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"SIMPLEMENTE UN PERSONAJE"

Solo en un país subdesarrollado, con ganas de salir adelante pero envuelto en una carroñera sociedad que se rige bajo los principios más elementales y en donde la causa no es vivir sino sobrevivir, solo aquí se pueden encontrar verdaderos personajes sin necesidad de ir a prestigiosas entidades o a respetados centros de investigación.


Es así como al subirme en una moderna buseta ejecutiva y tomarme un instante para observar a la persona que la conduce me encuentro con una madura señora de aproximadamente 37 años, que mientras junta unas monedas para entregarme las vueltas me permite deslumbrar sus manos, unas manos gruesas que aunque femeninas reflejan el duro rigor de su trabajo.


Esta señora que durante el recorrido demuestra estar muy contenta y satisfecha con su trabajo, a través de esa espontánea sonrisa que ilumina su rostro ya fatigado; da a conocer su buena experiencia frente al volante al manejar de una forma ágil y respetuosa.


Ella, aunque muchos creerían que por ser una "busetera" es una persona sucia y desarreglada, luce un corto y rojizo cabello obviamente tinturado y aunque por su trabajo deba vestir muy deportiva, con un jean, una camiseta blanca y tenis, mantiene sus manos bien arregladas y exhibe con elegancia unos extravagantes pero llamativos aretes que cuelgan de sus pequeñas orejas.

Ella es Doña Carmenza, una Sangileña que, al igual que muchos colombianos, tuvo que abandonar su tierra, alejarse de la familia y venir a buscar un mejor futuro en la capital lejos de su natal Santander.


¡Claro! … Eso lo supe luego de atreverme a preguntarle si me podía sentar a su lado " ahí, en el puesto del copiloto", pues la buseta estaba bastante llena y yo bastante cansado.


Fue entonces cuando, sin saber cómo, me vi conversando con aquella mujer, quien de una manera muy espontánea y con el elevado tono de voz que caracteriza a sus coterráneos, me hablaba sobre el caótico tráfico capitalino, de las obras inconclusas como la de la avenida Jiménez y le echaba uno que otro "vainazo" al alcalde Antanas Mockus.


El camino a casa iba avanzando y nuestra conversación se tornaba mucho más amigable, pues hablábamos de su tierra, de sus costumbres y hasta de su familia. Mientras tanto yo prácticamente me limitaba a escucharla y a observar como en medio de un interminable río de carros, busetas, camiones y más carros, ella continuaba conduciendo de una forma muy tranquila y con esa misma sonrisa en su rostro.


Mi paradero ya se acercaba, por fin estaba llegando a casa; sí, yo estaba llegando a casa pero a ella… a ella le faltaba todavía un viaje más, tendría que volver a atravesar Bogotá para completar sus 6 viajes. Así podría entregarle cuentas a su patrón y emprendería el camino a casa, Pero… no a descansar, las mujeres como Doña Carmenza no descansan, llegaría a casa a revisar que sus hijos hubiesen hecho tareas, a alistar uniformes, a juagar una ropa que había dejado en remojo y por supuesto a darles algo de comer a sus hijos.


Entonces, sólo entonces, el día de esta señora del volante terminaría, podría dormir unas horas hasta que el reloj despertador marcara las 5:00 de la mañana para emprender nuevamente un agitado día.


Sin embargo Doña Carmenza, como pocos de nosotros, no se queja y con su decidido carácter sigue trabajando con un solo propósito, salir adelante junto a los suyos siendo " Simplemente un personaje".





















































Texto agregado el 09-10-2003, y leído por 318 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
05-05-2006 es un excelente retrato urbano...uno de tantos personajes que pasan inadvertidos en el caos.. siteevistonomeacuerdo
26-01-2004 Me encanto! octubreoctubre
 
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