· Vamos, vamos Afrodita, que también somos hijas de un dios - contéstale Talestris a la joven diosa intentando perturbar sus juveniles y cándidos pensamientos - Mirad al cielo Afrodita, a aquel punto en la inmensidad de la noche. ¿Veis aquel astro que fulgura con un rojo puro? ¿Veis aquella joya encendida de la noche? Pues aquel astro nos ha regalado nuestro padre para deleite de los ojos que le contemplan. Hace muchos siglos fue un lugar habitado por mortales... mas Ares, nuestro creador, desató en ese lugar guerras tan terribles que la sangre de los mortales derramose por todos sus confines otorgándole ese tono rojizo que apreciais.
· Así es Afrodita - confirma la sacerdotisa - y en otras culturas que no son griegas, aquel astro es conocido con el nombre de Marte

· Mi padre jamás haría eso - contesta con desencanto la bella diosa - El sólo adorna el abismo del cielo con estrellas que son de fuego puro y eterno; no como vuestras hogueras que morirán antes del alba. No seais necia Talestris - termina diciendo Afrodita en tono enfadado provocando la risa de todas las amazonas presentes.

· Ah pequeña y bella deidad, sois como todos los dioses del Olimpo, vuestra ira se desata con increíble facilidad. Aún así, nos sentimos halagadas de tener a nuestro lado a la hija amada de Zeus, pues sois inmensamente graciosa en vuestra primorosa y divina juventud - concluye Talestris provocando nuevamente la risa de sus compañeras guerreras.

· Por favor, sabia sacerdotisa, continuad con vuestros argumentos sobre las cosas que el cielo ha regalado a los mortales - señala Afrodita intentado desviar los comentarios de su protectora Talestris - deseo saber más.
· Es verdad que los dioses han otorgado muchas virtudes bellas a los mortales, sin embargo, la más importante y sublime es aquella que Zeus entregó como su legado mas preciado: La virtud de la sabiduría.
· Decidnos cómo fue aquello - demanda inquieta y curiosa Afrodita a la sacerdotisa amazona - No puedo esperar por saberlo.
· Pues bien, os diré que la ciudad elegida por Zeus para entregar la sabiduría a los mortales, fue Atenas. En dicha ciudad, nacieron tiempo atrás, hombres que recibieron el legado del conocimiento y se hicieron amantes de esta virtud. Y tanto dedicaron su vida a la sabiduría que recibieron el nombre de filósofos, que como sabéis en lengua griega significa amante de la sabiduría. Y a partir de ellos, el conocimiento y el arte se extenderá a todas las tierras que existan sobre el mundo de los mortales, nuestro idioma será la base de todas las lenguas que se hablen y así los dioses del Olimpo se eternizaran en todas las generaciones venideras hasta el fin de los tiempos.
· Vaya, eso quiere decir que se me dará culto y adoración en toda región del mundo y para siempre - dice en tono sublime Afrodita - incluso los bárbaros me adoptarán como diosa e hija de Zeus.
· Será como tú dices Afrodita, no tan sólo los bárbaros te amarán, sino todos los hombre en su condición de mortal.

· Entonces - interviene Talestris - brindemos por la celestial gloria de nuestra diosa Afrodita.

continuará...