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Salí del medico tambaleándome. Ya estaba todo dicho. El Cáncer me estaba consumiendo lentamente. Cuando mi doctor me lo dijo tarde en reaccionar. Quizás todavía ahora sigo sin reaccionar. Siempre pense que el Cáncer me iba a pasar lejos. Tuve casos en mi familia ¿Quién no tuvo un caso cercano de Cáncer? ¿Quién no conoce o conoció a alguien que se muriera por esto? Pero yo pensé que a mí no me tocaba. Tengo diecinueve años ¿Cómo voy a tener Cáncer? Pero así es. Este “bicho” se apodero de mi estomago y ya es demasiado tarde como para hacer algo. Eso dijo el medico, “es demasiado tarde”. ¿Por qué no me lo dijo antes? ¿Acaso este bicho que tengo ni siquiera dio la cara como para poder combatirlo? ¿Combatirlo? ¿Cómo vas a combatir el cáncer? Le dije que no. No quiero terminar totalmente destrozado por la quimioterapia y así y todo, morirme. Entonces, me voy a morir.

Como verán mi cabeza esta llena de dudas. Preguntas que no tienen respuesta. ¿Cumplí mi objetivo en la vida? ¿Por qué me quedé tan poco tiempo? Pasé quince años de mi vida preparándome para empezar a prepararme lo que yo quería ser. Siempre quise ser abogado. Desde los tres años, me decía mi mamá. El defensor del pueblo, el bueno de la cuadra, el pibe que más que un amigo es un hermano. El novio perfecto. Eso dicen de mí ¿Quién soy yo para decir eso de mí? No, yo no lo digo. Siempre pense que para definirme como persona yo no podría hacerlo. Siento que es una tarea que a mí, no me toca. Puedo decir que me gusta mucho el rockandroll, puedo decir que me gusta mucho el espacio verde, puedo decir que me gusta mucho estudiar, sí lo reconozco, me gusta estudiar. Puedo decir que me gusta la vida. Me gusta vivir ¿por qué se me tiene que terminar?

Y ahora se lo tengo que comunicar a las personas que quiero. Mis padres, mi novia, mis hermanos. Pienso en muchas cosas, pienso en la situación. Supongamos que le diría:

-Mamá, ¿té acordas que vos tenes a un hijo que lo queres mucho, que piensa estudiar abogacía y es todo lo que vos querías para él? Bueno, dentro de unos meses no lo vas a tener mas-. Pobre mi mamá. Se lo digo así y ella se muere conmigo. Otra posibilidad:

-Mamá, voy a hacer un viaje. Me salió algo improvisto pero que no se puede rechazar, los boletos ya los tengo. Es muy probable que no te vea por mucho tiempo, pero mucho tiempo en realidad-. ¿Evasivas? ¡Que estupidez! Mi mamá se va a dar cuenta enseguida. Aparte, alguna ves se lo voy a tener que decir ¿no? Sinceramente es la opción más estúpida que tengo.

-Mama, tengo Cáncer. Me queda como mucho un año mas-. Esta es la opción que tiene mas chances. Sin embargo, es la más dura. ¿La más dura? ¿No es que cualquiera opción que tenga es lo mismo? ¿Hay algo más duro para un padre que se muera un hijo? No soy padre. Nunca voy a ser un padre. Pero creo que puedo llegar a entender el dolor. Lo entiendo, no lo puedo sentir, pero lo entiendo.

¿Qué sentirá un condenado a muerte en los días anteriores a su ejecución? He visto películas, he leído libros con respecto a esto y todos hacen mas o menos lo mismo. Los condenados se acercan a Dios. Quizás es porque buscan un perdón. Quizás tienen miedo de ir al infierno. Ellos han matado. Ellos han destruído familias enteras. ¿Basta sólo con matarlos? Creo que lo siente un condenado a muerte es diferente a lo que siento yo. Yo tengo la libertad de hacer lo que se me plazca. Puedo salir, puedo respirar aire puro. Puedo estar con la gente que quiero y despedirme a mis anchas. Puedo esperar a la muerte a que venga cuando quiera a buscarme. Ellos tienen la fecha señalada. ¿Estoy en contra de la pena de muerte? Definitivamente no. Si mataron a una persona, tienen que morir. ¿Por qué entonces no mueren haciéndonos un servicio? Podrían donar sus órganos, podrían donar sus cerebros. Podríamos incluso usarlos como conejillos de indias. Hacer experimentos con ellos. ¿Macabro no? Piensen un segundo, se utiliza para experimentar a monos. ¿No podríamos adelantar nuestra ciencia directamente probando en seres humanos? Quizás puedan hacer algo. Quizás puedan curar el Cáncer.

