DEPREDADORES INSACIABLES.
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Anoche tuve un sueño. Me encontraba sólo en el centro de Santiago, no había edificios, ni personas, no había calles, desorden, ni autos. Todo era como una inmensa llanura, una estepa desierta ,una pradera enpastada , algunos arbustos huachos, algunos árboles desordenados ; flores silvestres de aromas divinos, como dice la canción,"no había nada hermoso", menos arcoiris, el Río Mapocho se dividía a la altura de Plaza Italia .

Lo único que había unas leguas más abajo era el edificio de La Moneda, la casa del Gobierno de Chile, me pareció un dócil animal, no sé si era un Alce, una Gacela , un Reno o una liebre patagónica salvaje, una Mara, pero corría desesperado el animal, de un lado a otro para salvar su vida, finalmente , se ofreció dócilmente en prenda de vida ,para salvar al resto de la manada, tras este desahuciado animal , pude divisar manadas de depredadores, pequeños piños, algunos hatos y hasta una piara.

Un jaguar la agarró del cuello y no la soltó hasta que expiró, llegaron enseguida unos tigres y unos chitas, que querían compartir la presa y el jaguar un tanto dolido, les cedió un lugarcito para que mitigaran su apetito insaciable.

Los pumas y leones sólo esperan su turno.
Pero, prontamente , arremetió un montón de hienas, destrozando lo poco que quedaba de los restos de la víctima. Cada una robaba un trozo , tratando de desgarrar su porción. Rara vez levantaban la cabeza para mirar a su lado, más como protección, que por otra cosa .

Sin darse cuenta llegaron los chacales en menor número, pero mucho más agresivos y sangrientos, reclamando su mascada.

Los Buitres esperan inquietos su oportunidad, acompañados de Cernícalos y Jotes.

El río Mapocho, lleno de Pirañas, Gaviotas e inmensas Ratas piojentas, recibía cadáveres y la sangre de la cena.

Incluso, Culebras rastreras verdes y Lagartos departían con Zorros, Coyotes y Cuervos planificando su ataque mortal a La Moneda, digo a la"presa".

En este lote también había Camaleones multicamuflados y Escorpiones que atacan por la espalda y que, son capaces de vender a su madre para perdonar a un múltiple asesino o a un depredador.

A todo esto , ya no estaba sólo, estaba completamente rodeado de simios, todos dóciles y entreguistas, de mil razas, sexos y edades, que en silencio miraban el triste espectáculo, había también algunos elefantes obesos y depresivos, Jirafas famélicas y esqueléticas , preocupadas sólo de endiosar su figura, con chequera y celular de sus maridos.

La consecuencia, la dignidad , el valor, el honor, la solidaridad y la adrenalina , no existía para este lote y dábamos náuseas y vómitos a las Gaviotas y Alcatraces que venían de tierras lejanas, sólo al mirar nuestra cobarde palidez.

Todos escondiendo nuestra timidez bajo un manto de comodidad, observando como se ejercía la autoridad mediante la fuerza bruta. Eso sí,teníamos sensación de rabia , impotencia sed y adormecimiento, mitigado en cierta forma, por el consumismo enfermizo y las reacciones
talámicas y estresadas.

Pronto , desperté y la" presa" se transformó en un elegante circo, donde los Payasos y Trapecistas se peleaban por hacer sus piruetas y malabares frente a la T.V. y como todo circo , había un dueño y todos los demás eran familiares, trepadores y allegados, que obligaban al público a permanecer silentes y quietos en la "galucha".

Como ya estaba despierto, pude comprobar que todos cobraban suculentos sueldos por esta sinecura y "trepada", quizás por eso, es que defendían tan fieramente su "mascada" en mi sueño.

Preferí , entonces, apagar la T.V., y cerrar los ojos nuevamente, pues la realidad, poco difería de mi sueño.

Pero , en la mañana siguiente, sin perder más el tiempo, a todos narré mi sueño y logré vencer mi anuria para que mediante "marcas de orina", fueramos señalando nuestro territorio, con un sólo compromiso: Hay que decir la verdad y defender la transparencia ,

"HAY QUE DENUNCIAR AL CORRUPTO".

A todos , los invito a "mear", al menos, un árbol, el árbol más cercano, aunque después, no disfrutemos de su sombra, ni de sus frutos, no profitemos de nuestro cargo como lo indica la falacia ad hominem.-