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El pibe vestía una campera amarillo cansado, un gorro azul y pantalones de corderoy. Tenia la cara sucia, y daba la impresión de que no era su costumbre tenerla completamente limpia. Las mejillas y la nariz estaban rojas por el frío, con una gota de moco que pendía sin caer y el área entre la nariz y la boca mojada y pegajosa, como si la gota de moco prefiriera bajar lentamente por este camino antes que caer de repente.
Su expresión era seria, y un matiz de miedo le cruzaba la cara. Cuando no estaba hablando, su mandíbula pendía semiabierta y sus ojos se mantenían absortos, abiertos con exagerada amplitud.
Cuando hablaba lo hacia apresurado, y en su carrera por hablar mas fuerte y rápido parecía tener problemas en coordinar su oratoria con el ritmo de su respiración. De tiempo en tiempo, el pibe iniciaba una respuesta con la repetición “no, si, no”, casi antes de que el policía pudiera terminar la pregunta. Inmediatamente seguía una explicación simple en palabras pero complicada en sentido, plagada de frases incompletas y hasta pequeñas contradicciones que el pibe se apresuraba a corregir complicando aun más el sentido general de su respuesta.
Pero el policía no solo era paciente por naturaleza, sino que además imaginaba el estado nervioso en el que el pibe debía estar luego de haber visto a uno de sus amigos ahogarse bajo el hielo. Lo ultimo que quería era poner aun más presión, y aunque estaba obligado por el código policial a interrogarlo en su capacidad de testigo presencial, también entendía que el hecho había sido un accidente y no mucho se sacaría de su entrevista, así que, a que hacerlo más doloroso?
Los otros cuatro chicos que habían presenciado el hecho ya estaban en sus respectivas casas, donde sus padres probablemente se estaban encargando de tranquilizarlos. Pero los padres de Matías eran divorciados, y había sido difícil ubicarlos. Luego de algunas llamadas, la policía logro ubicar al padre fuera de la ciudad en un viaje de negocios. La madre había tenido su celular apagado todo el día, y de acuerdo a Matías, raramente lo prendía para escuchar mensajes.
Finalmente, la niñera del hermano menor de Matías había logrado ubicar a la madre en una casa de masajes, y luego de un cruce de llamadas finalmente habían arreglado que ella lo pasaría a buscar por la estación de policía. Habían pasado cinco horas desde que la policía había recibido la llamada alertándolos del fatal accidente, y a Matías todavía le esperaban unos 50 minutos de espera.
El nivel de actividad del día había desbordado los recursos de la comisaría, y solo ahora el Sargento Jiménez había logrado ocuparse del interrogatorio sumario de Matías. A pesar de lo duro que era tener que interrogar a un chico de 7 años acerca de la muerte de uno de sus amigos, Jiménez sentía un alivio culposo por no estar en los zapatos del comisario Milton: hacia ya varias horas que el comisario había salido a comunicarle la terrible noticia a la familia de Aarón, el chico muerto.
Como era de esperarse, la historia de Matías no difería mucho de la de los demás chicos, pero la ley es la ley: su testimonio debía registrarse. Además, los demás chicos se referían a Matías como a uno de los lideres del grupo, y su testimonio tal vez podría aportar alguna perspectiva nueva. Jiménez sorbió su café mientras Matías terminaba otra frase apresurada y llena de detalles insubstanciales, extinguió un inicio de bostezo (hacia ya 28 horas que estaba despierto) y hablo.

Jiménez: así que, vos y los otros pibes estaban jugando en el bosquecito cerca de la ruta 33. Entraron a explorar el bosque y pasaron cerca del estanque donde el invierno pasado habían estado patinando (a pesar de los carteles de prohibido acercarse). Que paso después?
Matías: bueno, Tracy nos venia contando cómo una vez una amiga de su hermana se había perdido en ese bosque y se encontró con un señor viejo que media tres metros. Yo no le creía, pero Aarón y Luca le preguntaban del viejo, si tenia barba o si era alto, y yo no le creía a Tracy por que sabia todo y no puede ser que sepa todo del viejo; para mi que si el viejo se la hubiera comido ella no se hubiera podido escapar y no le hubiera podido contar todo esto, así que para mi era mentira y ellos son unos miedosos.
Jiménez: aja, entonces estaban caminando en el bosque mientras hablaban de eso? Ya habían llegado al estanque?
Matías: No, si, estábamos caminando cuando Aarón de pronto dijo que fuéramos para un lado, pero a mi me enojo por que Aarón esta siempre callado y nunca dice nada y de pronto nos quería hacer caminar para otro lado solamente por que el quería, así que yo pensé que no quería ir para allá, y entonces Luca vio el lago y dijo que esta congelado.
Jiménez: vos sabes que estamos en otoño todavía, y que los lagos se congelan solamente en invierno...?
Matías: si, y yo sabia que no estaba congelado, pero Aarón dijo que no estaba congelado y se quería ir así que yo dije que vayamos y fuimos, y cuando llegamos yo vi que tenia nieve solamente en los costados y agua en el centro, así que estaba congelado en los costados.
Jiménez: Aja, así que llegaron al borde del lago. Y que paso entonces? Por que Aarón se metió a caminar en el lago si tenia miedo?

