El juego de las perras negras se torna tedioso pues cuando el placer empieza a convertirse en vicio...hasta las dunas se extinguirán.
“Después de haber estado veinte años dibujando dieguitos y mafaldas”, roces de piel, los tic-tac del segundero y toda esa mierda en la que nos convertimos, y el resto en lo que nos convertiremos; empezaremos esta vez a dibujar Snoopies y Olafos...
Ya no nos quedará más que cerrar los ojos y olvidar lo inane; sólo nos queda volver a nosotros, volver a llorar sin darle importancia a la plasmolisis que sufrirán nuestras células, volver a reírnos del mundo que nos rodea sin darle importancia a toda la basura que se han inventado: ´´para mejorar nuestra calidad de vida”. Sin robarle al reloj su minutero, sin pensar en proteínas, volvemos al mundo real, nuestro mundo real, el jardín que encerramos bajo llave dentro de nosotros mismos que es lo único puro que nos queda.