sé lo que nadie es y no creo que yo sea un buen tema de conversación. Pero le obedecí, en cuanto a lo de no ver más televisión, incluso la rompimos a batazos y crujió y soltó unha baba amarilla como la que sale cuando uno pisa una cucaracha "Eso es lo que eso es" dijo papá y me asusté. Papá tenía razón. también le agarró rabia a los carros, decía que era un insecto más. Un día pulló un carro y también salió una baba verde. Creo que quería enseñarme algo. "Estamos rodeados de insectos" dijo viendo el Metro y dijo viendo un autobús y puso los ojos como los pone uno cuando se sabe burlado por Dios.
Yo quedé convencido por completo.
Decidimos entonces crear nuestra propia compañía terrorista a la que llamamos "Frente de Liberacíón". No era un movimiento político, era algo mucho más trascendental. Nuestro objetivo último era eliminar las ciudades para que mi papá pudiera estar en paz. Mientras tanto los demás estaban matándose pero nadie parecía querer matar por verdadera necesidad.
Nuestros primeros objetivos fueron las antenas que transmitían las señales de televisión. Eran pocas en Caracas y no habían tantas a su alrededor. Como cosa rara no estaban vigiladas porque en realidad eran objetos de adoración ¿Qién iría a hacer daño a lo que todo el mundo adora? Pusimos unos pocos kilos de C-4 y la cosa explotó.
La ciudad entera murió. Lo digo en serio: la ciudad entera murió. La policía salió a la calle y comenzó a matar gente la mayoría de las cuales no sabían hacer otra cosa más que morir. Fue peor que un apagón. Nadie se atribuyó el hecho, nuestra causa no era a favor ni en contra de la humanidad, igualito la gente se amedrentó pero, amedrentados, tuvieron la rara oportunidad de tener sus propias ideas, de expresar por la boca su propia imaginación. La televisión impotente no podía decir nada, canalizar nada, ni en contra ni a favor, habíamos eliminado sus ejes de transmisión. La ciudad entera quedó sola, balbuceando, sin ser capaz aún de poder hablar... no sabía que no podía hacerlo por cuenta de su propia voz.
Era como una ciudad de bebés sin teta abandonados en la calle y el desprecio que sentí por ellos...
Papá quiso tomar ventaja de la situación para liberar a los presos de las cárceles y lo logró, en medio de la más grande confusión se hizo pasar por carcelero porque le pagó con un poco de droga encontrada a un guardia nacional para que le prestase el uniforme y a pesar de que va contra la ley lo hizo así el guardia nacional... porque para eso está el dinero y todo lo que puede ser comprado por él y le soltó las llaves. La sociedad entera los había mantenido en la más espantosa condición, incapaz de darse cuenta

En cinco días apuñpaleamos más de cinco mil carros y calculamos que nos llevaría varios meses eliminar a todos los de la ciudad, entonces preferimos optar por el envenenamiento que colocamos en los depósitos de gasolina de toda la ciudad y de su alrededor. La gente quedó espantada al ver cómo los coches se contraían como cucarachas y hacían "crak" soltando esa apestosa baba verde.
La gente empezó entonces a caminar y hubo mucho menos gente gorda y fofa y hubo muchos menos ataques al corazón y el aire se limpió. Echamos tierra a las autopistas y allí sembramos matas y cerezos y todo lo que la gente quiera y algunas matas y enredaderas crecieron tanto que hasta taparon edificios completos
El espectáculo desde el Ávila era realmente liberador
Nunca nos dimos a conocer porque nuestra meta nunca fue mandar a la humanidad pero sí liberarnos de algo que nos oprimía por dentro, por lo menos a papá.
Sin embargo, satélites-mosquitos siguen aún zumbando en el espacio; contra eso nada podemos hacer


Texto agregado el 03-11-2005, y leído por 113 visitantes. (0 votos)


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