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(Podría decirse que este relato es una continuación de "20 años después", en la que el protagonista se reencuentra con antiguos compañeros de estudios, mientras sigue sin resignarse al paso inexorable del tiempo)


Una vez más, mientras esperaba el momento de salir de su despacho, Luis volvió a leer aquella carta, al tiempo que una multitud de recuerdos se iba agolpando en su cabeza.
En aquel manoseado papel había una convocatoria para celebrar el 25 aniversario de su promoción académica, con la correspondiente comida de hermandad, en un conocido restaurante junto a la playa.
La iniciativa de la convocatoria había partido de dos o tres antiguos compañeros, a los que Luis recordaba muy bien, pero a los que no había vuelto a ver desde el fin de carrera.
En esa carta también se indicaba un número de cuenta bancaria para ingresar el importe de la comida, cosa que Luis había hecho al dia siguiente de recibir aquel escrito, unas tres semanas antes.

Sonó por fin la hora de cerrar y abandonó su mesa de trabajo. Salió a la calle y fué a buscar su coche, para dirigirse al lugar de la cita. Ya había avisado a su mujer de que ese día no iría a comer a casa, explicando el motivo, y de que tal vez llegaría tarde.
Mientras conducía su coche hacia la playa, en dirección al restaurante, Luis iba recordando aquellos tiempos de estudiante, que parecían tan recientes y que, sin embargo, habían transcurrido 25 años desde entonces.
Cuando por fin llegó al lugar acordado, vió que ya no era el primero, a pesar de su siempre extrema puntualidad, pues allí había otras personas de su edad aproximada.

Se dirigió hacia ellos y empezó a estudiar sus caras, intentando recordar, pero mientras lo hacía, una de aquellas personas, una mujer, se dirigió hacia él con una gran sonrisa y le dijo, tras darle dos besos:"¡Luis!¡Cuantos años sin vernos!¡Soy Lucía! Ven, a ver si te acuerdas de éstos."
Poco a poco, la memoria de Luis fué retrocediendo en el tiempo, mientras identificaba aquellos rostros: Pedro, Juanjo, Ángela, Carmen, Román. Todos habían cambiado su aspecto con el paso del tiempo, pero sus rasgos básicos permanecían. Vió otra cara que no reconoció, hasta que le dijeron: "¡Es Paco!".
Sorprendido y confuso a la vez, volvió a mirarlo mientras pensaba: "¡Qué vergüenza! No lo he reconocido, con lo amigos que éramos". Pero el final de carrera los había desperdigado a todos y la falta de contacto había hecho el resto.

En esos momentos, paró un taxi a la puerta del restaurante. Del mismo bajó una mujer que se dirigió hacia el grupo. Al verla, el pulso de Luis casi se detuvo, tan grande fué la sorpresa.¡Era Merche, su mejor compañera y más íntima amiga de los tiempos universitarios!

Los recuerdos acudieron a su mente a una velocidad vertiginosa. Recordaba los tiempos de la Facultad, en los que hubo entre los dos tal sentido del compañerismo, que las malas lenguas llegaron a decir si había alguna historia entre ambos, ya que siempre se les veía juntos a toda hora, en clase, en la cafetería en la biblioteca o a la hora de presentar trabajos.
En aquella época, cuando las habladurías llegaban hasta ellos, solían sonreir de una manera cómplice, y ni afirmaban ni desmentían nada.
Fué al acabar la carrera cuando Luis empezó a notar el vacío de su compañía, pero cuando habló con ella para tratar de seguir juntos, como algo más que compañeros, ya era demasiado tarde.

El tiempo fué pasando, y aunque se veían muy de vez en cuando, cada uno fué haciendo su vida, aunque Luis seguía recordando a Merche como una "asignatura pendiente". Llegó a saber que había enviudado joven, y la verdad es que lo sintió en el alma, pues su marido era una buena persona, con quien alguna vez había hablado, y comprendió la desgracia que había sobrevenido a su antigua compañera.

Pero había pasado bastante tiempo desde que la viera por última vez y, por éso, cuando la reconoció al salir del taxi y dirigirse hacia él, su sorpresa fué mayúscula, ya que la vió exactamente igual que 25 años antes. ¿Acaso había hecho un pacto con el demonio? ¿O eran sus propios sentimientos, que le jugaban una mala pasada, haciendo que la viera con los mismos ojos de una época anterior?
Sonriente, Merche se dirigió hacia él, le dió un cariñoso beso a modo de saludo y se unió al grupo de antiguos compañeros.

