Mientras la gente subía y pasaba hacia los lados. Sus pisadas de prisa que estresaban y sus miradas de cansancio que sueño daban . Las luces y las sombras en ese largo camino calsaban dandole una identidad a ese ambiente de transicion pura. A tu lado todo era silencioso y tranquilo, un momento callado, y me daba cuenta de que tu eras la única que estaba ahí para mi y al mismo tiempo estaba yo ahí para ti. Solo en ese momento de tanta velocidad todo calsaba en ese lugar, en ese silencio.
Nos acomodabamos y encajabamos perfectamente, ahí tiradas medias sentadas. A ti te gustaba el lugar, a mi me gustaba el momento. Era alegre, pero de esa alegría abrazadora y eterna, que es unica para esas paredes. Era de silencios y con una melodía unicamente para esos minutos.
Una amistad donde dos caminos se enredaron y se encontraron perfectamente en un momento. Siguieron sus caminos con desvíos y curvas hasta con paradas y cortadas. Pero siempre encontrando el camino para enredarse denuevo, enroscandose y acomodandose en nuevos momentos.
Contigo viajaría a todos lados, contigo a descubrir nuevos obstaculos, contigo a conocer el mundo a conocer el espacio a conocer el vacio. Contigo como luz y sombra encontrandose en los eclipses. Contigo como cielo y mar, juntos en busca del horizonte. Contigo como semillas bajo la tierra, esperando un sol que nos guíe. Te digo que su resplandor nos guía, tu diciendome que debemos observar al resplandor. Luego será un momento como ese del metro, con un camino de colores con gente de lugares y miradas curiosas. Con lugares de gente para ser revividos y para ser vividos. Un momento donde tu encajabas acomodada y yo acomodada encajaba, con un suelo liso de paredes manoseadas, de tiempo constante y sonido cortante. Con sabor a licor de damasco y impregnado a olor de cariño.
Siempre con direccion al terminal.