Camino solo. Me siento en un banco de la plaza. La plaza de mi barrio. La plaza en que durante años de mi niñez jugué interminables partidos de fútbol. La plaza en que en las noches de verano me quedaba tirado viendo las estrellas. La plaza en que conocí a Sol. Hoy por hoy, ya no puedo jugar a la pelota. Pero nada me puede sacar las estrellas. No quiero volver a mi casa. Todavía estoy digiriendo lo que me dijo él medico. Ya esta oscureciendo. Las imágenes pasan por mi mente. Mi abuela preguntando ¿por qué no volvió todavía? Mi mama tratando de autoconvencerce de que estoy con mi novia, solo para llamarla y darse cuenta de que ella también esta preocupada, porque supuestamente pasaría a buscarla después del médico. Saco un cigarrillo. Lo prendo y le doy una larga pitada. La humareda penetra en mi cuerpo y lo siento. Aspiro lentamente. Quizás no vuelva a exhalar. Lo dejo salir. Realmente lo estoy disfrutando. Los autos pasan. La noche cae y el humo se pierde en la oscuridad. Me agarro la cabeza. Me tapo los ojos. Quiero creer que si me tapo los ojos nadie me va a poder ver. Un nudo se me hace en la garganta. Eso que te pasa cuando estas muy angustiado y tenés muchas ganas de llorar. Pero ahora no. No quiero llorar. Se me inundan los ojos. No quiero llorar. Tengo que ser fuerte. Los días que van a venir van a ser muy duros, no solo para mí. Tengo que ser muy fuerte. No me puedo permitir llorar.

La primera ves que vi a Sol en mi vida no me cayo nada bien. Pense que era una de esas chicas que esta en la pavada todo el día. Tenia tan solo quince años. La vi descansando, justo en mi lugar favorito de la plaza. Yo nunca me sentaba en otro lado de la plaza que no sea mi lugar. Sentía que ese lugar tenia un cartelito que decía “reservado para mí”. Nadie podía estar ahí. Pero ella estaba. Me acerqué y me siente a unos metros suyo. No le hablé. Solamente me calcé mis walkmans y mire al cielo. Quería concentrarme en mis pensamientos, pero no podía. No podía sacar de mi mente a la chica que estaba en mi lugar. Entonces me acerqué. A media luz ella estaba leyendo un libro. Ya estaba oscureciendo. “Cien años de Soledad” de García Márquez. Pensé que ese libro ya lo había leído un par de meses atrás y la verdad que me atrajo bastante. “Se lo deben haber pedido que lo lea para el colegio -pensé- una chica como ella no es alguien que lee libros porque sí”. Estaba muy equivocado. Me acerque más a ella y le dije de muy mala manera.

-Discúlpame ¿vas a estar mucho tiempo mas acá? Necesito ese lugar en el que estas sentada, es para... una comprobación de una teoría-. Mentí, y encima de todo mentí haciéndome el importante.

-¿Cuál es tu teoría?-. Pregunta ella con mucha indiferencia. Ni siquiera levantó la vista de su libro, cosa que me irritó notablemente.

-Quiero ver las estrellas- le dije, nada importante. Recién ahí acabé por darme cuenta de lo hermosa que era esa mujer. Fue raro, como que su indiferencia y su total falta de atención hacia mis palabras era un imán para mi corazón.

-Entonces sentáte al lado mío y míralas, porque yo no me pienso mover de acá. Este es mi lugar en la plaza, vengo acá todas las mañana y porque un chico bastante molesto y maleducado me venga a reprocharlo no me voy a ir- dijo. Me mató. Todo eso sin levantar la vista del libro.

