Tendida en su cama boca abajo jugaba entrelazando sus pies dezcalsos como una niña, mientras que en la radio sonaba una canción de The Cure que ella nunca antes había escuchado pero se le hacía totalmente familiar...

De pronto el jugueteo de sus pies cesó, sintió como su cuerpo se alteraba durante el proceso de paralización, alerta sus poros, sus pelos electrizados, y es que por fin alguien le mostraba claridad, por fin algo le decía la verdad.

Llegó la noche y después de pasar una tarde consumiendo vanalidades, el sueño le nubló la vista y en sus últimos destellos de lucidez lamentó que el día no durara 48 horas.

El descubrimiento de Gertrudiz fue todo un hallazgo.

Por ahí algunos dicen que Dios es un prisma, otros dicen que es un caballero de barbas, se cuenta incluso que es un cantante de boleros...pero Gertrudiz era la única persona en todo este mundo que había llegado a la más correcta conclución.
Dios era ella...