Incluso antes de terminar la frase, Jiménez se dio cuenta de que había cometido un error: Hacerle mas de dos preguntas a Matías era un pasaporte seguro a la incoherencia. Matías trataría de responder las dos al mismo tiempo cuando ya una sola pregunta le resultaba difícil. Pero Jiménez se dio cuenta de que tratar de clarificar solo empeoraría las cosas, así que sorbio mas café y se resigno al palabrerio de Matías.

Matías: No, tenia miedo, pero Tracy decía que el lago estaba congelado y que se podía caminar sobre el lago, pero ella no quería hacerlo por que decía que se le iban a arruinar las botas y la mama se iba a enojar. Aarón entonces estaba callado, pero miraba al piso y entonces Luca le dijo que si quería quedarse con nosotros tenia que caminar sobre el hielo. Y Aarón dijo que no podía por que la mama no lo dejaba y después dijo que se tenia que ir.
Jiménez: Pero Luca creía que el lago estaba congelado o no?
Matías: No, Luca decía que era hielo duro y hasta camino sobre el hielo cerca de la costa para mostrarle a Aarón. Pero Aarón se quería ir y yo le dije que si se iba no podía estar mas con nosotros por que es verdad que siempre esta callado y no se para que viene. Entonces Tracy lo miro a Aarón y le dijo que no se animaba a cruzar el lago caminando, y Aarón le dijo que ella tampoco pero ella le dijo que la mama no la dejaba por que se le iban a arruinar las botas. Aarón dijo que la mama no lo dejaba a el tampoco, pero es mentira por que el no tenia botas nuevas como Tracy. Entonces Luca, Tracy y Daniel le decían que si se quería quedar con nosotros tenia que cruzar. Pero yo no quería que cruce así que le dije que se fuera, que no lo queríamos con nosotros, pero Daniel nos dijo “si se anima a cruzar lo dejamos quedarse”.

En ese momento, Jiménez penso en un compañero suyo de la escuela, uno que nunca quería jugar con el y sus amigos, pero cuando quería jugar no lo dejaban. Fugazmente recordó como este chico muchas veces hacia las cosas que el y sus amigos le pedían, pero de todas maneras nunca lo dejaban jugar tranquilo.

Matías: Yo no quería que cruzara, así que le decía que se vaya, que no lo quiero en el grupo. Al final yo les dije a los otros chicos que no lo queríamos que nunca iba a cruzar que mejor se fuera, y les dije que nos vayamos y nos fuimos y lo dejamos a Aarón solo. Y entonces escuchamos un grito y nos dimos vuelta y vimos como Aarón estaba en el medio del lago, y de repente el se cayo y en vez de seguir se cayo en el agua, y al principio trato de salir pero no podía levantarse, y Tracy empezó a gritar y Luca agarro una rama y trato de alcanzarlo pero tenia miedo de que se rompa el hielo así que le tiro la rama. Pero igual después de un rato Aarón se quedo quieto, y yo pensé que se había quedado dormido pero entonces alguien paro en la ruta y nos dijo de ir a la ruta y no mirar mas...

En ese momento, una mujer atractiva de pelo rubio largo y vestida con un sobretodo de pana marrón entro por la puerta de la comisaría con aire apurado. Sin molestarse en cerrar la puerta (y trayendo una atmosfera propia del frio aire externo), se detuvo un instante con aire interrogativo, miro hacia donde Jiménez estaba sentado e ignorando al policía del mostrador de entrada camino con decisión hacia Jiménez y Matías.

Con movimientos agitados alzo a Matías y en el mismo movimiento lo ubico en una posición lateral, con sus piernas rodeándole el cuerpo a la altura de las caderas. En seguida lo miro y le dijo “mi amooor... no te procupes, todo va a estar bien ”.

Jiménez se había puesto de pie en señal de respeto. La mujer lo miro con una media sonrisa, y le dijo “mil gracias por cuidarlo. Tengo que firmar algo?” y añadió “estuve ocupada todo el día”.

Con voz conciliadora, Jiménez le dijo que solo necesitaba ver sus documentos y llenar una forma. La mujer, cambio a Matías a la mano izquierda, y con la mano derecha hurgo en su cartera.

Al cabo de unos minutos, la mujer salió con paso apresurado por la misma puerta por la que había entrado –de vuelta sin cerrarla y generando un vago quejido del oficial de puerta.

Jiménez termino de escribir y archivar su reporte del caso, volvió a su casa y durmió 7 horas hasta su siguiente turno.

Texto agregado el 19-12-2002, y leído por 442 visitantes. (1 voto)


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