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ISIDORA

Me encuentro aquí, rodeada de personas que ni siquiera sé quienes son.
Dicen ser familiares y amigos, es lo que logro entender por sus gestos, pero la verdad no los recuerdo, nunca los he visto, me parecen tan lejanos, tan diferentes a mí. ¡Me asustan! me conversan como sí yo les entendiera, pero hablan un idioma diferente, que ni siquiera reconozco haber oído antes.
Visten ropas extrañas, pero ¡yo también visto como ellos! ¿qué pasa?
El lugar, me es desconocido, los muebles tienen una forma diferente, más bien antigua.
¡No! Definitivamente, yo no pertenezco aquí, pero ellos creen que sí.
Algo están celebrando, la gente esta animada y efervescente. ¡Tal vez es una fiesta de disfraces! pero ¿por que no entiendo su idioma? ¡No recuerdo como llegue acá!
En la habitación, donde estoy, se hallan dos mesas largas muy bien dispuestas, con hermosos arreglos florales, bandejas con comida humeante, jarras con licor, diferentes tipos de dulces y deliciosos pasteles. Ellos se acercan y se sirven lo que quieren de ellas.
Al parecer hay más habitaciones alrededor, alcanzo a divisar varias puertas desde donde estoy sentada.
Del cielo cuelgan grandes lámparas, que iluminan perfectamente la habitación.
De las paredes, cuelgan cuadros con personajes de alguna época antigua, ¡se parecen a las personas que están a mi alrededor!.
Sigo sin entender que me esta pasando, me doy fuerza y me animo a caminar por la habitación.
Un hombre se me acerca, no logro deducir que me quiere decir, por fin comprendo por sus gestos que quiere bailar.
No sé como decirle que no, en un momento estoy en medio de la pista bailando al compás de la música. Finalmente cedo, y me dejo llevar por ella, ¡es raro!, pero me resulta muy fácil bailar. ¡No entiendo, como puedo llevar la armonía y bailar al compás de la música!. Es algo parecido al vals, sin ser igual.
Este hombre extraño para mi, aunque debo admitir que es muy atractivo, me habla y se ríe. Debe notar en mi expresión desconcierto. Yo, no comprendo nada, ahora se me acerca más aún, apoya su boca en mi oído, me susurra algo, pero lo único que logro comprender es, Isidora... Isidora..., ¡ese, es mi nombre!. Me detengo y quedo estupefacta.

