"En un lejano país se fabricó hace tiempo un pequeño espejo. Como todos los espejos fue creado para satisfacer la vanidad de los hombres y ser testigo mudo de sus temores, miserias y desvelos.
Una noche, atisbando entre las cortinas, descubrió la belleza de las estrellas y en su diminuta alma de espejo la semilla de la rebeldía anidó con fuerza, ¿por qué resignarse a reflejar lo que no quería?, ¿por qué hacer lo mismo que todos los espejos si sus sueños eran otros?.Esa misma noche decidió no reflejar nunca más aquello que no deseara. Con ánimo resuelto se oscureció y no volvió a ofrecer más imagen que la de la luz blanquecina de las estrellas.
Los hombres, llenos de rencor y de incomprensión, pues nunca ningún espejo se había atrevido a desafiar sus deseos, le llamaron El Espejo de los Locos, palabra esta última con la que suelen bautizar a aquellos a quienes no comprenden, y le despreciaron, despedazaron y abandonaron en un vertedero de las afueras de una gran ciudad.
Por suerte, algunos pedazos quedaron mirando al cielo y hoy en las noches despejadas, El Espejo de los Locos brilla con fuerza y refleja los deseos de quien no desea sino ser libre.