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No es una historia de la que me sienta orgulloso, para nada, es mas, me da mucho pudor contarla, pero hay algo que aun me sigue dando vuelta, quizás puede ser útil desahogarme con alguien, solo por eso lo estoy contando...
Estaba entre sus piernas, rozaba mi pecho contra el suyo, de la manera mas excitante posible, nunca me había pasado, no paraba de besarme en el cuello y eso me gustaba, luego yo empecé suavemente a acariciar su piel, su estomago, que me encantaba, después de un rato los dos entramos en una explosión, nunca sentí tanto placer y de repente ¡PUFF! me despierto, ese maldito sueño erótico otra vez, de la misma forma, exactamente igual a todos.
Todo comenzó un día en la mañana, cuando me iba hacia el trabajo y vi un vagabundo, mas bien abuelito que siempre esta en Vicuña Mackena bailando de forma muy simpática, y que saluda a todos los que le dan dinero, yo una vez converse con el, no por que me guste hablar con vagabundos, de hecho soy muy poco sociable con las personas porque encuentro que ni la mitad de las personas que conozco son medianamente inteligente, pero en realidad este viejito era simpático, y me di cuenta de lo increíble que puede llegar a ser el deseo, el pobre que estaba casado y con un hijo, se metió con otra mujer y termino vendiendo su negocio y sus cosas para comprarle una casa y adivinen, la muy puta se fue con un estúpido platudo que vivía a costa de la plata que generaba una empresa que había heredado, recuerdo que después de que me contara su historia, estuve apunto de decirle que lo invitaba a comer un hot dog o algo, a uno de esos carritos express donde te dan un
miserable pan con un salchicha que pareciera de plástico, pero me había quedado sin plata apenas tenia para irme en micro a casa así que me despedí de el porque ya estaba oscureciendo y le dije que si me topaba con el denuevo lo invitaría a comer algo, y no lo dije de boca hacia fuera, porque en realidad bastante bien me había caído el viejito, además el pobre se quedo sin nada por caliente y no quiero apoyarlo en lo que hizo, pero de calentones todos tenemos algo.
En fin, algo tenia de especial ese viejito, me hizo pensar que quizás yo estaba solo por miedo a que me engañaran, pero no lose. Fue un día de trabajo muy agotador, y no me dejaba de dar vuelta en la cabeza el tema del engaño, seguía pensando en eso, así que decidí ir a tomarme un café y fumarme un cigarrillo para despejar la mente y esas cosas, me fui a un café que quedaba bastante cerca, me gusta mucho, porque tienen una especie de receta secreta donde le echan vainilla y cosas así, ese café realmente me encanta, así que pedí un especial vainilla y una de esas tortas individuales que hacen que las bebidas tengan sabor extraño, mientras estaba fumando y tomando el café me puse a pensar seriamente en que necesitaba cariño, y no de ese cariño de madre ni nada, sino que ese cariño que te dan cuando terminas de tener sexo, no cuando haces el amor por que eso es totalmente distinto, sino de esas caricias que te dicen “estuvo magnifico” y son caricias no de sentimiento, sino de placer, quizás estaba angustiado o caliente, no lose bien, pero eso era lo que necesitaba y estaba seguro.






