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[C:117130]

CARTA NATAL

Me habían recomendado a Chicha como la mejor astróloga del país. Qué digo del país, de América, qué digo de América! Del Mundo entero.
Graciela y Claudia que ya habían recurrido a ella la describían como un genio total, como una ídola. No habían escatimado elogios y ... mujer curiosa al fin!!! Allí acudí
Previamente pactamos una cita y debo admitir que en ese llamado telefónico ambas establecimos un vínculo poco usual, de una complicidad ingenua y fresca. Me recomendó llevar tres casettes porque sus estudios nos demandarían tres encuentros mínimos de aproximadamente dos horas cada uno de ellos. Eso aumentó mi curiosidad.
Cuando llegué a su casa me encontré con una mujer más parecida a la panadera de mi barrio que a una astróloga.
Entiéndaseme bien, lo que intento no es hablar en forma peyorativa ni de las panaderas ni de ninguna otra persona. Simplemente intento explicar que la señora que tenía frente a mi, petisa y gordita estaba muy alejada de la imagen que yo suponía debía tener una astróloga. Pavadas, qué se yo... un pañuelo multicolor en la cabeza, largas uñas pintadas de rojo como corolario de dedos llenos de anillos...
Nada que ver! Chicha era más parecida a una abuela de cuentos que a la esotérica que era.
Al cabo de las agotadoras sesiones en las que me explicó (infructuosamente) donde estaba mi medio cielo, cuales eran las casas e influencias favorables y cuales no; me entregó mi carta natal y la revolución solar de ese año.
Lo que más me importó entonces, fue que iba a conocer a un profesional, extranjero, alto, canoso.
Me descubrí un dia mirando compulsivamente a todos los hombres que se me cruzaban por el camino y pensando que, repentinamente, habían desaparecido todos los altos canosos... cuando me di cuenta de la estupidez de mi estado olvidé la carta natal, la revolución solar y a Chicha.
Una mañana, tiempo después recibí un llamado de Ale:
. Negri, no me harías un favor?
Siempre que Ale necesitaba un favor de mi parte me llamaba “negri” y de todos modos, para qué estamos las amigas si no es para hacer favores, verdad? Así es que poniendo los ojos en blanco y encomendándome a mis ángeles, sencillamente pregunté:
. De qué se trata Ale?
Entonces me contó que un amigo de su mamá visitaría Buenos Aires, que era un tipo macanudo al que le gustaban como a mi el tango y el teatro cosas que ella odiaba, y pensó que tal vez yo no tendría inconvenientes en “hacerle la pata” y salir con el señor.
La mamá de Ale había fallecido hacía ya algunos años por lo cual me pregunté porqué aun ella tenía obligación alguna con ese señor pero bueno... accedí después de preguntarle de donde vendría el caballero en cuestión y en que idioma tendría que conversar con él.
Pierre venía de Francia aunque hablaba bastante bien castellano e inglés. Yo hablo bien en castellano, mas o menos en ingles y solo “chamuyo” en francés con lo cual pensé que sería todo un trabajo hacer de acompañante del señor pero bueno... ya había comprometido mi palabra.
Pierre me llamó y no me encontró. Le devolví el llamado pero no estaba. Llamó al dia siguiente para invitarme a almorzar pero yo no podia así que le propuse salir a cenar dos dias después pero él tenía ya un compromiso asumido. Le dije que mi agenda era casi tan complicada como la suya y ambos reímos y nos despedimos quedando “en nada”
Una semana después, me llamó y me dijo:
. Toma tu agenda ahoga y miga si puedes cenag conmigo el viegnes
Y allí fui...Recuerdo que me vestí en forma bastante descuidada para lo que es habitual en mí cuando asisto a una cita y que también pensé al trasponer las puertas de Café de La Paix donde quedamos en encontrarnos: “Ale le habrá dicho como soy? Porque en lo que respecta a mí no tengo la menor idea de quien será de entre todos los asistentes Pierre.”
De todos modos con un aire tipo “... y a mi que me importa...” entré.
Recorrí con la vista en una especie de panorámica el lugar y noté que un caballero se ponía de pie al otro lado del salón.
De repente apareció Chicha en mi mente. El señor era alto, canoso y muy buen mozo.
Me acerqué y me besó ambas mejillas diciendo sonriente:
. Eges mas bonita de lo que Ale me dijo.
Empezó bien, pensé, corrió mi silla y me invitó a ocuparla con un gesto. Sonriendo me dijo que, como era aun temprano para cenar, tomaríamos un cóctel antes.
Yo no tomo cócteles (pensé) así que solo pedí un cortado americano. Mientras Pierre le hacía el pedido al mozo pude observarlo con total libertad y francamente me gustó todo lo que vi en esa fracción infinitesimal de tiempo.
Cuando volvió la vista hacia mi me dijo: así que tu también tienes a tus hijos en el extegiog?
Arqueé las cejas y devolví la pregunta: Porqué, vos también los tenés?
Si, me dijo y a medida que me iba contando se me iba haciendo un nudo en el estómago porque Pierre también tenia dos hijos, como yo, y ambos vivían en el extranjero como los míos, más aun :el mayor estaba radicado en Nueva York como Pablo y la menor en Canadá como Greta.