Nos quedamos hablando por horas. A ella también le gustaba mirar las estrellas, salvo que siempre lo hacía desde el balcón de su casa. Ella usaba su lugar en la plaza en las mañana, yo usaba el mismo lugar en la plaza por las tardes. Quedamos en vernos al día siguiente, y al otro, y al otro. Hoy hace mas de 3 años que estamos juntos. Puedo decir, que por mas que mi vida haya sido corta, tuvo su historia de amor. Mi vida no es una telenovela. Mi vida no va a terminar con un casamiento, hijos y con un colorín colorado. Yo se como va a terminar, y es hora de enfrentarlo lo mejor posible.

Empecé a caminar por las calles de mi barrio. Veo las caras de la gente. Cada uno viviendo su propia vida, sus propios problemas, cada uno vive su propia historia. ¿Qué será del almacenero de la esquina que tuvo que cerrar porque no le entraba nadie a comprarle nada? ¿Y del colectivero que me dejo en el consultorio del médico hoy a la tarde? ¿Por qué me preguntó estas cosas? Quizás la muerte te hace sentir más reflexivo. Nunca antes la había tenido tan cerca. Y ahora vive en mi como una bomba de tiempo. Puede estallar cuando quiera.

Dentro de unos días cumplo mis veinte años. Mi último cumpleaños de mi vida. Creo que es una buena oportunidad de decir lo que me pasa.

Llego a mi casa. ¿Por qué tardaste tanto? ¿Dónde estuviste? ¿Con quién estuviste? ¿Por qué tenés esa cara? (me estoy muriendo mamá) ¿Qué té pasa nene? (odio que me digan nene) ¿Vas a hablar o vas a quedarte callado? ¿Estás saliendo con otra? (como si ahora en este momento pensaría en salir con otra chica) ¿Dejaste a Sol plantada? (uh, me olvide de Sol) Y finalmente ¿Cómo te fue en él medico? (al fin alguien preguntó). No saludé. Caminé hacia mi habitación, cerré la puerta cuidadosamente, no tenía ánimo para dar un portazo, y me tiré en mi cama. Antes de dormirme lo último que escuche fue a mi abuela decirle a mi mama ¿no estará metido en las drogas este chico?

Para los adultos si un adolescente esta deprimido es porque esta consumiendo drogas. Si un adolescente esta ido, esta consumiendo drogas. Si un adolescente esta excitado, esta consumiendo drogas. ¿Alguien sabe porque nos asocian mas a nosotros en las drogas que a los adultos? El mundo lo rigen los adolescentes. Pero lo comercian los adultos. ¿Quién es el que vende las drogas? No hablo del “repartidor” que vende en gramitos a los chicos afuera de las escuelas. Hablo del pez grande. Hablo del tipo que junta tanta, pero tanta plata en vender drogas y más drogas que no sabe que hacer con ella y la tira. O invierte en cuestiones perdidas. El famoso lavado de dinero. Los adultos están más metidos en las drogas que los adolescentes. Y claro, un rockero es un drogadicto, pero varios empresarios y gente de “las altas esferas” no lo son. Los narcos es otro tema. Para mí, tendrían que legalizar la droga. El que se quiera matar que se mate y que no lo haga por atrás. Por lo menos podríamos llegar a terminar el gran negocio de los narcotraficantes. Pero ¿le interesara al poder terminar con el negocio? Legalizando la droga podríamos llegar a blanquear algunas cosas, pero siempre va a haber algo más. Siempre va a haber alguien que meta las manos en la lata. El mundo es corrupto. El ser humano es corrupto. A nadie le interesa que haya gente que sé esta muriendo de hambre. Chicos que se mueren antes de llegar al año de vida. Desempleo. Pobreza. Estoy cansado de que a cada uno le importa una mierda el otro. Entonces encuentro algún aliciente para dejar este mundo mediocre e hipócrita. Pero por lo que más rabia siento, es que el mundo tiene la cura para mi enfermedad, pero no la quiere dar. ¿Cómo va a perder el negocio de los placebos? El mundo sé esta perdiendo de curar a cancerosos o sidosos, solo porque los medicamentos se venden bien en el mundo entero. El mundo es un negocio, y nosotros somos la mercadería.

