Es verdad, lo sé. No hay razones. Para estar enojado, para estar amurrado, para estar taimado, para estar enrabiado. No hay razones, para sentir fuego de odio disfrazado. No hay razones, para salir sin ser visto. No hay razones, para abandonar a tus amigos. No hay razones, para escabullirte fuera sin despedirte. No hay razones, para salir corriendo por sentirse desapercibido. No, no hay razones, para gemir en soledad, si es por necedad o por autocomplacencia. No hay razones, para escarbar las ofensas. No hay razones, para molestar a lo más preciado. No hay razones, para ponerse odioso. No hay razones, para ponerse difícil. No hay razones para molestar al que menos quieres irritar.

Cuando te enojes, piensa en algo más que tu ego, que tus derechos. Piensa en los demás, aun cuando tengas derecho a enojarte, cálmate y reanima la cordura. No arruines la armonía, por tan solo creer que algo no te han dado, o algo te han hecho. El corazón es muy emocional, cuidarlo debemos para no amistades arruinar. Si consejos rechazamos por que como Yoda creer que hablamos, es posible que caigamos, y perdamos, nuestra valiosa postura, de íntegros seres defensores de la educación.

No hay razón alguna, no, ni habrá. Porque si hubiera, con canciones golpearíamos a nuestros ofensores. Con bellas melodías daríamos estocadas mortales a los que "creemos" que nos han pasado a llevar. Calma y pienso, mendigo en mi mente en busca de un secreto, que me diera la llave para cruzar, aquella puerta secreta de la tranquilidad y la paz.


un saludo sincero a todos los cuenteros de esta página.