Pierre me contó que se había recibido de abogado y viajaba por el mundo buscando objetos “truchos” de casas famosas para las cuales trabajaba.
Estaba divorciado hacía años; aún no había logrado hacer pareja y esperaba encontrarla aquí, en Argentina porque era su intención pasar 6 meses aquí y los otros 6 visitando a sus hijos en el exterior.
Inmediatamente me imaginé viviendo con él y viendo a mis hijos dos veces por año y algo habría aparecido en mi semblante porque Pierre preguntó si siempre sonreía como en ese momento.
La cena fue deliciosa porque además de comer delikatssen, Pierre era divertido, ameno, culto, caballero ...Era: en definitiva el hombre perfecto.
Cuando me dejó en casa preguntó si quería ir al teatro al dia siguiente. Se quedaría solo un mes, en esta ocasión.
Durante ese mes, salimos al menos 2 veces en cada semana y noté que se sentía a gusto conmigo, se divertía, lo pasaba bien...pero nunca, nunca, fue mas allá de tomarme del codo para cruzar una calle o darme esos odiosos besos en ambas mejillas al encontrarnos o al despedirnos.
Cuando partió, prometió volver 3 meses después y se fue llevando obsequios para mis hijos, ya que iría a ver a los suyos.
No supe nada más de él y tampoco le pregunté por él a Ale. Sencillamente, hice su recuerdo a un lado.
Una mañana, a las 6.30 sonó mi teléfono. Pierre, desde Hong Kong, quería saber cómo estaba y me anunciaba que dos meses después estaría en Buenos Aires.
Pero pasaron más de dos meses. Y yo volví a hacer su recuerdo a un lado.
Un buen dia apareció trayendo saludos de mis hijos y nuevamente salimos a cenar, al cine y al teatro.
A todos los conocidos que teníamos en común les hablaba maravillas de mi, estaba embelesado, fascinado decía pero... nunca nada más que el codo para cruzar la calle y los besos en las mejillas.
Y volvió a partir. No le pregunté cuando volvería, ni siquiera si me llamaría esta vez, tampoco si enviaría algún correo electrónico.
Pero volvió, y volvió a llamarme encantado de escuchar mi voz, dijo.
Y volvimos a ir a cenar y al cine y al teatro y si... solo el codo y esos besos
La semana pasada llamó desde no se donde porque el ruido era ensordecedor:
_ Amogosa cenamos el viegnes? Vienen unos amigos,( no entendí si una pareja o con la pareja) queguias compagtig la cena?
Y por supuesto dije que si...
Volvimos a encontrarnos en el café de La Paix. El caballero que lo acompañaba era casi tan alto , tan buen mozo y tan simpático como Pierre. Y yo me pregunté a cuál de los dos se había referido Chicha cuando me hizo la carta natal.
Al cabo de unos minutos Pierre dijo:
_ Nos vamos a cenar? Y yo pregunté, no esperamos a nadie mas?
No... dijo Pierre, te dije que cenaguíamos con mi pagueja.
Si alguien vuelve a hablarme de una carta natal? Juro que mi boca será la de un carrero.





CARTA NATAL

Me habían recomendado a Chicha como la mejor astróloga del país. Qué digo del país, de América, qué digo de América! Del Mundo entero.
Graciela y Claudia que ya habían recurrido a ella la describían como un genio total, como una ídola. No habían escatimado elogios y ... mujer curiosa al fin!!! Allí acudí
Previamente pactamos una cita y debo admitir que en ese llamado telefónico ambas establecimos un vínculo poco usual, de una complicidad ingenua y fresca. Me recomendó llevar tres casettes porque sus estudios nos demandarían tres encuentros mínimos de aproximadamente dos horas cada uno de ellos. Eso aumentó mi curiosidad.
Cuando llegué a su casa me encontré con una mujer más parecida a la panadera de mi barrio que a una astróloga.
Entiéndaseme bien, lo que intento no es hablar en forma peyorativa ni de las panaderas ni de ninguna otra persona. Simplemente intento explicar que la señora que tenía frente a mi, petisa y gordita estaba muy alejada de la imagen que yo suponía debía tener una astróloga. Pavadas, qué se yo... un pañuelo multicolor en la cabeza, largas uñas pintadas de rojo como corolario de dedos llenos de anillos...
Nada que ver! Chicha era más parecida a una abuela de cuentos que a la esotérica que era.
Al cabo de las agotadoras sesiones en las que me explicó (infructuosamente) donde estaba mi medio cielo, cuales eran las casas e influencias favorables y cuales no; me entregó mi carta natal y la revolución solar de ese año.
Lo que más me importó entonces, fue que iba a conocer a un profesional, extranjero, alto, canoso.
Me descubrí un dia mirando compulsivamente a todos los hombres que se me cruzaban por el camino y pensando que, repentinamente, habían desaparecido todos los altos canosos... cuando me di cuenta de la estupidez de mi estado olvidé la carta natal, la revolución solar y a Chicha.
Una mañana, tiempo después recibí un llamado de Ale:
. Negri, no me harías un favor?
Siempre que Ale necesitaba un favor de mi parte me llamaba “negri” y de todos modos, para qué estamos las amigas si no es para hacer favores, verdad? Así es que poniendo los ojos en blanco y encomendándome a mis ángeles, sencillamente pregunté:
. De qué se trata Ale?
