Aquella tarde cuando muy solo y triste me encontraba , caminando sin rumbo alguno ,mis oídos se tropezaron con una voz que parecía estar hablándole a un grupo de personas ,las cuales muy atentos se deleitaban con lo que decía aquella voz.
Las palabras que formaba esa voz eran tan hermosas que llegaban a mis oídos como traídas por muchos pajaritos; las historia que se iba armando cuando se juntaban aquellas palabras tenia inmersos tantos sentimientos que cuando me detuve a escuchar me sentí transportado a mi niñez y logré ser niño por un rato , todos esos momentos alegres de mi etapa de niño salieron a flor de piel, me sentía tan feliz como cuando mi madre por las noches me narraba sus bellas historias para hacerme dormir ,o como cuando con tanto sentimiento y nostalgia el abuelito sentándome en sus piernas me decía las aventuras de su niñez.

Eran tan extraordinarias las palabras y tan admirable la historia relatada por esa voz que decidí acercarme a maravillarme con el relato por un rato.

Cuando finalmente llegue al sitio, me fije en las caras de las personas que tan atentamente se deleitaban con la historia que expresaba esa voz, y ,rápidamente pude percibir, fijándome en aquellas miradas el reflejo de ese mismo niño que yo sentía palpitar dentro de mi. Aquella tarde fue extraordinaria , toda la tristeza y soledad que me envolvía se quedo a un lado, permitiéndome ser un niño otra vez.

Desde ese día , cada vez que la tristeza me agobia, o cuando simplemente siento ganas de ser un niño por un rato me dirijo a ese sitio mágico donde una vez escuche una voz que decía hermosas palabras, que juntas formaban bellas historias y que salían de la boca de un señor muy gracioso que vestía un traje de vaca azul.