Imagino que alguien inventa la vacuna de la conciencia. Así podríamos llegar a pensar en algo mas que en nosotros. Podríamos llegar a pensar en el prójimo. Quizás haya una solución después de todo. Imaginar un mundo mejor no es algo imposible. Quizás si nos ponemos a imaginar todos juntos, tomemos un poco conciencia.

No quiero hablar. No quiero moverme. No quiero pensar en lo que me pasa. Quiero estar tirado en la cama. Quiero escuchar música bien fuerte. Quiero apartarme de todo. ¿Es este el mejor momento para morir? ¿Realmente quiero morir así? Tirado en una cama. Sin decirle un “te quiero” a las personas que más quiero. De ninguna manera. Creo que en ese momento, descubrí que quiero una muerte mas que digna para mí.

Notablemente a la mañana siguiente estaba de muy buen humor. ¿Raro no?. Intenté desayunar. No podía. Por mas que intenté comer no puedo. Esto ya me pasaba hace unos meses. Ahora ya descubrí el motivo. Comí a la fuerza. No tengo que dar una imagen de moribundo. Supuestamente tenía que ir a la universidad esa mañana. Dentro de unos días tendría el parcial más difícil de lo que va de mi carrera y estaba estudiando muchísimo. Estaba muy seguro que lo iba a aprobar. Pero ahora tengo la sensación de que me maté estudiando y sin embargo no sirvió para nada. Siento que toda mi vida no sirvió para nada.

Salí de mi casa y me dirigí a la universidad. Tomé el tren. Me baje en Constitución. Y ahí noté algo. Gente de traje. empleados, obreros, abogados, contadores, etc y mil malditos etc. Todos dirigiéndose hacia el mismo lugar. Todos caminando como si alguien te estuviera dirigiendo. Odio caminar para el mismo lugar que todos. Me siento débil. La gente me agobia.

Al fin llegué a la facultad. Y así como llegué, me fui. No la voy a volver a pisar más. No tengo más nada que decir sobre este momento.

Caminé. No pude ir muy lejos. Necesitaba respirar aire puro. Buenos Aires está muy contaminada. Tomé un taxi y me fui hasta Puerto Madero, quería ver el río. Contaminado, pero era lo más cercano a río que tenia. El tachero se me pone a hablar, estaba escuchando la radio muy alto. Un tango, creo que Goyeneche, decía... “primero hay que saber sufrir...” Saber sufrir. Creo que estaba tomando un curso acelerado. El pobre tachero me seguía hablando -lindo dia, ¿no, pibe?-, finalmente ante mi mirada inmutable hacia la ventanilla desistió.

El río de la Plata. Me apoyé en una baranda y mire hacia abajo. El agua turbia meciéndose ahí abajo. Algún dia esto habrá estado limpio. Hoy es un basural. Siento ganas de tirarme. Pero sin embargo, ya estoy ahí abajo.

Yo. Mi total falta de atención al mundo que me rodea. Mi indiferencia. Mi enfermedad. Mi cigarrillo. Mis manos sobre los apuntes. Mis letras garabateadas. Mis brazos agitándose. Mis apuntes volando hacia estrellarse contra el río. Mi libertad.

Ya no tengo noción del tiempo. ¿Cuánto hace que estoy acá? ¿Estoy acá? No sé si volví a mi casa después de esa tarde. No sé adonde fui. Solamente recuerdo esa primera cerveza.

Días después me levanté. Mi mamá gritándome. Yo no quiero hacer nada. El teléfono que suena. Siempre me consideré un tipo que tiene a mucha gente alrededor. Pero la gente que quiero que me llame... no me llama. Sol lo hace. A Sol no la atiendo. No atiendo a nadie. Compañeros de facultad. Preocupados. ¿Por qué no estas yendo? ¿Por qué no te presentaste al final? Sólo interesados. ¿Interesados en verme bien? No. Mañana es mi cumpleaños. Hace días que estoy tirado, días que no me levanto, días que no como. Estoy mas flaco. Me siento mal. Mañana.

Por primera vez en muchos días veo el sol. Son las 6 de la mañana. Amanece en Buenos Aires. Hoy es mi cumpleaños. Mi último cumpleaños. El de los veinte. Un año nada más. Un año y voy a ser mayor de edad. No llego. Salgo a la calle. Camino. La gente esta triste. La gente no tiene una esperanza. Todo el mundo esta rodeado de otras personas. Sin embargo, todo el mundo esta solo. Solo como yo. Es mi cumpleaños. Nadie me lo dice. Y te vi.