Mientras esperaban para entrar a comer, todos iban hablando de aquellos tiempos ya pasados de la Universidad, que a todos les parecía que hubieran pasado el día antes, y no 25 años atrás. Una y otra vez se sucedía la narración de diversas anécdotas, saliendo a relucir la mayor parte gracias a la portentosa memoria de Luis, ante el asombro general.

Llegó la hora del banquete y pasaron al comedor, en el que habían dispuesto una larga mesa, junto a un inmenso ventanal desde el que se disfrutaba de una impresionante vista de la playa, con un inmenso mar azul que bañaba una dorada franja de arena.
Instintívamente, o tal vez por casualidad, Luis se sentó junto a Merche. "¡Qué bien -pensó para si- como en los viejos tiempos!".
Empezó la comida, en la que se iban sucediendo suculentos manjares, pero él permanecía ajeno a ellos, pues estaba más atento a las conversaciones en las que las frases más oidas eran: "¿Recordais aquella vez cuando...?!" o "¿Te acuerdas de Fulano o Mengano, qué habrá sido de él?".

El convite fué transcurriendo en un ambiente alegre y distendido, hasta que llegaron los postres, con el café y las copas de cava. Fué entonces cuando una voz dijo: "¿Alguien de los presentes desea decir algo?".
Se hizo un momento de silencio, en el que todos se miraban mútuamente, sin decidirse. Fué en ese momento cuando, titubeante, Luis se levantó y, sin saber cómo, pues no tenía preparado nada, comenzó a hablar ante la expectación general: "Queridos compañeras y compañeros: Para muchos de vosotros han pasado 25 años desde la última vez que nos vimos. Un cuarto de siglo, que se dice pronto, y sin embargo parece que fué ayer cuando éramos un grupo de jóvenes estudiantes dispuestos a enfrentarnos al mundo y a la vida, con miedo e ilusión al mismo tiempo."
"Estoy seguro de que muchos de vosotros tendreis hijos con una edad similar a al que teníamos nosotros en aquella época y, a veces, cuando nos comentan cosas de sus estudios, nos parecerá que retrocedemos en el tiempo y rememoramos nuestra época universitaria".
"Pero ya no somos estudiantes. Ahora somos personas maduras que luchamos día a día para sobrevivir y sacar adelante una familia, una empresa, un país, etc. No voy a extenderme en ello, pues cada uno de nosotros es un mundo diferente, con sus propias circunstancias".
" A pesar de todo, en estos momentos, creo estar recordando aquella época pasada, que por desgracia no va a volver, cuando muchos de los que ahora peinamos alguna cana, lucimos incipentes calvas o intentamos disimular alguna arruga, éramos unos jóvenes melenudos, vestidos con la ropa de estridentes colores que se llevaba entonces y que estaban dispuestos a cualquier cosa para conseguir un mundo ideal que sustituyera al de entonces, que a muchos no nos gustaba".
"Nos hemos juntado hoy, 25 años después, para celebrar aquellos tiempos y, casi casi con el espíritu de entonces. Me hubiera gustado que nos hubiéramos reencontrado todos, pero no ha sido posible. Unos por no disponer de tiempo, por lejanía o trabajo. Otros, por haber emprendido ese largo viaje sin retorno que todos hemos de hacer algún día. Para todos éstos, ruego un recuerdo o una oración."
"En cuanto a los aquí reunidos ¿Qué quereis que os diga? Pues, sencíllamente que estoy muy contento de que volvamos a vernos después de tanto tiempo y que, dada la rapidez con que han pasado estos 25 años, la celebración del 50 aniversario está al volver la esquina. Así que, ¡Nos hemos de volver a ver todos! Nada más. Un fuerte abrazo a todos."

Tras estas palabras, que ni el propio Luis sabía cómo había sido capaz de pronunciar, el comedor casi se vino abajo de los aplausos.
Entonces dirigió su mirada hacia los asistentes más cercano y su corazón dió un vuelco al verlos: Jorge, que siempre había presumudo de hippy ecologista, con su larga y rizada melena. Magda, siempre sonriente, aunque con aire distante. Antonio, con sus gafas de montura negra que le daban aire de sabihondo. Ürsula, siempre seria e introvertida.
Y a todos los veía jóvenes, igual que 25 años atrás.