Entonces me contó que un amigo de su mamá visitaría Buenos Aires, que era un tipo macanudo al que le gustaban como a mi el tango y el teatro cosas que ella odiaba, y pensó que tal vez yo no tendría inconvenientes en “hacerle la pata” y salir con el señor.
La mamá de Ale había fallecido hacía ya algunos años por lo cual me pregunté porqué aun ella tenía obligación alguna con ese señor pero bueno... accedí después de preguntarle de donde vendría el caballero en cuestión y en que idioma tendría que conversar con él.
Pierre venía de Francia aunque hablaba bastante bien castellano e inglés. Yo hablo bien en castellano, mas o menos en ingles y solo “chamuyo” en francés con lo cual pensé que sería todo un trabajo hacer de acompañante del señor pero bueno... ya había comprometido mi palabra.
Pierre me llamó y no me encontró. Le devolví el llamado pero no estaba. Llamó al dia siguiente para invitarme a almorzar pero yo no podia así que le propuse salir a cenar dos dias después pero él tenía ya un compromiso asumido. Le dije que mi agenda era casi tan complicada como la suya y ambos reímos y nos despedimos quedando “en nada”
Una semana después, me llamó y me dijo:
. Toma tu agenda ahoga y miga si puedes cenag conmigo el viegnes
Y allí fui...Recuerdo que me vestí en forma bastante descuidada para lo que es habitual en mí cuando asisto a una cita y que también pensé al trasponer las puertas de Café de La Paix donde quedamos en encontrarnos: “Ale le habrá dicho como soy? Porque en lo que respecta a mí no tengo la menor idea de quien será de entre todos los asistentes Pierre.”
De todos modos con un aire tipo “... y a mi que me importa...” entré.
Recorrí con la vista en una especie de panorámica el lugar y noté que un caballero se ponía de pie al otro lado del salón.
De repente apareció Chicha en mi mente. El señor era alto, canoso y muy buen mozo.
Me acerqué y me besó ambas mejillas diciendo sonriente:
. Eges mas bonita de lo que Ale me dijo.
Empezó bien, pensé, corrió mi silla y me invitó a ocuparla con un gesto. Sonriendo me dijo que, como era aun temprano para cenar, tomaríamos un cóctel antes.
Yo no tomo cócteles (pensé) así que solo pedí un cortado americano. Mientras Pierre le hacía el pedido al mozo pude observarlo con total libertad y francamente me gustó todo lo que vi en esa fracción infinitesimal de tiempo.
Cuando volvió la vista hacia mi me dijo: así que tu también tienes a tus hijos en el extegiog?
Arqueé las cejas y devolví la pregunta: Porqué, vos también los tenés?
Si, me dijo y a medida que me iba contando se me iba haciendo un nudo en el estómago porque Pierre también tenia dos hijos, como yo, y ambos vivían en el extranjero como los míos, más aun :el mayor estaba radicado en Nueva York como Pablo y la menor en Canadá como Greta.
Pierre me contó que se había recibido de abogado y viajaba por el mundo buscando objetos “truchos” de casas famosas para las cuales trabajaba.
Estaba divorciado hacía años; aún no había logrado hacer pareja y esperaba encontrarla aquí, en Argentina porque era su intención pasar 6 meses aquí y los otros 6 visitando a sus hijos en el exterior.
Inmediatamente me imaginé viviendo con él y viendo a mis hijos dos veces por año y algo habría aparecido en mi semblante porque Pierre preguntó si siempre sonreía como en ese momento.
La cena fue deliciosa porque además de comer delikatssen, Pierre era divertido, ameno, culto, caballero ...Era: en definitiva el hombre perfecto.
Cuando me dejó en casa preguntó si quería ir al teatro al dia siguiente. Se quedaría solo un mes, en esta ocasión.
Durante ese mes, salimos al menos 2 veces en cada semana y noté que se sentía a gusto conmigo, se divertía, lo pasaba bien...pero nunca, nunca, fue mas allá de tomarme del codo para cruzar una calle o darme esos odiosos besos en ambas mejillas al encontrarnos o al despedirnos.
Cuando partió, prometió volver 3 meses después y se fue llevando obsequios para mis hijos, ya que iría a ver a los suyos.
No supe nada más de él y tampoco le pregunté por él a Ale. Sencillamente, hice su recuerdo a un lado.
Una mañana, a las 6.30 sonó mi teléfono. Pierre, desde Hong Kong, quería saber cómo estaba y me anunciaba que dos meses después estaría en Buenos Aires.
Pero pasaron más de dos meses. Y yo volví a hacer su recuerdo a un lado.
Un buen dia apareció trayendo saludos de mis hijos y nuevamente salimos a cenar, al cine y al teatro.
A todos los conocidos que teníamos en común les hablaba maravillas de mi, estaba embelesado, fascinado decía pero... nunca nada más que el codo para cruzar la calle y los besos en las mejillas.
Y volvió a partir. No le pregunté cuando volvería, ni siquiera si me llamaría esta vez, tampoco si enviaría algún correo electrónico.
Pero volvió, y volvió a llamarme encantado de escuchar mi voz, dijo.