Mirada triste, perdida. Cruzada de piernas. Sus dedos entrelazados. Su pelo rubio cayendo. Sus ojitos celestes hacia ninguna parte. Desilusionada. Mis ojos se clavan en ella. No se su nombre. No se quien es. Pero siento que de alguna manera nos estamos comunicando. Ella levanta sus ojos. Cruza su mirada con la mía. Nos quedamos así. Por un momento casi eterno. Irreproducible. Parece que leo su pensamiento, quisiera tocarla. Quisiera besarla. Sin embargo ese momento termina. Bajo mi mirada. La vuelvo a subir, ella no está. Me insulto a mi mismo. Por un momento pensé en encontrar a alguien que realmente me entendía. “Feliz cumpleaños”- escucho. Era ella. Me besó. Me regaló un beso. Y se fue. Nunca más volví a verla. Pero... con ella se fue el amor de mi vida. ¿Sol? ¿Quién es Sol? Estoy contento. Perdí al amor de mi vida. Pero por lo menos lo conocí un momento. Si esto no hubiera sucedido así. Ella me hubiera terminado llorando. Ódienme. Reconozco que estaba con Sol por comodidad. Que triste. Triste es que me tenga que estar muriendo para poder darme cuenta de muchas cosas.

No fui hasta eso de las siete de la tarde. Mi mamá debe estar como loca. Mi papá no lo demuestra, pero seguro que también. Su cara me lo va a decir todo. Recuerdo mis anteriores cumpleaños. Gente, parientes cercanos o lejanos. Gente que no me interesara que este festejando mi cumpleaños. Pero ahí estaban. Y ahí van a estar. Llego a mi casa. Besos, saludos, reproches. ¿Dónde estabas? ¿Con quién estabas? ¿Por qué no viniste antes? ¿A que hora saliste? Quiero gritar basta! Pero me quedo callado. Sonrisas falsas. Chistes malos. Sol. Ya no la pude ver como antes la veía. La quería, pero ya no la amaba. La abrace bien fuerte. Pasaba la noche. Llegaron algunos amigos. Parecían fantasmas para mi. Pero el verdadero fantasma ahí era yo. No le dirigí la palabra a nadie. Escuchaba cuchicheos. No me interesaban. Estaba perdido. Me levanté, enfrente de la mesa y dije.

Hoy cumplo veinte años. Cumplo un cuarto de una vida promedio. Nacer, crecer, madurar, morir. Ese es el ciclo que cada uno cumple en su vida. O la mayoría de todos cumple. Quiero decirles que en mi vida fue feliz. Quiero agradecerles por quererme. O por amarme. O por odiarme. Se que tengo cosas que a muchos les parecerán irritantes. Pero este soy yo. Con todo lo bueno, y todo lo malo. Hoy cumplo veinte años. Para algunos, un año mas de festejos vacíos. Pasé muchos años de festejos vacíos. Hoy es el cumpleaños más especial de mi vida. Porque hace unos días aprendí que todos tus planes se pueden derrumbar en apenas segundos. Tenía una vida plena por delante. Amigos, familiares, y a vos. -Escuchaba risas, resoplidos fastidiosos, pero sin embargo seguí hablando -Quiero decirles algo a cada uno de ustedes.

Mama, tan solo un gracias no alcanzaría para decirte todo lo que te agradezco. Me educaste. Me formaste. Soy lo que soy, gracias a vos. Una persona íntegra, que no se vende. Te rompiste el alma siempre, por darme lo mejor. Intentaron pisotearte, pero vos siempre saliste. Hay momentos en los que uno no sabe hacia adonde va. Vos estabas, mi error fue no haber sabido confiar en vos siempre que te necesitaba. Ahora se que puedo confiar en vos siempre.

Papá, por romperte el orto laburando nos fuiste dejando de lado. Pero se que siempre me inculcaste valores. El trabajo te consumía, pero seguías adelante a pesar de todo. Pero me faltó algo. Me faltó saber que me querías. Me faltó que me digas que me querías. El mejor regalo que me podes hacer en este momento, es decirme que me querés. Quiero escucharlo. -Me interrumpió con “sabés que te quiero” -No, pá. Decilo con tu corazón. Decilo tres veces. El lo dijo. A la segunda vez se quebró.

