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Inicio / Cuenteros Locales / adrianu / ¿Quieres bailar conmigo? ( dedicado a Blancapola )

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En los ojos del joven arde la llama. En los ojos del viejo brilla la luz

Víctor Hugo


¿Quieres bailar conmigo?


Este escrito solo puede haberse llamado con los siguientes nombres: “los escaparates cambian”, “una canción inesperada”, “el beso furtivo”, “Romanza” o el que aparece ahora pero ninguno otro de los que mencione. Nunca tuve mayor felicidad por lo que sucedió en aquel tiempo. Estos títulos los identificaran ustedes en su debida oportunidad, conforme avancen en el relato, léanlos, identifíquelos, y sepan muchachos: amemos nuestras vidas, y recuerden que cada etapa en la vida goza de una oportunidad, un amor y una ilusión. Si deciden a leerlo (háganlo despacio), tomen su tiempo, pues para este mundo que devora cada minuto en cada instante, al igual que en nuestras vidas conviene rescatar los momentos de soledad y recogimiento; recomiendo tomen su tiempo y háganlo también para sus vidas. Todas las frases enmarcadas entre comillas son de “ella”.

* * *


Siempre fui un muchacho feo. Hoy, ya mas adulto no creo que esos rasgos hayan cambiado rotundamente pero en lugar, como si el destino me compenso dándome presencia de carácter, ser ameno, y sin necesidad de usar loción para olfatear cierto magnetismo a mi favor que nace con la manera en que miro.

Me paro enfrente de la calle mientras espero que las compras del supermercado vengan. Me sitúo enfrente de esta tienda, y tras los vidrios veo como lo arreglan por dentro. Los escaparates cambian; representan la moda de cada época y quien pudiera detener su vida mientras posa enfrente de uno de ellos, miraría como el maniquí va cambiando según el atuendo del momento. Una impresión muy parecida me sucedió pues pude, como si estuviera enfrente de uno de ellos, presenciar varios sectores de mi vida. Mientras espero ante uno de ellos, el túnel del tiempo se detiene por un instante.

Espero tener el suficiente tiempo ante este (el escaparate) para recordar todo aquello. Se que todo cambiara de nuevo a la normalidad: cuando se asome de nuevo mi esposa de la mano con las bolsas de compra, y mi ser querido tomada por la otra mano: mi hija.


Recuerdo…

Estando en la Universidad re-conocí a una muchacha. Su fama llegaba por la influencia de su carácter, a los movimientos en pro de las feministas. Cabello largo, lizo, rostro en juventud constante, se sonrojea por igual, espíritu volátil, mente rápida, aguzada en sus pensamientos. Sus frases celebres “Hoy el destino se revela”, “una mujer inteligente es un desafío”, “No lloréis más mujer de valor intrínseco”.

Particularmente la reconocí cuando enfrente de un escenario preparaba una obra para niños: de pantalón, blusa amarilla sin meter y cabellos un poco desordenados. La obra iba a llevarse por la tarde pero en mi imaginación comenzaron aparecer ya las escenas de la misma, y como entre sueños futuros la puse en escena para figurarme todo…la vi a ella sentada ante el escenario, atenta con sus ojos saltarines a la hora en que los niños estuvieran actuando. Al finalizar, ella seria la primera en aplaudir y gozar como con una explosión por dentro, la alegría de llevar una realización pequeña para todos los padres de aquellos chicos. Con aquello supe en definitiva que si era “ella”.

Sus caderas se habían redondeado, no mucho, justo como para poder provocar a un hombre, su altura estaba igual, era bonita, mas sin embargo continuaba con su peculiar tic de apartar sus cabellos cuando caían sobre su rostro. No pareciese reparar o concentrarse para denotar su belleza de lo concentrada que estaba en su actividad.

Estando, como dije, observándola en el escenario sin sentirlo me fui acercando, poco a poco hasta quedar al lado de una de las primeras filas. Mientras estaba ahí, sonaba la pieza “Let me be your fantasy (DelilaH)” ( dejame ser tu fantasía ) de la década de los 60 de Tom Jones. Me detuve en brazos cruzados, con camisa blanca impecable, cuello perfectamente enyuquillado, y abrochada la camisa desde el tercer botón para abajo, calzado con lustro sin brillar pero de un esplendido mocasi, pantalón todavía con la línea del planchado, color negro , sin loción pero con un azul afeitar en la mejilla, mis movimientos denotan masculinidad, serenidad, y mis ojos se movían al mismo son, sonrisa de porte ingles, arriba de los 40, llegué casi enfrente del escenario, entonces percibí como sus ojos se clavaron en mi. Sentí como se detuvo mi respiración. Nuestra coincidir de miradas y…calladamente vocalizo mi nombre: “A-dri-an”. ( en el entorno imperaban toda clase de sonidos pero lo oí como si me lo dicto directo al oído ) ¡ Ah ¡ Fue como si un rayo helado me hiriera y morir tras el precipicio saltar. Ahora “ella”, que tan diferente con su imagen se mostraba a como antes la había conocido en otra oportunidad.