Y volvimos a ir a cenar y al cine y al teatro y si... solo el codo y esos besos
La semana pasada llamó desde no se donde porque el ruido era ensordecedor:
_ Amogosa cenamos el viegnes? Vienen unos amigos,( no entendí si una pareja o con la pareja) queguias compagtig la cena?
Y por supuesto dije que si...
Volvimos a encontrarnos en el café de La Paix. El caballero que lo acompañaba era casi tan alto , tan buen mozo y tan simpático como Pierre. Y yo me pregunté a cuál de los dos se había referido Chicha cuando me hizo la carta natal.
Al cabo de unos minutos Pierre dijo:
_ Nos vamos a cenar? Y yo pregunté, no esperamos a nadie mas?
No... dijo Pierre, te dije que cenaguíamos con mi pagueja.
Si alguien vuelve a hablarme de una carta natal? Juro que mi boca será la de un carrero.



CARTA NATAL

Me habían recomendado a Chicha como la mejor astróloga del país. Qué digo del país, de América, qué digo de América! Del Mundo entero.
Graciela y Claudia que ya habían recurrido a ella la describían como un genio total, como una ídola. No habían escatimado elogios y ... mujer curiosa al fin!!! Allí acudí
Previamente pactamos una cita y debo admitir que en ese llamado telefónico ambas establecimos un vínculo poco usual, de una complicidad ingenua y fresca. Me recomendó llevar tres casettes porque sus estudios nos demandarían tres encuentros mínimos de aproximadamente dos horas cada uno de ellos. Eso aumentó mi curiosidad.
Cuando llegué a su casa me encontré con una mujer más parecida a la panadera de mi barrio que a una astróloga.
Entiéndaseme bien, lo que intento no es hablar en forma peyorativa ni de las panaderas ni de ninguna otra persona. Simplemente intento explicar que la señora que tenía frente a mi, petisa y gordita estaba muy alejada de la imagen que yo suponía debía tener una astróloga. Pavadas, qué se yo... un pañuelo multicolor en la cabeza, largas uñas pintadas de rojo como corolario de dedos llenos de anillos...
Nada que ver! Chicha era más parecida a una abuela de cuentos que a la esotérica que era.
Al cabo de las agotadoras sesiones en las que me explicó (infructuosamente) donde estaba mi medio cielo, cuales eran las casas e influencias favorables y cuales no; me entregó mi carta natal y la revolución solar de ese año.
Lo que más me importó entonces, fue que iba a conocer a un profesional, extranjero, alto, canoso.
Me descubrí un dia mirando compulsivamente a todos los hombres que se me cruzaban por el camino y pensando que, repentinamente, habían desaparecido todos los altos canosos... cuando me di cuenta de la estupidez de mi estado olvidé la carta natal, la revolución solar y a Chicha.
Una mañana, tiempo después recibí un llamado de Ale:
. Negri, no me harías un favor?
Siempre que Ale necesitaba un favor de mi parte me llamaba “negri” y de todos modos, para qué estamos las amigas si no es para hacer favores, verdad? Así es que poniendo los ojos en blanco y encomendándome a mis ángeles, sencillamente pregunté:
. De qué se trata Ale?
Entonces me contó que un amigo de su mamá visitaría Buenos Aires, que era un tipo macanudo al que le gustaban como a mi el tango y el teatro cosas que ella odiaba, y pensó que tal vez yo no tendría inconvenientes en “hacerle la pata” y salir con el señor.
La mamá de Ale había fallecido hacía ya algunos años por lo cual me pregunté porqué aun ella tenía obligación alguna con ese señor pero bueno... accedí después de preguntarle de donde vendría el caballero en cuestión y en que idioma tendría que conversar con él.
Pierre venía de Francia aunque hablaba bastante bien castellano e inglés. Yo hablo bien en castellano, mas o menos en ingles y solo “chamuyo” en francés con lo cual pensé que sería todo un trabajo hacer de acompañante del señor pero bueno... ya había comprometido mi palabra.
Pierre me llamó y no me encontró. Le devolví el llamado pero no estaba. Llamó al dia siguiente para invitarme a almorzar pero yo no podia así que le propuse salir a cenar dos dias después pero él tenía ya un compromiso asumido. Le dije que mi agenda era casi tan complicada como la suya y ambos reímos y nos despedimos quedando “en nada”
Una semana después, me llamó y me dijo:
. Toma tu agenda ahoga y miga si puedes cenag conmigo el viegnes
Y allí fui...Recuerdo que me vestí en forma bastante descuidada para lo que es habitual en mí cuando asisto a una cita y que también pensé al trasponer las puertas de Café de La Paix donde quedamos en encontrarnos: “Ale le habrá dicho como soy? Porque en lo que respecta a mí no tengo la menor idea de quien será de entre todos los asistentes Pierre.”
De todos modos con un aire tipo “... y a mi que me importa...” entré.
Recorrí con la vista en una especie de panorámica el lugar y noté que un caballero se ponía de pie al otro lado del salón.
De repente apareció Chicha en mi mente. El señor era alto, canoso y muy buen mozo.
Me acerqué y me besó ambas mejillas diciendo sonriente:
. Eges mas bonita de lo que Ale me dijo.
