En la infinita vereda al interior de tus ojos estoy perdido, ha mitad del camino un ciego soy, exhausto, desnudo y sin salida alguna; ¿cual? Si no me has dejado de mirar.
En la inocencia de la voz radica tu belleza sutil, que encarna la riqueza en el olor de tu figura infinita sin dejar espacio alguno a la imaginación del hombre.
Y sombra abajo la silueta amorfa de tu cuerpo oscuro, con la misma intensidad pero en contraste con tu pelo me esta matando.