A vos Sol. Se que me bancaste muchas veces. Se que te quiero. La realidad es que no te amo. Discúlpame por haberte hecho perder tanto tiempo. No hay otra chica. No hay nada. Mi alma me dice que vos no sos para mi. Mejor que te lo diga ahora, que no te quedés pensando en que yo era todo para vos. Porque se que así es. Siempre vas a estar en mi recuerdo. Pero así y todo, se que vos y yo, no estamos hechos el uno para el otro. Vas a encontrar a alguien que te ame. Y vos lo vas a amar. Y van a ser felices. Pero se, que vos nunca me vas a olvidar.

Les digo todo esto porque éste, es mi ultimo cumpleaños. Tengo cáncer. Entonces, me voy a morir. Lo único que les digo es que yo acepté mi destino. A partir de ahora voy a hacer valer mis días. Pasé toda mi vida desperdiciándola. Si alguien me hubiera dicho que me moriría a los 20 años, yo no hubiese hecho nada de lo que hice siempre. Pero ya lo ven, me lo dijeron apenas un par de meses antes que me muera. Y ahora no soy nada. Sólo una simple alma que paso por este mundo sin cumplir su cometido. Lo único que les quiero decir a todos es... Hagan que sus días valgan la pena. Nunca se sabe cuanto tiempo vas a estar en este mundo.

Salí a la calle. Todos lloraban. Pero por alguna razón, me dejaron solo. Se los agradezco. Si no hubieran visto como el colectivo me atropellaba. No me dolió. No lo sentí. Vi la luz blanca. Esa luz que ven todos cuando se mueren. Vi una cara. Me vi a mi mismo. Era un bebé. Habia muerto y vuelto a nacer enseguida. Seguramente con el paso del tiempo me voy a olvidar de todo lo que viví en mi vida pasada. Ahora tengo una segunda oportunidad. Ahora voy a hacer que mis días valgan la pena. Algo me queda de lo que viví cuando me estaba por morir. Soy una persona nueva. No se donde estoy. Esta señora me abraza, llora de alegría. Yo lloro. No se porque. Pero vine acá con una nueva meta.
Carpe Diem. Vive el dia.

Yo no quiero volverme tan loco

Yo no quiero volverme tan loco
yo no quiero vestirme de rojo
yo no quiero morir en el mundo hoy.
Yo no quiero ya verte tan triste
yo no quiero saber lo que hiciste
yo no quiero esta pena en mi corazón.
Escucho un bit de un tambor entre la desolación
de una radio en una calle desierta
están las puertas cerradas y las ventanas también
¿no será que nuestra gente está muerta?
Presiento el fin de un amor
en la era del color
la televisión está en las vidrieras
toda esa gente parada que tiene grasa en la piel
no se entera ni que el mundo da vueltas.
Yo no quiero meterme en problemas
yo no quiero asuntos que queman
yo tan sólo les digo que es un bajón.
Yo no quiero sembrar la anarquía
yo no quiero vivir como digan
tengo algo que darte en mi corazón.
Escucho un tango y un rock y presiento que soy yo
y quisiera ver al mundo de fiesta.
Veo tantas chicas castradas y tantos tontos que al fin
yo no se si vivir tanto les cuesta.
Yo quiero ver muchos más delirantes por ahí bailando
en una calle cualquiera
en Buenos Aires se ve que ya no hay tiempo de más
la alegría no es sólo brasilera (no mi amor)
Yo no quiero vivir paranoico
yo no quiero ver chicos con odio
yo no quiero sentir esta depresión
voy buscando el placer de estar vivo
no me importa si soy un bandido
voy pateando basura en el callejón.
Yo no quiero volverme tan loco
yo no quiero vestirme de rojo
yo no quiero morir en el mundo hoy.
Yo no quiero ya verte tan triste
yo no quiero saber lo que hiciste
yo no quiero esta pena en mi corazón.
Yo no quiero sentir esta pena en mi corazón.

Texto agregado el 26-01-2002, y leído por 4120 visitantes. (4 votos)


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