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Estaba pronto a salir aquella noche, mi destino era un pub de la ciudad, estaba cansado de mi trabajo, no tenia nada mas que hacer que tirarme una vez mas a la vida.
Tome mi auto y me dirigí al primer lugar que encontrara.
Doble una esquina y tube la necesidad de bajarme, creo que el destino quizo que hai comnenzara todo.
Esta es mi historia de un Viernes por la noche.
me encontraba en el pub "La taberna del oso", bebiendo un buen trago de ron, cuando la divise sola en una mesa del local; estaba sola, la divise y me dije:
- Qué mas da haber que sale.
Con mi caminada de taquilleirtor me hacerque a ella. Disculpa, ¿me puedo sentar a tú lado?.
Ella me respondio que sí.
Luego de estar un rato en cilencio, conmenzamos a hablarnos.
Paso mas de una hora en que tocamos todo tipo de temas.
Por mi parte algo en mi me instava a tener que hacerla mia. Lo primero que se me vino a la mente fue invitarla a bailar.
Ella acepto, y nos fuimos a una discotheque que quedaba alas afueras de la ciudad.
Vailamos hasta la madrugada y en nuestras miradas estaba aflorando el deseo carnal de unir nuestreos cuerpos. La pasión nos absorvia.
Mi cuerpo se humedecia por el solo hecho de tocarla, fue en ese momento cuando la invite a pasar el resto de la noche juntos.
ella acepto, juntos nos dirigimos a un motel.
Una vez en ese lugar, nos abrazamos, nos besamos como dos bolcanes a punto de estallar.
Con mis dientes comenze a desnudar su cuerpo, a quitar cada prenda que cubria su ser, mis manos entre sus piernas me indicaban el lugar en donde queria estar. Se sentia todo tan humedo, tan placentero, quer no pude darme cuenta que ella me habia desnudado y que estaba tocando cada parte de mí.
Recuerdo como la impulse con ternura al lecho de lujuria y que con una penetreación suave los dos cuerpos se habian convertido en uno solo.
Una y otra vez entre en ella como un guerrero que entierra su lanza.
Ella me entrego su orgazmo y yo el mio, dibujamos en la alfombra el significado de la pasión. Sentimos el calor de nuestros cuerpos temblorosos llenos de sexo.
Luego con la luz del alva nos dormimos, para que pasadas un par de horas nos entregasemos nuevamente.
Es hora de irse, -me dijo.
Ya te vas,-le pregunte.
¿Cuando volvere a verte?- pregunte nuevamente.
Quizas mañana, quizas nunca, quien sabe, me dijo.
Entonces la fui a dejar en mi auto a un lugar que ya conocia, era la casa de mi mejor amigo y sin darme cuyenta era su mujer.
Despues de aquella noche nos vimos una y otra vez, para dibujar con nuestros cuerpos cada silueta de nuestro ser.

Texto agregado el 08-10-2003, y leído por 296 visitantes. (0 votos)


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