Inocente pierdo mi mirada en el espacio,
satisfechos los sentidos.
Tanto había alimentado los deseos,
que al fin yo
era solo eso:
un puñado de sueños tatuados en la piel,
demostrando con latidos su existencia,
guiando los pasos,
tomando decisiones desde antes de pensarlas.

Mis noches seguían siendo estériles,
caricias que morían en la nada.
Dedos sigilosos avanzando a ninguna parte,
estrellándose con el infinito vacío,
sin poder reconocer ni reconocerse
en la oscuridad de aquello sistemáticamente negado.

Sin saber como despertar,
intuía la presencia de unos ojos clamando por mi,
invitando e incitando con la promesa de un encuentro,
el descubrimiento de su tibieza que es carne,
marcando una presencia que la costumbre,
hacía imposible reconocer.
Negación de lo esperado.

Entre sábanas,
ya había ahogado pesadillas,
frío y soledad también podían anidar allí,
en tanto su tiempo no tocara fin.
Y es que pese a descubrirte,
insistía en conservar la tradición.
Para romper con todo,
faltaba un poco más:
la decisión de alcanzarte,
no descubría el modo.

Cerré los ojos para empezar a fluir,
confiaba en que podrías enseñarme.
Te respiré como deseabas respirarme,
recogiendo de tus ojos el brillo que transforma
y me convierte en cómplice.
Sin necesidad de palabras
te mezclaste con mi sangre
transportándote entre roces
habitándome entre besos.
Susurraste en mi oído que abriera los ojos,
y los llenaste de tu piel y tu figura sin pudor.
No solo querías mis manos,
no te bastaba con caricias:
te entregabas para hacerte mía,
adentrándote en mi ser
invadiendo mis sentidos.
Tampoco pretendía dejarte escapar.

Dejé que mis labios te reconocieran un poco más,
aun cuando ya no era tiempo de esperar.
Abandonados entre abrazos,
piel con piel,
tu tibieza también revistió mi cuerpo.
No tomé conciencia de los deseos,
les permití gritar desde la piel,
gobernaron para derribar barreras.
Esperada realidad,
al fin alcanzando existencia.

Sueños habitando nuestros cuerpos,
reviviendo y liberando,
anunciando,
el fin de la noche entre mis sábanas
Frío y pesadillas,
deberán buscar otro lugar.