- Hola – sueltamente conteste – “ella”, respondió con una sonrisa

Mientras me preguntaba del como había cambiado esa chica desde aquella época; que circunstancias habrán echo como para que se lanzara con las clase de sus escritos y actividad; pero lo concerniente era que ella era líder no tanto por ella, sino por que internamente se consideraba “una triunfadora” y al emanarlo todos lo percibíamos, se percibía en el ambiente y uno no tenia que tener un olfato de sabueso para notarlo.

Pero fue en el “ayer”, cuando nos conocimos por primera vez, hace años…era todavía un patojo. En una fiesta.

Ella estaba sentada y sin pararse yo sabía que era más alta. Se veía tierna, bromista, alegre. Y cada muchacho que pasaba la quería sacar a bailar.
Antes la había visto en la pista, sudaba y se divertía intensamente, le gusta decirles a los muchachos “ya no”, “tengo sed”, “espere un momento”. Sentado desde mi butaca ( aunque no era teatro ), con el vaso de coca-cola y servilleta, miraba como todos alrededor se movían y gozaban de la fiesta; lógicamente sabia de mi “look”; con el conocimiento que pocas horas antes de asistir a la fiesta, mi mama me había puesto una media en la cabeza para que el pelo parado se doblegara con vaselina con la presión de esta, aunque sabia que los esfuerzos de mi mama iba a ser al poco tiempo inútiles, la dejaba hacerlo y ella repetía para darme ánimos “como vas quedando de guapo”; tenia que verme al espejo casi sin mover la cabeza para no destronar el trabajo echo en el pelo. Aun así, sabia que no tenia muchas oportunidades para la fiesta, y seria como todas las demás: Ver bailar a todos, hacer como si me divirtiera, regresar cansado mas sin embargo abatido. Cuando invitaba a las chicas a la pieza musical, y con mi pelo a punto de parar, rasgos no muy en ventaja a favor, recibía un “No” como respuesta; cuando se daba esa situación, muy común, sabia que no debía de volver la mirada cuando me retiraba pues llegaba a pescar la risilla de las compañeras, mas sin embargo, la música me alegraba y tras el vaso de coca, sentía los impulsos a través de los que realmente bailaban, el sentimiento de ser acogido como parte del grupo. Naturalmente me engañaba pero era la manera de ser feliz.

Cuando la mire bailar, a “ella” (Paola), mis ojos se enamoraron pues su rostro trasmitía una alegría interna, dulce, sin rencor, ella: bonita, alta (mas que yo) y suelta. Cuando la música pasaba a más “suave”, movía su rostro en negativa, y la palabra “con permiso” aparecía en su rostro. Toda sudada regresaba a la mesa donde los refrescos invadían y esperaban para dejar a su momentánea pareja en medio de la pista

Si…, en efecto; se llamaba “Paola”. Y no se borra de mi mente el como la vi levantarse de su asiento y cruzar la pista, vino hacia mi y me tomo de la mano. Sin decirme nada y resuelta me halo suavemente. Sin darme cuenta estábamos moviéndonos con las notas alegres de la música.

Cuando estábamos en el dance, efectivamente ella parecía gozarla, la misma silueta, el mismo encanto, misma alegría, algo emanaba de ella, y no dejo de ser en si “ella” comportándose igual como cuando la observaba bailando con los otros. Desde mi interior, como siempre había querido tener el valor de sacarla a bailar ( en vez ella fue quien lo hizo) para sentirme bien conmigo mismo me repetía (sin que ella lo oyera) “¿Quieres bailar conmigo?”, y gozaba por el resultado ya dado. Mientras repasaba esta pregunta asomo la famosa canción “lenta”; ella no se fue a sentar. Sobre mis hombros apoyo sus manos y sobre su cintura puse las mías. No importaba que al principio no supiéramos el paso…la música hizo el resto y pronto mi barbilla estaba apoyada sobre su hombro y, un poco mas agachada, ella, apoyaba la suya sobre el mío. Nos fuimos pegando mas, y la llegue abrazar como nunca antes lo había echo con una chica. Es decir, con amor.

