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CECILIA.


Y ahi la vi, sentada y perturbada, quizas un poco cansada desde la noche anterior, aun se veia despeinada y sucia. Al hacercarme senti aquella humedad, aquel frio que ella emana; su mirada aun pendiente de serpientes nocturnas que buscan un poco de placer , un “poco de su poca libertad”. Alegre ante mi visita sonrio, permanecio con los ojos cerrados y suspire ante ella; cayo profundamente dormida, sin efectuar ningun tipo de ruido, respiro profundo y entro en un largo sueño. Me sente junto ella y la bautize como Cecilia, me pregunte si habia alguien llamada Cecilia que pudiese recordar, pero no vino nadie a mi memoria.
La noche cedio su paso al sol y pude tener una mejor vision del lugar en el que estabamos; los arboles parecian cansados de tanto smog de tanto jugueteo de los niños, de tantas canciones y conceciones en sus nombres y aun permanecian muriendo. Senti un escalofrio profundo, me rasque los ojos; no es la vision que tengo regularmente, asi que me ardian los ojos. Entre tanto pensar y escuchar, subi mis pies a la banca, Cecilia respiro otravez profundo, temi haberla despertado, pero solo se movio; una lagrima quiso salir de mis ojos al ver golpes en su espalda, preferi moverme otro poco y dejar que sus sueños se consiliaran recostada un poco mas en la banca; su posicion incomoda habia dejado marcas en su piel, aquella piel que tanto habia disfrutado en su infancia, y ahora se veía obligada a servir por unos cuantos billetes sucios, pagados unicamente por mentes morbosas que solamente buscaban poder hacer feliz su pene. “Sexo o compasion” gritaban sus delicadas manos que habian dejado de ser aquellas manos que toque cuando la vi nacer, de la misma manera en que esperaba tocarlas este dia.
Vi caminar poderes que no esperaba ver en este lugar, vi pasar sentimientos que con el paso de los años se han perdido y convertido en lo que antes significo mucho para otros. Escuche como gente piensa saber de la existencia de cosas que no ven, y que creen poder interpretar; escuche como decian vivir. Rei; si, talvez mis oidos se conmocionaron ante tanta ignorancia, ante tanta plusvalia inconsiente de sus progenitores mentales, de la razon de su vida y lo poco que aprovechan el tiempo que se les ofrecio para vivr en este mundo; claro que esta bien lo que hacen, es agradable, pero hasta el alma necesita respirar un aire distinto. Recorde aquella frase que tanto me gusta y que no se porque ellos no la comprenden “Ademas, Jehova Dios planto un jardin en Eden, hacia el este, y alli puso al hombre que habia formado”, lo puso ahi a que viviera y compartiera una vida con El y no a que viviera a costa de El, a que disfrutara del Eden y de su compañera y no a que descuidara su vida en el mundo, unicamente por tener una comunion durante cada segundo de su vida; nosotros no somos esclavos de Dios, somos siervos de El. Quise ir a decirles que no le quiten la vida a las personas por ofrecerles otra que no es la que desean vivir; La Palabra se goza y se disfruta, no se desayuna, almuerza, cena, se duerme o se va al baño con Ella; no es cierto que su muerte no sera salva, persistir y vivir es lo que mantiene en pie a un humano. Cuando quise ponerme de pie, recorde a Cecilia, recorde que debia esperar; cruze mis manos, suspire y olvide lo que queria hacer.
Empeze a sudar, mire al cielo y desesperado trate de decir muchas cosas, pero temi despertar a Cecilia; abrumado por mi conmocion rasque mis oidos fuertemente, hale mis barbas y quise llorar, no pude. Vi como miles de personas de diferentes aspectos miraban a Cecilia, un hombre la agredio verbalmente, y arrojo un objeto, cerre los ojos y cayo muy cerca, pero Cecilia no desperto, acaricie sus rodillas y permanecio dormida. Al observar bien, me di cuenta que el objeto era una bolsa con algun tipo de refresco, esta al haberse roto, humedecio un poco la cartera de Cecilia, la recogi y la limpie con una pequeña parte de mi ropa. Al ver las cosas que portaba Cecilia me dio lastima, entre sus cosas habian: un lapiz de labio y demas cosmeticos, unos condones, pocos dolares, menos de un gramo de cocaina y la foto de un niño.
El sol pego en su cara asi que aun dormida, puso una de sus manos sobre su cara y alli se quedo. Recorde como de niña se quedo dormida en la playa mientras recibia un poco de sol; lo gracioso de esto fue que era tanto el ardor que no pudo cambiar de posicion y no le quedo de otra mas que de soportar su doble tez. A la llegada del trafico, vi pasar algunos limosneros, algunos hacian de enfermos mientras acudian a las ventanas de los vehiculos, luego dejaban su actuacion y contaban celosamente el dinero que les habia dejado su engaño. Pude ver sus ojos, una mirada intensa en busca de dinero al que ellos llamaban “dinero trabajado”. Pude ver otros que si necesitaban del dinero pero estos en su inocencia cedian el paso a aquellos actores que violentamente abusaban de ellos. “Hemos erradicado en un 40% la pobreza” decian los dirigentes politicos; me parecia que los habian erradicado pero de sus casas porque ahora andaban muchos mas en las calles.
Me quede dormido al rededor de una hora, y me desperto un movimiento brusco de parte de Cecilia, pude sentir como su cuerpo buscaba despertar, despacio la acaricie con mis manos calurosas y logro conciliar el sueño nuevamente. Espere que estuviera profundamente dormida para poder exclamar un poco interiormente, pero mire el reloj y ya era tarde, pude ver en su cara que estaba soñando algo hermoso, talvez esos sueños que te hacen recordarlos siempre y te regalan una sonrisa cada vez que vuelven a tu mente como un recuerdo agradable. Un chillon de llantas llamo mi atencion, talvez habia sido un choque; me levante y me dirigi hasta el lugar de donde venia el sonido de las llantas al rechinar. Solamente habia sido un susto, los conductores y pasajeros estaban bien y los dos autos no habian colapsado con fuerza, me llamo la atencion la calma del joven al que le habian chocado, y la manera en la que arreglo las cosas, de vuelta hacia Cecilia, vi desde lejos que alguien estaba sentado a la par de ella; corri hasta ella y me encontre con esa persona, intercambiamos miradas y entendio que ese era mi puesto y que no tenia nada que hacer ahi, asi que enojado pero sin mencionar una palabra, se levanto y se fue a buscar a otra Cecilia.
Una mujer se detuvo frente a Cecilia, le hablo y al no obtener respuesta se fue con extrañeza entre sus ojos. Supuse que ya era entonces la hora y que ya no podia esperar. Cecilia bajo sus brazos, mantuve su sueño una vez mas; tome sus manos, sus bellas manos y mire fijamente su rostro, aunque de vez en cuando me distraian sus golpes, que ya se habian tornado de color negro por la fuerza que los habia provocado; pero me mantuve firme y acaricie sus manos, mientras se ponian eladas, suspire y la lleve conmigo.
Ahora, despues de dos dias, solamente queda en manos de la mujer que intento despertarla un papel que dice asi:

Ana Maria Perez, de 23 años de edad, fallecio el dia primero de enero, a las 11:23 de la mañana, a causa de golpes internos producidos por una persona de identidad aun ignorada. No deja bienes, ni estaba pensionada por el gobierno. A orden del juez se deja la tutela del menor Mario Perez de 3 años a la señora.......................................

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Texto agregado el 15-10-2003, y leído por 193 visitantes. (0 votos)


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