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Inicio / Cuenteros Locales / adanir / Una triste vida.

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-"Creo que empecé a vivir realmente a los 12 años. Allá por el 1999 cursaba 6to básico en el Colegio Francés. Hubo unas cuantas calificaciones que disgustaron a mis viejos, por lo que no esperaron más y me separaron de mis compañeros, con los cuáles había estado así 7 años.
Me trasladaron al Colegio Inglés, bastante precario en infraestructura. Fue en Septiembre, para las vacaciones de Fiestas Patrias. Mi primer día de clases fue el mejor de todos. Conocí a muchos ése día. Pero una compañera me impactó. El nombre ya lo conoces, para seguir torturándome repitiéndolo.
Me sentaron junto a un tipo que había llegado unas pocas semanas antes que yo. Teníamos gustos parecidos por lo que hicimos amistad en corto tiempo.
Con ella, el trato era distinto. No me distanciaba, pero tampoco andaba pegado a ella. Además teníamos una amiga en común, algo así como la mediadora entre nosotros dos. Fueron tres meses inolvidables. En ella encontré una gran amiga. Siempre molestábamos a alguien, siempre juntos. Recuerdo que varias veces nos quedamos los dos solos esperando por que nos vinieran a buscar. Esperábamos en la puerta del colegio, conversando sobre el curso. Creo que éramos demasiado pequeños para aventurarnos en diálogos más profundos. Lo mejor fue cuando a ninguno lo vinieron a buscar por lo que decidimos irnos por nuestra cuenta. Ambos caminamos un eterno trecho. Siempre lo recuerdo. Al parecer fue cuando llegamos a la esquina de la calle dónde vivía que nos separamos y me pregunté reiteradas veces porqué no la acompañé hasta la puerta de su hogar. Había nacido mi amor hacia ella. Al llegar a mi casa, aún podía ver sus ojos azules mirarme. Su mejillas carmín. Esa estilizada manera de caminar. Parecía una elfa en su jardín de rosas, con su pelo castaño, largo, sin fin. Su voz, delicada como el cristal que espera la caída desde la cima de sus labios.
Pasó 6to y llegó tan rápido como nuestra amistad, 7mo.
Antes de comenzar debo confesar lo pensado en el verano. No paraba de pensar en ella. Era un cielo infinito su rostro, sus ojos, las estrellas y sus labios el sol.
Me preguntaba que iría ser de nosotros el nuevo año. indudablemente habíamos crecido, yo por lo menos.
Podía darme cuenta de algunas cosas que pasaban en el curso. Todo empezó cuando el primer día de clases de ése fatídico años, nuestra mediadora se había ido. Era el nudo que nos unía, pero fuese. Los primeros meses noté que una compañera algo oscura y de mala hierba se estaba juntando con ella. La manipulaba. Incluso llegó a convencerla de la maldita era prima de ella. Odiaba su rostro, me da asco recordarlo. Era un abismo de cara. Que si te acercas mucho te caes. Cerca de mitad de año cuando ella y la maldita no hallaron nada mejor que molestar. Pero en mala. No esas bromitas pasajeras, ligeras. Sentía ése martillo de risas en contra mío, que forjaba cólera , delirio y confusión. ¿Por qué me hacía esto? ¿Qué le había hecho yo?
Yo era incapaz de ofenderla, ella era para mí, mi propio futuro. ¡Si llegaba a imaginar como serían nuestros hijos!
Solía mirarla desde el final de la sala, como sus manos delgadas y suaves cómo escribían.
Un día nos cambiaron de asiento. Me sentaron justo delante de ella. Y en clases de matemáticas, se ponía juguetona y comenzábamos a acariciarnos las piernas. Creo que nadie nos notó nunca.
Pero a fin de año, las bromas se hicieron insoportables. Casi porque yo a ella, nada le podía decir. Me era imposible.
Ahí comprendí que un amor entre nosotros era irreal. Y empecé a bajar aún más mis notas. Ya nada me importaba. Me estaba volviendo loco. Todo esa amistad formada en tres meses se había derrumbado en la misma cantidad de tiempo. Todo por una mala junta.
Desde ése entonces mi vida ya no tiene rumbo. No he parado de pensar en ella. Y ya estamos al año 2007. Casi 8 años sin oír su frágil voz. La he visto, sí. Y dichosos fueron esos días. Pero con sólo avistarla mi corazón no se conforma, ¡la quiere junto a mí!

Así que me he dedicado a saciar mi ira, mi demencia y mi nostalgia en poemas. Todos describen cómo me siento. Porque siempre pienso en ella. Incluso he tenido algunos sueños en los que ha aparecido.
A tal extremo llega mi amor por ella.
Por lo tanto, había concluido que mi vida ocuparía espacio en éste mundo. He decidido quitármela.
Además es otra realidad la que yo vivo. Adiós mi buen amigo"-.

Terminó de leer la carta que H le había entragado momentos atrás, escuchó al enamorado susurrar algo. Veloz como el rayo, levantó la cabeza, y vio que su amigo se colocaba una 9mm en la sien, y apretaba el gatillo. El cadáver se desplomó y calló al piso. Las personas en el Café se sacudieron violentamente y estalló la confusión. Una lágrima se deslizó por la mejilla del inseparable amigo de H, que sólo esperaba que el olvido se encargara de los problemas de su compañero. Y de una sola lágrimas brotaron muchas otras como las que H había llorado por el amor de ella.

Texto agregado el 06-10-2003, y leído por 704 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
02-01-2006 Lleno de nostalgia ese lugar que nos gustaria regresar pero es imposible. kristina
18-11-2004 Me parecio interesante tu historia por que traslada a cualquier persona hacia otro mundo. Ademas tiene momentos buenos, malos, felices y de terror o de suspenso por lo que hace que sea mas real dentro del mundo que creas! Very Good Jesyk
01-01-2004 Muy buen final... Me gustó bastante!. dedalo
 
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