Empezó bien, pensé, corrió mi silla y me invitó a ocuparla con un gesto. Sonriendo me dijo que, como era aun temprano para cenar, tomaríamos un cóctel antes.
Yo no tomo cócteles (pensé) así que solo pedí un cortado americano. Mientras Pierre le hacía el pedido al mozo pude observarlo con total libertad y francamente me gustó todo lo que vi en esa fracción infinitesimal de tiempo.
Cuando volvió la vista hacia mi me dijo: así que tu también tienes a tus hijos en el extegiog?
Arqueé las cejas y devolví la pregunta: Porqué, vos también los tenés?
Si, me dijo y a medida que me iba contando se me iba haciendo un nudo en el estómago porque Pierre también tenia dos hijos, como yo, y ambos vivían en el extranjero como los míos, más aun :el mayor estaba radicado en Nueva York como Pablo y la menor en Canadá como Greta.
Pierre me contó que se había recibido de abogado y viajaba por el mundo buscando objetos “truchos” de casas famosas para las cuales trabajaba.
Estaba divorciado hacía años; aún no había logrado hacer pareja y esperaba encontrarla aquí, en Argentina porque era su intención pasar 6 meses aquí y los otros 6 visitando a sus hijos en el exterior.
Inmediatamente me imaginé viviendo con él y viendo a mis hijos dos veces por año y algo habría aparecido en mi semblante porque Pierre preguntó si siempre sonreía como en ese momento.
La cena fue deliciosa porque además de comer delikatssen, Pierre era divertido, ameno, culto, caballero ...Era: en definitiva el hombre perfecto.
Cuando me dejó en casa preguntó si quería ir al teatro al dia siguiente. Se quedaría solo un mes, en esta ocasión.
Durante ese mes, salimos al menos 2 veces en cada semana y noté que se sentía a gusto conmigo, se divertía, lo pasaba bien...pero nunca, nunca, fue mas allá de tomarme del codo para cruzar una calle o darme esos odiosos besos en ambas mejillas al encontrarnos o al despedirnos.
Cuando partió, prometió volver 3 meses después y se fue llevando obsequios para mis hijos, ya que iría a ver a los suyos.
No supe nada más de él y tampoco le pregunté por él a Ale. Sencillamente, hice su recuerdo a un lado.
Una mañana, a las 6.30 sonó mi teléfono. Pierre, desde Hong Kong, quería saber cómo estaba y me anunciaba que dos meses después estaría en Buenos Aires.
Pero pasaron más de dos meses. Y yo volví a hacer su recuerdo a un lado.
Un buen dia apareció trayendo saludos de mis hijos y nuevamente salimos a cenar, al cine y al teatro.
A todos los conocidos que teníamos en común les hablaba maravillas de mi, estaba embelesado, fascinado decía pero... nunca nada más que el codo para cruzar la calle y los besos en las mejillas.
Y volvió a partir. No le pregunté cuando volvería, ni siquiera si me llamaría esta vez, tampoco si enviaría algún correo electrónico.
Pero volvió, y volvió a llamarme encantado de escuchar mi voz, dijo.
Y volvimos a ir a cenar y al cine y al teatro y si... solo el codo y esos besos
La semana pasada llamó desde no se donde porque el ruido era ensordecedor:
_ Amogosa cenamos el viegnes? Vienen unos amigos,( no entendí si una pareja o con la pareja) queguias compagtig la cena?
Y por supuesto dije que si...
Volvimos a encontrarnos en el café de La Paix. El caballero que lo acompañaba era casi tan alto , tan buen mozo y tan simpático como Pierre. Y yo me pregunté a cuál de los dos se había referido Chicha cuando me hizo la carta natal.
Al cabo de unos minutos Pierre dijo:
_ Nos vamos a cenar? Y yo pregunté, no esperamos a nadie mas?
No... dijo Pierre, te dije que cenaguíamos con mi pagueja.
Si alguien vuelve a hablarme de una carta natal? Juro que mi boca será la de un carrero.




CARTA NATAL

Me habían recomendado a Chicha como la mejor astróloga del país. Qué digo del país, de América, qué digo de América! Del Mundo entero.
Graciela y Claudia que ya habían recurrido a ella la describían como un genio total, como una ídola. No habían escatimado elogios y ... mujer curiosa al fin!!! Allí acudí
Previamente pactamos una cita y debo admitir que en ese llamado telefónico ambas establecimos un vínculo poco usual, de una complicidad ingenua y fresca. Me recomendó llevar tres casettes porque sus estudios nos demandarían tres encuentros mínimos de aproximadamente dos horas cada uno de ellos. Eso aumentó mi curiosidad.
Cuando llegué a su casa me encontré con una mujer más parecida a la panadera de mi barrio que a una astróloga.
Entiéndaseme bien, lo que intento no es hablar en forma peyorativa ni de las panaderas ni de ninguna otra persona. Simplemente intento explicar que la señora que tenía frente a mi, petisa y gordita estaba muy alejada de la imagen que yo suponía debía tener una astróloga. Pavadas, qué se yo... un pañuelo multicolor en la cabeza, largas uñas pintadas de rojo como corolario de dedos llenos de anillos...
Nada que ver! Chicha era más parecida a una abuela de cuentos que a la esotérica que era.