Si…, si Adrián, recuerdo aquella noche tras el escaparate de la boutique. Y siento la misma emoción tras aquellos años convertidos en gloria solo por haber bailado hasta el resto de la noche y al final habernos besado furtivamente en los labios. No importo que los demás trataran de quitármela, ella era quien decía el “no” con su peculiar negativo movimiento de cabeza.


Hoy, adulto, me imagino a mi edad pero en la misma época cuando estábamos de fiesta, bailando con mi canado pelo, viéndome “bajo” ante ella, la música igual, todo lo demás igual. Aunque puede interpretarse como una imagen un poco grotesca, reconozco que ella se comportaría exactamente igual como en aquella oportunidad, y al repetir el mismo cuadro de aquella época, yo, hombre adulto, se me cruza una tempestad de sentimientos y hace que mis ojos brillen, y me digo a mi mismo sin tratar de convencerme pues conozco una verdad cuando la veo: “esa si fue una vida, mi amigo, claro que lo fue”

“Me beso con sus labios cual pétalos frescos rozaron los míos”. Y se fue la patoja de mi época moza, ya nunca la volví a ver, durante mucho tiempo estuvo en mis pensamientos y presumía ante mis compañeros ( obviamente en silencio ) del beso furtivo de aquel momento, es decir, viví con el en mis sueños, angustias y alegrías; iba a pasar a una edad mas grande, el acne comenzó a desaparecer, pude usar el pelo sin media,( pues ya mis padres me permitieron que lo usara mas largo ) mi voz cambio aunque mi estatura nunca llego a aumentar.

Aunque crecí, aquella muchacha iba a ser la única en mi vida. Siempre busque a mas, nunca tuve la suerte de la primera, trate de conquistar a otras, siempre con la misma historia de no lograr mas que una ‘amistad eterna’.

Ahora con un linda hija que ya va a comenzar a ir a ‘repasos’ , con un sueldo que me permite tener ciertos lujos no mundanos; la veo emocionalmente, y me recuerdo como fue nuestra época; ella es bonita ( disculpen que lo diga el padre ) ( no espero categóricamente que sea igual a “ella”, el respeto por la personalidad y su lugar en la individualidad es Unico ) pero si igual en sentimientos como para llevar la felicidad algún muchacho como a mi me toco en mi adolescencia, y se que a esa edad mas de algún patojo caerá en sus redes, y posiblemente a solo uno se le dará la alegría de tenerla entre sus brazos y con un verdadero beso furtivo cerrar el mismo ciclo que en mi adolescente felicidad también cerro en mi.

Ahora;. ( ya en la universidad )

Es Impresionante el cuadro en lo que se ha transformado “ella”, tiene carácter, resuelta, lucha por sus convicciones, y auque no esta obteniendo el éxito que persigue, se definitivamente que lo ¡conseguirá!… A pesar de predicar sus doctrinas personales, un día la vi en una graduación luciendo ceñido a su cuerpo, un vestido azul de una pieza. Deslumbraba como toda una mujer e intelectualmente era apetecible. Solo le falta vivir un poco mas; pero aunque se vuelva una rebelde sin causa en el fondo se que ella no cambiara en la belleza e inocencia de sentimientos que hicieron un día sentirme dichoso en aquella fiesta.

* * *

El personaje de esta historia, el femenino, fue inspirado por Blancapola ( cuentista de este portal ), al ver unas fotos de ella, claramente el protagonista masculino es identificable con mi persona.



Adrián


Texto agregado el 16-10-2003, y leído por 740 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
17-10-2003 Es mas que maravilloso. Me tuviste hasta el final pegado al relato. Mis Estrellas iloso
16-10-2003 Adrián! bailemos!!, ven conmigo y bailemos "Close to you" en un jardín de rosas blancas, conectándonos nuevamente, trascendiendo el placer de un abrazo, hasta llegar a nuestras almas entrelazadas, en una misma coraza de sueños y fantasias. Mira en mis ojos mi alago, percibe en mi risa mi agradecimiento, y mordie´ndome los labios sente mi nerviosismo e incredulidad al terminar de leer este, nuestro relato. extiendo mis brazos a mi norte para enviarte cinco de mis estrellas, a cambio de este Sol que me has regalado. BlancaPola
 
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