I
OTOÑO

Árboles que en lágrimas lloran sus hojas
Gimen a los vientos su amargo clamor;
El tiempo en golondrina su hado deshoja,
La rosa que en su vientre no llegará a ser flor.
La dulce mariposa que ayer nomás besaba
El polen bullicioso que crecía en tu vergel…
Los colores que en sus frágiles alas transportaba
Se fueron disipando como un pequeño bajel.
Los niños ya no sueñan su virgen sueño anhelado
Los sauces no lloran hacia el río su pesar…
El otoño le ha timado al gnomo el sueño dorado
Y a la dulce fantasía se la ha consumido el mar.

II
INVIERNO

El viento en remolino desgarra la quimera
Que los árboles acogen en su atenuado matiz
Y la lluvia de su espíritu, tan sólo espera
La savia que le confiere su místico lid.
Las hojas que en paisaje su áureo cendal ofrecen
Derraman las lágrimas que mojan sin querer
El alma de los pájaros que en su ceno ofrecen
Los sueños languidecidos de la dulce niñez.
El sol con su tibieza está alimentando
Las esperanzas que los huertos quieren concebir
Y el invierno de su vientre está desepando
La flor que en el tiempo sus pétalos han de abrir...

III

PRIMAVERA

Esa pálida niña que en el tiempo lloraba
Al pie del árbol desnudo ha vuelto a sonreír…
Los retoños que en el viento alguien arrancaba
De la arcana fantasía han querido revivir.
Las hojas van adquiriendo el espíritu de la esperanza
Y las ramas se inclinan recogiendo el dulzor
Que el néctar de las flores débanle en alabanza
El cendal más hermoso que concibe el amor.
Los vergeles enarbolan en gama los sentimientos
Y el viento silencioso ha dejado de beber…
Tu linfa, primavera, enciende en lo muerto
La errante quimera que nace del querer.

IV

VERANO

El sol le está dando tanto azul a este paisaje
Que la rosa inofensiva no le ha de arrancar
La esencia que en la tierra anida
Ni la espina desgarrante que goza en su dañar.
Las frutas deliciosas que en el tiempo aguardaban
Hoy converge a los niños todo su primor
Las estrellas en la noche esa límpidas soñando
El sueño milagroso que emerge del amor.
La libélula que posa de pradera en pradera
Va dejando en el estigma embriagado de la flor
El secreto que el estío ha guardado en la quimera
La natura majestuosa que sólo infunde Dios.

VI

MOTIVO

He vagado este tiempo describiendo estaciones
Que mi vida he olvidado casi sin querer.
Mis ojos cafeìnos dieron el éter sus oraciones
Que acaso en el cefìro se fueran a perder.
Las manos delicadas que ayer nomás recogían
El futuro delicioso que infunde tu mirar,
Han rodado como noria en la vieja fantasía
Y dones han perdido por no saber amar.
He vagado este tiempo descubriendo estaciones
Que mi vida he olvidado casi sin querer…
Y comprendo que mi vida son cuatro estaciones;
Cuatros estaciones, distinta en su querer.