Todas las mañanas a la misma hora
el viejo aparece arrastrando sus penas
asido al burrito que suple sus fuerzas
al fondo lo aguarda su asiento de siempre
y si hay sol es su gloria, calienta su espalda
le devuelve energías, le susurra vida
y mira a su izquierda con mirada herida
al retrato gris en que sonríe su esposa
mujer de su vida que partió hace un tiempo
y que ahora reposa en un panteón cercano.

Y el viejo le expresa con tono amoroso
que su cuerpo le reclama un pronto armisticio
que las noches son largas y corto el reposo
le pregunta que hace allá en la vida eterna
y ríe ante el silencio obvio de la mujer aquella
que alegró sus días y hoy enternece su hastío

Se ha fugado el sol por la cortina oeste
y es el momento exacto para partir al lecho
un poco de tele, otro de reposo, noche de bostezos,
recuerdos y nostalgia que anteceden al sueño
de este viejo triste que aguarda quizás nada,
que lo abrace el misterio de la noche eterna
para huir presuroso de este mundo hostil
y rejuvenecer al lado de su mujer amada.