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Inicio / Cuenteros Locales / kozure_okami / Una Chiquilla Verde.

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Hubo no hace mucho, una persona muy especial que vivía en un mundo que era también muy especial. Tenía un simpático cabello lleno de Rizos, de color dorado, y una sonrisa especial con sus Ojitos casi cerrados que podía derretir el Iceberg más Grande y frío de toda Groenlandia. Estaba llena de magia y de sorpresas y podía convertir lo que tocase, no importa que tan gris y feo fuese, en un derroche de alegría y color.

El nombre de esta maravillosa persona era Angélica. Un nombre muy adecuado, si me lo preguntan, porque reflejaba exactamente todas estas cosas que les aseguro poseía. Era como si un Ángel se hubiese disfrazado de Rockera y se divirtiese haciendo reír a todo el que se topase con el con sus geniales ocurrencias y con su alegre espontaneidad.

Angélica tenía también otro nombre. Cuando había Viajado a las lejanas Tierras del Palenque, los Sabios de esos confines reconocieron en ella la Magia de Vivir, y le habían aclamado como Alura, que en lengua común significa “el reflejo de la luna en el Agua”.
Si alguno de ustedes se ha sentado tranquilamente junto al Océano Grande una noche en que la luna brilla con tanta intensidad en el medio del diáfano cielo que pensamos que no hay nada mejor en el mundo que verla, y luego ha visto la belleza de esa misma luz reflejada en el agua como si volviera a crearse solo para que puedas saber que HAY belleza en este Loco mundo, entonces podrán comprender que los Sabios del Palenque no pudieron optar por un mejor nombre para bautizar a Angélica.

Sin embargo, Angélica/Alura se había puesto a si misma un nombre especial, un nombre tan bello y divertido como ella misma, pero simple, muy simple. Se llamaba La Chiquilla Verde. Por que?... si me preguntan la verdad deberé confesar que no lo se. Pero el nombre le sentaba bien. Verde por ser amante de la naturaleza, Verde por la esperanza rabiosa que destilaban sus bellos ojos color de café, verde porque la queríamos verde, verde porque daba fuerza cada mañana, verde…. Porque si!.

La Chiquilla Verde era la Musa de la poesía en el extraño territorio Cibernético. Nadie ponía en duda que su estilo y sus buenas maneras podían enamorar a todo el que la oyera declamar. Aprovechare esta pausa para decirlo sin más vueltas: Si, me enamore de la chiquilla verde. Mi corazón se volvió verde, verde se volvió el amanecer, verde era el color del pan al desayuno y verde era incluso el color de mi pelo reflejado en el espejo cada mañana. No es que yo lo buscase, sino que más bien me busco a mí.

-“Si me preguntas que desde cuando, o porque me gustas – me dijo una noche – te diré esto: Por que me da la gana. Yo te elegí porque me dio la gana, así de simple. “

La Chiquilla verde también tenía algo de dolor en su Vida. Yo la vi llorando una noche, y sentí que mi Helado Corazón de lobo estepario se comprimía al pensar en su tristeza.

-“Quiero Irme de aquí!... déjame Sola! … Vete!”, casi me grito.

Desafortunadamente los lobos esteparios no hacemos nunca caso. No la deje sola esa noche, y no pensé nunca en dejarla sola, no importa que a veces sienta que ella anda en otra esfera, en otra onda. Eso no es lo importante, saben ustedes?. Lo importante, pienso aquí desde la cocina, es que sepa que hay alguien que la quiere así como es. Que no importa lo que el mundo piense, la sigue queriendo, y todo por algo sumamente simple: porque cuando veo en lo profundo de sus ojos veo el reflejo de la luna y veo verde, y ternura y esperanza. Por eso. No es más, ni tampoco menos.

La chiquilla verde tenía un tesoro muy especial. Era una chiquilla aun más pequeña, De Rubios cabellos rizados como Alura. Una pequeñita que tenía por amigas a las estrellas: su preferida era Lola, una que brilla con especial fulgor al fondo, hacia la izquierda, como quien va para Venus. La chiquilla Chiquilla se emocionaba con las luces, y yo sostengo, porque estoy convencido de ello, que esa pequeñita sabia algo al respecto que nosotros ni lo podemos imaginar. Era una Niña Impávida, a la cual las montañas rusas no le daban miedo, y los carruseles la aburrían soberanamente. Además, me manifestaba su cariño de manera muy rara: me mordía, me pateaba, me aruñaba la cara… Un Lobo estepario no puede darse el lujo de ser vejado así de Impunemente si quiere seguir siendo mirado con respeto, pero Mi Viejo Corazón de Lobo también se iluminaba al verla maravillada con las brillantes luces en la noche, y era capaz de perdonarle cualquier cosa.

Y bueno, esto es lo que quería decirles acerca de La Chiquilla Verde. Ella sigue alegrando Mis Mañanas y mis noches y yo sigo descubriéndola, haciendo gala de una paciencia que jamás vieron en la estepa.

Y saben una Cosa? Me hace feliz saber que la Chiquilla verde es feliz.

Algún día volveré a comentarles algo mas . Mientras tanto, si quieren entenderme un poco, pueden sentarse a ver el reflejo de la luna en el agua…

Tal como lo hago yo en estos momentos.

Texto agregado el 01-09-2005, y leído por 127 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
05-09-2005 .... pues ahi tienes: mi lagrima del ojo izquierdo y el temblor de mis dedos en el teclado. gracias adrian. alura
05-09-2005 aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaa alura
 
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