Pregunté sin hablar
por miedo a romper
la magia del silencio
cobijando tus susurros.

Habituado a exigir explicaciones,
insistí con las costumbres
aferrado al extravío,
acompañado por las sombras.
Me quedé sin las luces,
en pérdida que impide
descubrir el camino hasta tus brazos.

Ocasión que se esfuma y se me escapa,
arrastrando los recuerdos y las ansias,
por dejar de cuestionar
es afán el no ceder.

Me adentré en espacios desconocidos,
en la intención de rescatar del recuerdo
las marcas que en la piel se están borrando.
Solo quedan,
los ecos de un temblor
que recorrió mi espalda
y en mi boca,
el sabor de un último beso.
Alimento necesario,
a la intención de continuar.

Las dudas en exilio,
son alejadas para permitir el ser.
Destierro que no será eterno,
se agota el tiempo para pausas.
Instante de entrega
que regresa a mi tiempo,
la aventura de sentir al alcance de las manos.
Es tu voz la que me llama,
en susurros.