Con la misma lucida claridad que se presenta el amanecer, se
despiertan mis manos para dibujar las emociones más recónditas del alma. Ese lenguaje de sensaciones simboliza sobre el aire un
infinito de matices que palpitan en mis ojos, como espejos de magia que se aparecen cubriendo de brillo el distante momento; son escenas de un pasado que me persigue. Tal imagen sorda derrama desconcierto entre los pasillos de una realidad, es cuando comprendo que cada segundo se pudre en el absurdo; inevitablemente, fugaz y sin retorno. Es evidente, hay oportunidades que jamás vuelven a mirar.
Sin embargo, desde las entrañas de mi cuerpo, se retuercen un abanico de sentimientos opuestos que buscan acomodarse sobre los renglones del pensamiento, sin hallar una respuesta concreta; estos son solo algunas de mis retóricas pulsaciones: ¿Cuál es el verdadero poder que se esconde detrás de los telones del destino? ¿Quién
maneja los hilos de nuestra fortuna? Si es que el camino ya esta enmarcado entre las líneas que figuran nuestra piel, será entonces incierto intentar cambiar el paso cuando sentimos al cadáver de la
derrota desvanecer sobre nuestras espaldas? ¿es que realmente duerme nuestro final hasta el día señalado o es que forma parte de este juego de azares esa especie de fantasma del miedo que invade nuestra libertad cuando conseguimos arriesgar y que nos atormenta con el misterioso proceder de lo efímero?.Sin apenas poder contemplar un indicio de resplandor en la confusión; tengo la seguridad de que solo nos salvaran la contundencia de nuestros ideales y la fidelidad a nuestros afectos, para contrarrestar en este extraño viaje de continuas contrariedades, por que puede que este universo este lleno de
sombras pero lleva en su interior un sin fin de colores perfectamente delineados para seguir en esta batalla entre el encanto instantáneo y el abismo súbito.
Agustina