Después de terminar el café y la torta individual encendí otro cigarrillo y me compre el diario como era costumbre, porque siempre tengo la manía de leer cuando voy manejando y el semáforo esta en rojo, se que es estúpido y peligroso, pero sin embargo no lo puedo evitar, estaba llegando a mi casa y vi la ultima pagina –“servicios a domicilio, gran calidad y mucha discreción” y me pareció bastante ridículo, pero aun así no podía dejar de pensar en llamar a una prostituta, creo que mas que ridículo, me faltaba el valor para hacerlo, enserio, es algo a lo que no estaba acostumbrado sin embargo era justo lo que necesitaba.
Eran las nueve y ya estaba en mi casa, no es costumbre, pero me bañé y me vestí como para ir a una fiesta, no estoy diciendo que no me bañe, solo es que no lo hago cuando recién llego del trabajo, creo que era una forma de armarme de valor para llamar a la prostituta, y es que realmente estaba asustado y nervioso, al fin cuando eran las diez de la noche tome el diario y llame –alo... alo ¿hay alguien ahí?- me contesto una voz de lo mas normal, creo que por subconsciente uno se imagina que todo con el que hable va a tener una vos de calentura espectacular, pero sin embargo esa voz me tranquilizo mucho, enserio, entonces le dije – hola emm... llamo porque quiero que venga alguien a mi casa- luego dijo de lo mas simpática – ¿alguien? ¿Una tía? ¿una vecina? ¿o querés una puta?-
-me resulto algo incomodo llamar, es mi primera ves- le dije, no es que sea virgen sino que era la primera vez que llamaba a una prostituta, he ido a nigth clubs y todo eso, pero es distinto, y enseguida su voz se puso de la forma mas tierna y amable que e oído –que ternura que sós- me dijo –bueno entonces dame tu dirección y enseguida mando a una de mis muchachas para allá- eso estuvo muy bueno, algo en su acento argentino me parecía agradable –disculpe, ¿cuanto es?- se me ocurrió preguntar, claro que después me arrepentí de hacer esa estúpida pregunta, ella me dijo –no te preocupes por eso querido, la chica te lo dirá, en cuanto llegue allá podés decirle exactamente lo que quieres y ella te dirá cuanto te sale, ahora dame tu dirección que la mando enseguida querido- le di la dirección y colgó, me puse realmente nervioso, luego de fumarme tres cigarrillos me fui a lavar los dientes por el mal aliento que deja el tabaco, me preguntaba si tendría que sacar mis condones o ella traería, pero luego me acorde que siempre ellas tienen, así que me senté y empecé a escuchar radio.
Luego de un rato sonó la puerta –¿quien es?- no se aun como salió esa tonta pregunta de mi boca, nunca nadie me visitaba, pero de igual forma me contesto –soy, claudia- no conocía a ninguna claudia así que, tenia que ser ella, abrí la puerta y entro, estaba con un vestido de noche, como de gala, color celeste, muy bello, y unos pequeños zapatitos que combinaban, inmediatamente entro y se sentó en mi sillón, luego me dijo –¿que quieres hacer?, ¿algo en especial?- yo me puse muy nervioso, no estoy acostumbrado a las mujeres así, ¡ella si que era directa!, le dije que quería esperar un poco, que necesitaba unos minutos para decidir y los dos nos quedamos callados, después de un rato me dijo
–si quieres me quedo toda la noche, eso sale mas caro si-
le dije bueno, total era mi primera vez, así que valía la pena darse el lujo, después hice unos tragos y ella me pidió pisco sour, yo tome whisky, nos pusimos a conversar de lo que quería hacer, y le dije que lo normal que ella hacia, nada raro, que no se preocupara, luego me dijo
–bueno tu me avisas cuando estés listo-
no sabia bien que hacer pero después de un rato nos pusimos a hablar de manera mas fluida, incluso me dijo su edad y hace cuanto trabajaba en esto, la muchacha tenia tan solo 22 años, y de los 19 que trabajaba de prostituta, claro que empezó como bailarina, pero como ella dijo una cosa lleva a la otra.
Yo estaba listo, y se lo dije, creo que nunca había estado tan nervioso con una mujer como en ese momento, no se demoro mucho, nos fuimos a mi pieza y se empezó a quitar la ropa, cuando estaba en ropa interior se sentó en mis piernas, yo estaba tan nervioso que no me movía, después se puso de pie y me tiro a la cama, ella se metió entre las sabanas y empezó mi problema, estaba congelado luego empecé a hablar puras barbaridades, ella lo noto, ósea vivía de eso, me empezó a acariciar la cabeza mientras me decía –relájate, no te preocupes, todos se ponen un poco nerviosos- finalmente, cuando me calme empezó todo, de un momento a otro, no se explicarlo bien, es como si me hubieran borrado esa parte, pero de un momento a otro me vi acostado con esta niña bastante guapa, que me acariciaba el pecho mientras me besaba suavemente la oreja, creo que los hombre y las mujeres tienen algo en esa parte especifica del cuerpo, cuando te besan detrás de la oreja y no quieres nada con esa persona te da cosquilla, pero cuando te besan y si te gusta la persona , te da un placer muy raro, no se si me entienden, pero bueno estábamos en la cama, y yo estaba completamente cómodo con ella, en el momento que llamé nunca hubiera pensado estar así de cómodo, ya eran las doce y ella me empezó a besar el cuello, después lentamente, empecé a palpar sus senos, mis manos exploraban su provocativo contorno, sentí su corazón y seguí hasta la punta de los pies, ella me tocaba y yo a ella, me miraba mientras me acariciaba el pelo, estaba entre sus piernas, rozaba mi pecho contra el suyo, de la manera mas excitante y de una forma que nunca había sentido, no paraba de besarme en el cuello y eso me gustaba, luego empecé suavemente a acariciar su piel, su estomago, que me encantaba, después de un rato los dos entramos en una explosión, nunca sentí tanto placer, empecé a soplar ligeramente su cuello como si el viento fuera el que le hacia el amor, a ella le gusto , así que continué soplando el contorno de la cara y luego baje hacia su estomago, cuando llegue nuevamente al ombligo ella puso su mano en mi cabeza y la apretó fuertemente contra su cuerpo, en ese momento yo sentí que abrasaba a una criatura desamparada, y me empecé a angustiar, nunca alguien me había hecho sentir así, de una forma tan miserable, me sentí enfermo, me daba asco de mi mismo, porque pensé que quizás detrás de esa guapa muchacha , solo habían hombres que querían tener sexo con ella, como las caricias que yo necesitaba, y pensé en cuan cruel puede ser la vida, como para condenar a una joven, a vivir del placer de los demás, un placer del cual ella finge ser parte, en ese momento me di cuenta que habían pasado unos cuantos minutos, porque ella me dijo –oye que te pasa, ¿hay algo mal?- y le dije –si, yo- ella no entendió, y creo que aun no sabe porque lo dije, pero después de eso, empecé a hacer el amor con una desconocida, pero aun estoy confundido, porque no fue amor, no creo en el amor, claramente tampoco no era sexo, porque yo quería que ella sintiera algo que nunca había sentido en sus banales relaciones, quizás solo fue pena, o lastima, pero en realidad no se por quien tener mas lastima, si por ella que era prostituta y solo tenia sexo por dinero, o lastima por mí, que pudiendo conseguir tener algo mas que sexo, lo evitaba y prefería pagar para tenerlo, sin que nadie mas se involucrara, un hola y un adiós, un final casi instantáneo, casi tan instantáneo como lo que me tomo darme cuenta que mi vida era una mierda, quizás soy el único que prefiere sentir lo que debería dar una pareja en una prostituta, aun nose si el miedo me hizo ser así, pero prefiero tener caricias de prostituta, porque nunca me podrán herir.

Texto agregado el 31-05-2005, y leído por 139 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
31-05-2005 bueno, me parece un buen cuento, pero debo decir que debes mejorar la redaccion pa q no se pierda el hilo...pero excelente historia.. amarxlavitta
 
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