Al cabo de las agotadoras sesiones en las que me explicó (infructuosamente) donde estaba mi medio cielo, cuales eran las casas e influencias favorables y cuales no; me entregó mi carta natal y la revolución solar de ese año.
Lo que más me importó entonces, fue que iba a conocer a un profesional, extranjero, alto, canoso.
Me descubrí un dia mirando compulsivamente a todos los hombres que se me cruzaban por el camino y pensando que, repentinamente, habían desaparecido todos los altos canosos... cuando me di cuenta de la estupidez de mi estado olvidé la carta natal, la revolución solar y a Chicha.
Una mañana, tiempo después recibí un llamado de Ale:
. Negri, no me harías un favor?
Siempre que Ale necesitaba un favor de mi parte me llamaba “negri” y de todos modos, para qué estamos las amigas si no es para hacer favores, verdad? Así es que poniendo los ojos en blanco y encomendándome a mis ángeles, sencillamente pregunté:
. De qué se trata Ale?
Entonces me contó que un amigo de su mamá visitaría Buenos Aires, que era un tipo macanudo al que le gustaban como a mi el tango y el teatro cosas que ella odiaba, y pensó que tal vez yo no tendría inconvenientes en “hacerle la pata” y salir con el señor.
La mamá de Ale había fallecido hacía ya algunos años por lo cual me pregunté porqué aun ella tenía obligación alguna con ese señor pero bueno... accedí después de preguntarle de donde vendría el caballero en cuestión y en que idioma tendría que conversar con él.
Pierre venía de Francia aunque hablaba bastante bien castellano e inglés. Yo hablo bien en castellano, mas o menos en ingles y solo “chamuyo” en francés con lo cual pensé que sería todo un trabajo hacer de acompañante del señor pero bueno... ya había comprometido mi palabra.
Pierre me llamó y no me encontró. Le devolví el llamado pero no estaba. Llamó al dia siguiente para invitarme a almorzar pero yo no podia así que le propuse salir a cenar dos dias después pero él tenía ya un compromiso asumido. Le dije que mi agenda era casi tan complicada como la suya y ambos reímos y nos despedimos quedando “en nada”
Una semana después, me llamó y me dijo:
. Toma tu agenda ahoga y miga si puedes cenag conmigo el viegnes
Y allí fui...Recuerdo que me vestí en forma bastante descuidada para lo que es habitual en mí cuando asisto a una cita y que también pensé al trasponer las puertas de Café de La Paix donde quedamos en encontrarnos: “Ale le habrá dicho como soy? Porque en lo que respecta a mí no tengo la menor idea de quien será de entre todos los asistentes Pierre.”
De todos modos con un aire tipo “... y a mi que me importa...” entré.
Recorrí con la vista en una especie de panorámica el lugar y noté que un caballero se ponía de pie al otro lado del salón.
De repente apareció Chicha en mi mente. El señor era alto, canoso y muy buen mozo.
Me acerqué y me besó ambas mejillas diciendo sonriente:
. Eges mas bonita de lo que Ale me dijo.
Empezó bien, pensé, corrió mi silla y me invitó a ocuparla con un gesto. Sonriendo me dijo que, como era aun temprano para cenar, tomaríamos un cóctel antes.
Yo no tomo cócteles (pensé) así que solo pedí un cortado americano. Mientras Pierre le hacía el pedido al mozo pude observarlo con total libertad y francamente me gustó todo lo que vi en esa fracción infinitesimal de tiempo.
Cuando volvió la vista hacia mi me dijo: así que tu también tienes a tus hijos en el extegiog?
Arqueé las cejas y devolví la pregunta: Porqué, vos también los tenés?
Si, me dijo y a medida que me iba contando se me iba haciendo un nudo en el estómago porque Pierre también tenia dos hijos, como yo, y ambos vivían en el extranjero como los míos, más aun :el mayor estaba radicado en Nueva York como Pablo y la menor en Canadá como Greta.
Pierre me contó que se había recibido de abogado y viajaba por el mundo buscando objetos “truchos” de casas famosas para las cuales trabajaba.
Estaba divorciado hacía años; aún no había logrado hacer pareja y esperaba encontrarla aquí, en Argentina porque era su intención pasar 6 meses aquí y los otros 6 visitando a sus hijos en el exterior.
Inmediatamente me imaginé viviendo con él y viendo a mis hijos dos veces por año y algo habría aparecido en mi semblante porque Pierre preguntó si siempre sonreía como en ese momento.
La cena fue deliciosa porque además de comer delikatssen, Pierre era divertido, ameno, culto, caballero ...Era: en definitiva el hombre perfecto.
Cuando me dejó en casa preguntó si quería ir al teatro al dia siguiente. Se quedaría solo un mes, en esta ocasión.
Durante ese mes, salimos al menos 2 veces en cada semana y noté que se sentía a gusto conmigo, se divertía, lo pasaba bien...pero nunca, nunca, fue mas allá de tomarme del codo para cruzar una calle o darme esos odiosos besos en ambas mejillas al encontrarnos o al despedirnos.
Cuando partió, prometió volver 3 meses después y se fue llevando obsequios para mis hijos, ya que iría a ver a los suyos.
