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El afecto es uno de los alimentos más ricos de este mundo, sentirse querido, llegar a casa y sentir una voz cordial, amable, natural, sin afecciones ni televisiones, tranquila y que sea capaz de hablarle a un tú. El afecto también en el silencio, simplemente saberse querido. Y que uno sepa corresponder. Entonces los gestos dicen más que las palabras y no tienen porqué decir nada.



El afecto y la libertad.



El hombre fantasma pensaba en éstas cosas mientras caminaba por las calles con la cabeza gacha en concentración murmurando para sí mismo. Saber lo que es cierto no es corroborar lo que existe. De pronto el asfalto parecía de cristal y aparecían los rostros como aparecen a veces en un espejo, caminando de esta manera llegó hasta donde Tony, sin habérselo propuesto.



Tony era el único de estos rostros que a veces se le aparecían que conocía personalmente. Se habían conocido y se habían reconocido. El hombre fantasma llevaba años con todos esos rostros en su memoria, los conocía desde pequeño, casi todos vestidos a la manera antigua, había un africano con una lanza, había una mujer rubia, otra de cabello negro, ojos que miraban directo y de sonrisas serias; todos esos rostros se concentraban en un último que era un hombre con una máscara. Y Tony, a quién había conocido en carnal, era uno de esos rostros. El hombre fantasma, habiendo vístolo la primera vez se le dirigió de un solo golpe y Tony vio todos esos rostros por enésima vez manifestándose en el rostro del hombre fantasma, sobre el cual, en ése momento, se hallaba el espejo.



- Es un prisma – había dicho el hombre fantasma y Tony que no conocía la palabra prisma sí sabía su significado.

- Entonces a trabajar – es lo único que había dicho Tony.



¡Pufff! – taras infernales, caer en la licuadora, afecto – libertad o libertad – afecto, traducciones de sonidos citadinos cotidianos en música natural y monstruosa, el mugido de un búfalo, la excitación sexual de un insecto, el chico-carnada, los trucos pasivos, identificación de autores, dictámenes telepáticos, el juego del prisma de las estrellas, el presente más-allá, el cuerpo del más-acá poca-cosa, el juego de las bolas en la barriga, los doble sentidos con uno solo, personalización de las voces del radio. Todo ello no más que técnicas para permitir la comunicación con los rostros del prisma a través de la sincronía una vez eliminadas de la mente las imágenes dadas por sentadas de los objetos. Y los caídos les responden a través de los cambios de sus sentimientos, lo cual son las bolas en la barriga.



Un hombre no debe vivir sin afecto, pero tampoco sin libertad. Ante ésta paradoja, se opta por el segundo término y una vez asumido se descubre otro tipo de afecto, aquel que acompaña desde siempre a los seres libres (aquel que no necesita psicólogo).



Tony dijo, de esta vez “Ya estás claro en lo que querías saber, anda y vuelve para tu casa” y la bola que envié acaba de retornar a mi barriga, por esto escribí este cuento.



Texto agregado el 08-10-2005, y leído por 172 visitantes. (0 votos)


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