Notó por debajo de la mesa una mano que le daba unas palmaditas cariñosas sobre los muslos, se giró a su izquierda y allí estaba Merche, sonriéndole de la forma tan cariñosa que él recordaba.
Luis empezó a notar una extraña sensación que comenzaba a invadirle desde lo más profundo de su ser. Una insistente opresión le salía de su pecho, provocándole un nudo en la garganta.

Se levantó de la mesa y se dirigió a los lavabos, entrando en el de caballeros. Allí, reflejado en la luna del espejo, se vió tal como era en su época de estudiante: Con el pelo largo, que casi le tapaba las orejas, un bigote oscuro y un tanto descuidado, su holgada camisa y una cara que reflejaba gran número de inquietudes e ilusiones.
También se vió realizando todos los proyectos que imaginaba al comenzar su carrera, su vida al lado de aquel amor platónico al que nunca se atrevió a declararse y tantas y tantas cosas que nunca llegó a completar.
Un extraño hormigueo comenzó a nacerle en su nariz y fué poco a poco subiendo hacia sus ojos, terminando por estallar en un amargo llanto, cuyos sollozos no lograba contener, hasta reventar en unos imparables lloros, desahogando la enorme frustración que sentía.
Después, ya más calmado, al volver a mirar al espejo, vió de nuevo la realidad actual, con un hombre maduro, cuarentón y un poco entrado en kilos, que era en lo que había devenido.

Luis se lavó la cara, y el contacto con el agua fría pareció despejarle un poco más. Para disimular sus ojos, algo enrojecidos, no tuvo otra idea que colocarse sus gafas de sol, y con ellas puestas salió de los servicios.
Con gran sorpresa por su parte, en el pasillo le esperaba Merche, que con gesto preocupado le preguntó qué le pasaba.
Por toda respuesta, Luis se quitó sus gafas oscuras y le enseñó sus ojos, aún irritados por las lágrimas derramadas.

Merche reaccionó como él nunca habría pensado: Lo abrazó con gran ternura, mientras juntaba su boca con la de un sorprendido Luis, en un apasionado beso que siempre había soñado pero que nunca disfrutó.

Volvieron al banquete y siguieron hasta que la fiesta concluyó. Al final hubo besos para todos, se repartieron algunas tarjetas, se intercambiaron teléfonos, etc. ¿Tal vez hasta dentro de otros 25 años?
Al salir del restaurante, Luis se ofreció a llevar a Merche a la estación para tomar el tren, cosa que ella aceptó encantada. Durante el trayecto apenas hablaron, limitándose a hacer algunos comentarios sobre las anécdotas del banquete o de sus antiguos compañeros.
Cuando llegaron a la estación, Luis bajó del coche para despedirse de Merche, que le abrazó cariñosamente, si bien esta vez le dió dos besos de amiga, en sus mejillas, entes de dirigirse al andén.

Ya de vuelta en su casa, su mujer le preguntó:"¿Cómo ha ido todo?", y Luis le respondió:"Bien, recordando los viejos tiempos".
¿Cómo iba a decirle lo que realmente había sentido y lo que había pasado con su "asignatura pendiente"? ¿Lo iba a entender ella?
Entonces, en la habitación, al vaciar sus bolsillos, sacó una tarjeta de visita con el nombre de Merche, y en el reverso, escrita con la letra que él recordaba tan bien de su época universitaria, había una breve nota:"El año que viene, en el mismo sitio, a la misma hora".

Texto agregado el 17-10-2005, y leído por 165 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
27-10-2005 El tiempo avanza y no piensa detenerse, es tan irracional el tiempo, no se apiada de nadie, va dejando nacer, crecer, morir, dejando regadas en los rostros ciertas líneas remarcadas, palideciendo los cabellos, pero este tiempo que nos trae felicidad como desdichas, siempre es nuevo, cada segundo, cada hora, ojala nos renovaramos como el tiempo, cargando tanta historia como memoria, tal vez por algo tenemos el olvido, para no enloquecer con tanto pendiente que dejamos. Muy lindo el texto, felicidades, me encantó de sobremanera. MARIAOTILIA
19-10-2005 Asignaturas pendientes... e pregunto... habrá ido Luis al año siguiente...??? Siiiiiii lilianazwe
 
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