No supe nada más de él y tampoco le pregunté por él a Ale. Sencillamente, hice su recuerdo a un lado.
Una mañana, a las 6.30 sonó mi teléfono. Pierre, desde Hong Kong, quería saber cómo estaba y me anunciaba que dos meses después estaría en Buenos Aires.
Pero pasaron más de dos meses. Y yo volví a hacer su recuerdo a un lado.
Un buen dia apareció trayendo saludos de mis hijos y nuevamente salimos a cenar, al cine y al teatro.
A todos los conocidos que teníamos en común les hablaba maravillas de mi, estaba embelesado, fascinado decía pero... nunca nada más que el codo para cruzar la calle y los besos en las mejillas.
Y volvió a partir. No le pregunté cuando volvería, ni siquiera si me llamaría esta vez, tampoco si enviaría algún correo electrónico.
Pero volvió, y volvió a llamarme encantado de escuchar mi voz, dijo.
Y volvimos a ir a cenar y al cine y al teatro y si... solo el codo y esos besos
La semana pasada llamó desde no se donde porque el ruido era ensordecedor:
_ Amogosa cenamos el viegnes? Vienen unos amigos,( no entendí si una pareja o con la pareja) queguias compagtig la cena?
Y por supuesto dije que si...
Volvimos a encontrarnos en el café de La Paix. El caballero que lo acompañaba era casi tan alto , tan buen mozo y tan simpático como Pierre. Y yo me pregunté a cuál de los dos se había referido Chicha cuando me hizo la carta natal.
Al cabo de unos minutos Pierre dijo:
_ Nos vamos a cenar? Y yo pregunté, no esperamos a nadie mas?
No... dijo Pierre, te dije que cenaguíamos con mi pagueja.
Si alguien vuelve a hablarme de una carta natal? Juro que mi boca será la de un carrero.





CARTA NATAL

Me habían recomendado a Chicha como la mejor astróloga del país. Qué digo del país, de América, qué digo de América! Del Mundo entero.
Graciela y Claudia que ya habían recurrido a ella la describían como un genio total, como una ídola. No habían escatimado elogios y ... mujer curiosa al fin!!! Allí acudí
Previamente pactamos una cita y debo admitir que en ese llamado telefónico ambas establecimos un vínculo poco usual, de una complicidad ingenua y fresca. Me recomendó llevar tres casettes porque sus estudios nos demandarían tres encuentros mínimos de aproximadamente dos horas cada uno de ellos. Eso aumentó mi curiosidad.
Cuando llegué a su casa me encontré con una mujer más parecida a la panadera de mi barrio que a una astróloga.
Entiéndaseme bien, lo que intento no es hablar en forma peyorativa ni de las panaderas ni de ninguna otra persona. Simplemente intento explicar que la señora que tenía frente a mi, petisa y gordita estaba muy alejada de la imagen que yo suponía debía tener una astróloga. Pavadas, qué se yo... un pañuelo multicolor en la cabeza, largas uñas pintadas de rojo como corolario de dedos llenos de anillos...
Nada que ver! Chicha era más parecida a una abuela de cuentos que a la esotérica que era.
Al cabo de las agotadoras sesiones en las que me explicó (infructuosamente) donde estaba mi medio cielo, cuales eran las casas e influencias favorables y cuales no; me entregó mi carta natal y la revolución solar de ese año.
Lo que más me importó entonces, fue que iba a conocer a un profesional, extranjero, alto, canoso.
Me descubrí un dia mirando compulsivamente a todos los hombres que se me cruzaban por el camino y pensando que, repentinamente, habían desaparecido todos los altos canosos... cuando me di cuenta de la estupidez de mi estado olvidé la carta natal, la revolución solar y a Chicha.
Una mañana, tiempo después recibí un llamado de Ale:
. Negri, no me harías un favor?
Siempre que Ale necesitaba un favor de mi parte me llamaba “negri” y de todos modos, para qué estamos las amigas si no es para hacer favores, verdad? Así es que poniendo los ojos en blanco y encomendándome a mis ángeles, sencillamente pregunté:
. De qué se trata Ale?
Entonces me contó que un amigo de su mamá visitaría Buenos Aires, que era un tipo macanudo al que le gustaban como a mi el tango y el teatro cosas que ella odiaba, y pensó que tal vez yo no tendría inconvenientes en “hacerle la pata” y salir con el señor.
La mamá de Ale había fallecido hacía ya algunos años por lo cual me pregunté porqué aun ella tenía obligación alguna con ese señor pero bueno... accedí después de preguntarle de donde vendría el caballero en cuestión y en que idioma tendría que conversar con él.
Pierre venía de Francia aunque hablaba bastante bien castellano e inglés. Yo hablo bien en castellano, mas o menos en ingles y solo “chamuyo” en francés con lo cual pensé que sería todo un trabajo hacer de acompañante del señor pero bueno... ya había comprometido mi palabra.