Lo último que viene a mi memoria, antes de aparecer en este lugar, fue cuando llegue de la oficina, como todos los días, ni siquiera quise comer, me dolía demasiado la cabeza. Además, mi esposo aún no llegaba del trabajo, pensé en recostarme un momento hasta la hora de la cena.
Antes de eso, ¿Qué paso? Ah... me parece que tuve un accidente. ¡Ah sí! Un auto me toco al cruzar la calle, me distraje al oír el ruido de un avión, que paso demasiado bajo. Fue cuando el auto, me tiro a la vereda, me pegue en la cabeza, pero no fue nada grave. Además, del bochorno, no ocurrió nada conmigo.
Un joven muy amable, me ayudo a pararme, el auto se detuvo un momento, pero como vio que estaba bien, siguió.
Yo, seguí mi camino a casa, ¡claro! antes pase al supermercado.
Luego al llegar a casa, me metí en mi cuarto, a descansar.
Pero ¡este, no es mi cuarto! ¡ni siquiera mi casa!
¡ah! Ya sé, debo estar soñando, ¡no hay otra explicación!, pero me parece todo tan real, que sueño, más fantástico. Escucho la música, siento los aromas, incluso el calor de la gente.
¡Que sueño tan especial!
Sólo debo esperar que llegue Roberto, el me despertara y volveré a la realidad nuevamente.
Mi casa no tiene nada que ver con esto, mi vida tampoco.
Isidora... Isidora... Isidora..., nuevamente escucho mi nombre, como un susurro lejano y silencioso, pero cada vez es más fuerte y real.
¿Qué hace este hombre llamándome por mi nombre?, ¿Como lo sabe? yo nunca en mi vida, lo he visto antes de ahora.
Ya quiero despertar, ¡esto me esta aterrorizando!, ¿Donde esta Roberto?.
Por fin, logro zafarme de este hombre, que al parecer con mi actitud, el igual quedo pasmado.
Camino rápidamente, hacia unas de esas puertas para cruzarla, tal vez me ayude a entender que esta pasando.
Llego hasta ella, muevo la manilla, no gira, no quiere abrirse. Me dirijo hacia la otra puerta, pero obtengo el mismo resultado. Me agito, ¡esto me esta desesperando!. Corro hacía la otra puerta, ya no soporto más, ¡quiero que termine todo esto!, la muevo con toda mi fuerza, la empujo una y otras vez.
La música, se ha detenido, giro mi cuerpo, todos están observándome, como detenidos en el tiempo.
¡Ese hombre, nuevamente! se dirige hacia mi, ¡se acerca!, se abre espacio entre la multitud, más bien, la gente se hace a un lado, dejándole el camino libre.
Me confundo, yo sólo quiero abrir la puerta, sigo en mi intento sin importarme lo que esta pasando a mi alrededor. ¡Quiero gritar!
El hombre llega junto a mi, toma mis manos y las quita de la manilla, luego él la gira y la puerta se abre.
¡No puede ser! ¡No, no es posible! ¿Qué esta pasando? ¡Si es mi habitación, la que esta del otro lado!, ¡Es mi casa! ¡Yo, me encuentro ahí!, recostada en mi cama.
Él me incita a entrar en el cuarto, ¡siento pánico!, el hombre toma mi mano y me lleva hasta los pies de mi lecho.
Puedo observarme, duermo placidamente.
Se abre otra puerta de esa habitación, aparece Roberto, en el umbral de la puerta, camina hacia la cama, me besa, bueno besa, a la que se encuentra recostada. ¡Ahora... no estoy segura de ser yo!. Si, yo, estoy parada a los pies de la cama y no acostada.
Roberto me mueve, en realidad la mueve, pero no reacciona, la vuelve a agitar, pero ahora con más fuerza. Luego la sacude, pero no logra ningún movimiento en ella.
Se tiende junto a ella, llora, ¿Por qué llora? Sigue llorando, luego se aparta. Roberto, sale corriendo de la habitación.

Mientras yo, observo todo, no puedo creer lo que estoy viendo, ¿Qué esta sucediendo? No la dejes, ¡por favor, Roberto!, ¡vuelve!, ¡vuelve...! No...no, la dejes sola. ¡Si... soy yo!.

Mientras el hombre, me toma de la mano para sacarme de la habitación.
Lo miro con extrañeza, pero tampoco soy capaz de poner resistencia, me dejo llevar por él. Salimos del cuarto, se cierra nuevamente la puerta tras nosotros.
Estoy muy confundida, no puedo pensar, mi mente esta en blanco, ni siquiera puedo hablar.
¡Necesito una explicación! Pero quien me la podría dar, si no le entiendo nada a esta gente.
Y este hombre que quiere, no se separa de mi lado. Todos me miran con si no entendieran porque estoy así.
¡Pero estoy loca! esto debe ser un sueño, como puedo razonar, si sólo es un sueño, como puedo tener respuestas. ¡no hay otra explicación!.

Mejor dejo que siga desarrollándose este sueño, en algún momento despertare.
Comienza a sonar la música nuevamente, todos empiezan a bailar, a reír, a conversar como si nada hubiera pasado.
Estoy en la pista otra vez bailando al compás de la música, también me río.
Este hombre nuevamente, posa su boca en mi oreja.

-Isidora, te sientes bien. ¿Qué pasa contigo?, has estado extraña esta noche.

-Estoy bien Roberto, sólo por un lapso tuve una visión extraña. Ya no quiero bailar, vamos a sentarnos un momento, necesito descansar, no, ¡creo que mejor nos vamos!. Porque no avisas para que traigan Nuestro Carruaje.



Texto agregado el 28-05-2005, y leído por 169 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
02-07-2005 Un texto de limpia apariencia. El uso de la narracion es aceptable, quizas el querer saber, hacia donde va la historia al final, lo hizo ver falto, al momento de culminar el cuento. Gustos ajenos hija, cosa de locos. Saludos. Agustin. salvatiere
28-05-2005 Buen texto, agradable a mis sentidos, muy bien narrado. Un abrazo. _juanjara
 
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