Pierre me llamó y no me encontró. Le devolví el llamado pero no estaba. Llamó al dia siguiente para invitarme a almorzar pero yo no podia así que le propuse salir a cenar dos dias después pero él tenía ya un compromiso asumido. Le dije que mi agenda era casi tan complicada como la suya y ambos reímos y nos despedimos quedando “en nada”
Una semana después, me llamó y me dijo:
. Toma tu agenda ahoga y miga si puedes cenag conmigo el viegnes
Y allí fui...Recuerdo que me vestí en forma bastante descuidada para lo que es habitual en mí cuando asisto a una cita y que también pensé al trasponer las puertas de Café de La Paix donde quedamos en encontrarnos: “Ale le habrá dicho como soy? Porque en lo que respecta a mí no tengo la menor idea de quien será de entre todos los asistentes Pierre.”
De todos modos con un aire tipo “... y a mi que me importa...” entré.
Recorrí con la vista en una especie de panorámica el lugar y noté que un caballero se ponía de pie al otro lado del salón.
De repente apareció Chicha en mi mente. El señor era alto, canoso y muy buen mozo.
Me acerqué y me besó ambas mejillas diciendo sonriente:
. Eges mas bonita de lo que Ale me dijo.
Empezó bien, pensé, corrió mi silla y me invitó a ocuparla con un gesto. Sonriendo me dijo que, como era aun temprano para cenar, tomaríamos un cóctel antes.
Yo no tomo cócteles (pensé) así que solo pedí un cortado americano. Mientras Pierre le hacía el pedido al mozo pude observarlo con total libertad y francamente me gustó todo lo que vi en esa fracción infinitesimal de tiempo.
Cuando volvió la vista hacia mi me dijo: así que tu también tienes a tus hijos en el extegiog?
Arqueé las cejas y devolví la pregunta: Porqué, vos también los tenés?
Si, me dijo y a medida que me iba contando se me iba haciendo un nudo en el estómago porque Pierre también tenia dos hijos, como yo, y ambos vivían en el extranjero como los míos, más aun :el mayor estaba radicado en Nueva York como Pablo y la menor en Canadá como Greta.
Pierre me contó que se había recibido de abogado y viajaba por el mundo buscando objetos “truchos” de casas famosas para las cuales trabajaba.
Estaba divorciado hacía años; aún no había logrado hacer pareja y esperaba encontrarla aquí, en Argentina porque era su intención pasar 6 meses aquí y los otros 6 visitando a sus hijos en el exterior.
Inmediatamente me imaginé viviendo con él y viendo a mis hijos dos veces por año y algo habría aparecido en mi semblante porque Pierre preguntó si siempre sonreía como en ese momento.
La cena fue deliciosa porque además de comer delikatssen, Pierre era divertido, ameno, culto, caballero ...Era: en definitiva el hombre perfecto.
Cuando me dejó en casa preguntó si quería ir al teatro al dia siguiente. Se quedaría solo un mes, en esta ocasión.
Durante ese mes, salimos al menos 2 veces en cada semana y noté que se sentía a gusto conmigo, se divertía, lo pasaba bien...pero nunca, nunca, fue mas allá de tomarme del codo para cruzar una calle o darme esos odiosos besos en ambas mejillas al encontrarnos o al despedirnos.
Cuando partió, prometió volver 3 meses después y se fue llevando obsequios para mis hijos, ya que iría a ver a los suyos.
No supe nada más de él y tampoco le pregunté por él a Ale. Sencillamente, hice su recuerdo a un lado.
Una mañana, a las 6.30 sonó mi teléfono. Pierre, desde Hong Kong, quería saber cómo estaba y me anunciaba que dos meses después estaría en Buenos Aires.
Pero pasaron más de dos meses. Y yo volví a hacer su recuerdo a un lado.
Un buen dia apareció trayendo saludos de mis hijos y nuevamente salimos a cenar, al cine y al teatro.
A todos los conocidos que teníamos en común les hablaba maravillas de mi, estaba embelesado, fascinado decía pero... nunca nada más que el codo para cruzar la calle y los besos en las mejillas.
Y volvió a partir. No le pregunté cuando volvería, ni siquiera si me llamaría esta vez, tampoco si enviaría algún correo electrónico.
Pero volvió, y volvió a llamarme encantado de escuchar mi voz, dijo.
Y volvimos a ir a cenar y al cine y al teatro y si... solo el codo y esos besos
La semana pasada llamó desde no se donde porque el ruido era ensordecedor:
_ Amogosa cenamos el viegnes? Vienen unos amigos,( no entendí si una pareja o con la pareja) queguias compagtig la cena?
Y por supuesto dije que si...
Volvimos a encontrarnos en el café de La Paix. El caballero que lo acompañaba era casi tan alto , tan buen mozo y tan simpático como Pierre. Y yo me pregunté a cuál de los dos se había referido Chicha cuando me hizo la carta natal.
Al cabo de unos minutos Pierre dijo:
_ Nos vamos a cenar? Y yo pregunté, no esperamos a nadie mas?
No... dijo Pierre, te dije que cenaguíamos con mi pagueja.
Si alguien vuelve a hablarme de una carta natal? Juro que mi boca será la de un carrero.


















Texto agregado el 24-06-2005, y leído por 120 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
28-07-2005 Gran capacidad en tu escrito. Somos como 4000 cuenteros, imposible leerlos a todos y tambien leer textos de mucha extensión como este. Me gusto. pero pocos disfrutaran de el por lo extenso. Felicitaciones y mis ***** estrellas para ti. chilicote
 
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